El Gobierno finalmente giró al Congreso nacional el acuerdo ya cerrado con el FMI. Entre los puntos clave del documento para el sector financiero se encuentran los acuerdos para el dólar y la tasa de interés. Se trata de uno de los ejes fundamentales puesto que el Estado precisa acumular divisas para hacerle frente a los US$ 44.500 millones que el Fondo le entregó a Mauricio Macri.
En primer lugar, el acuerdo preliminar al que llegó el ministro de Economía, Martín Guzmán, establece que no habrá ningún salto cambiario. Sin embargo, se explicita que se practicará una devaluación progresiva que mantenga “competitivas” a las exportaciones argentinas.
Uno de los ejes fundamentales es el de mejorar las reservas internacionales del Banco Central, lo que pretenden lograr con una administración del tipo de cambio similar a la actual. “Calibraremos nuestra gestión del tipo de cambio para garantizar la competitividad a mediano plazo del tipo de cambio real efectivo, e incentivaremos la acumulación de reservas”, reza el documento.
Para este año en concreto, de todas formas, el documento aclara que seguirá la misma relación con el resto de las monedas que tuvo el año pasado. “Para ayudar a alcanzar las metas de acumulación de reservas en el marco del programa, la tasa de ajuste del tipo de cambio oficial mantendrá el tipo de cambio real efectivo en 2022, en general, invariable con respecto a los niveles de 2021 a fin de preservar la competitividad”, aclara.
Entienden Guzmán y el Fondo que el tipo de cambio es un componente clave en la estructura de costos de la economía argentina y que sus variaciones tienen implicancias directas sobre el proceso inflacionario. Por eso es que procurarán mantener el actual nivel del tipo de cambio real en los niveles de enero de 2022.
Esta política se basa en la consideración tanto del Gobierno como del staff del FMI de que el nivel del tipo de cambio real es competitivo. Se ubica en torno a los niveles de los últimos 10 años y lo evalúan “adecuado a las capacidades exportadoras y las necesidades de importación que demanda el crecimiento económico”. Esto es porque tanto el nivel de los términos de intercambio (en los cuales juegan un rol sobresaliente los precios de commodities exportados) como el superávit comercial y de la cuenta corriente del balance de pagos actual y esperado.
Es por eso que abogará Nación por una política de tipo de cambio de flotación administrada. Su trayectoria se determinará en función de los precios domésticos, evitando saltos disruptivos que anulen los esfuerzos anti inflacionarios.
La política de intervención en el mercado cambiario por parte del BCRA también se realizará en función del objetivo de acumulación de reservas. Se limitará a actuar en situaciones en las que sea necesario acotar la incertidumbre respecto a la evolución del tipo de cambio, protegiendo el balance del BCRA, delimitaron con el Fondo.
También se establecen metas para las reservas internacionales que deriven de la actividad económica a la cotización del dólar. Los criterios de ejecución proponen que para marzo los activos del Banco Central se incrementen en US$ 1.200 millones y que para junio acumulen un positivo desde diciembre de US$ 4.100 millones. Las metas indicativas establecen US$ 4.400 millones para septiembre y US$ 5.800 millones en los doce meses completos.
El documento recuerda que en 2021 la autoridad monetaria perdió US$ 1.500 millones. Tras la suma de los US$ 5.800 millones de 2022, el tentativo proyectado establece un refuerzo neto de US$ 4.000 millones en 2023 y US$ 5.200 millones en 2024.
Tasa de interés mayor a la inflación
Para las tasas, Argentina y el Fondo acordaron un marco con el objetivo de tener una estructura de interés real positivo, en línea con la interpretación de las causas subyacentes al proceso inflacionario. Es decir, garantizar una remuneración por encima de la suba de precios para los depósitos a plazo fijo en pesos de las familias y empresas.
Pretenden así fortalecer la demanda de activos en pesos argentinos y contribuir a la estabilidad cambiaria y financiera. El texto plantea que el Gobierno “procurará mantener una tasa de política monetaria efectiva positiva en términos reales, conservando coherencia con una trayectoria sostenible para los títulos del BCRA”.
“Al determinar la tasa de interés real se tendrán en cuenta indicadores coincidentes y prospectivos de la inflación que se actualizarán mensualmente, en comunicación con el personal técnico del FMI, teniendo en cuenta también otros factores, como la evolución de las reservas. Esto ayudará a garantizar que, en adelante, las tasas de interés de los depósitos bancarios a plazo sigan siendo positivas en términos reales, a fin de apoyar la demanda de depósitos en pesos y el desarrollo de un mercado interno de títulos públicos”, esboza. Todo esto busca estimular el ahorro en pesos, ya que rendirá por encima de la inflación.
La vía financiera se une también a políticas fiscales, todas tendientes a reducir rápidamente la financiación del presupuesto por parte del Banco Central. estas medidas forman parte de un paquete integral de políticas económicas que buscarán bajar la inflación de forma duradera. “La alta inflación persistente en Argentina es un problema multicausal y para resolverlo será necesario adoptar una estrategia multifacética”, concuerdan Guzmán y el personal técnico del organismo.
Política financiera de transición
El Gobierno adoptó políticas monetarias aparte de comprometerse a reducir aún más el déficit fiscal y el financiamiento monetario del presupuesto. Estas medidas tomadas para desacelerar la suba de precios y para anclar las expectativas en torno a la dinámica inflacionaria.
Concretamente, a comienzos de enero, el Banco Central elevó la tasa de política monetaria efectiva anual (aplicable a Letras de Liquidez a 28 días) en 285 puntos básicos y simplificó los instrumentos de esterilización para mejorar la transmisión y la emisión de señales de la política monetaria. También elevó los pisos de la tasa pasiva regulada y los techos de la tasa de crédito para amplificar la transmisión de las tasas de política monetaria a las tasas pasivas. Además, a mediados de febrero, el BCRA elevó la tasa de política monetaria efectiva anual otros 365 puntos básicos para respaldar la demanda de activos en pesos.
Esto se complementó con políticas voluntarias de precios e ingresos. A mediados de enero, Nación suscribió un nuevo acuerdo de Precios Cuidados con más de 150 participantes del sector privado. Se les puso así un techo a los aumentos del 2% mensual en 1.300 productos representativos de la canasta de consumo masivo. “Estos acuerdos de precios serán un complemento importante de los acuerdos salariales vigentes para apoyar el crecimiento de los salarios reales. Nuestras políticas de ingresos y precios se actualizarán en función de las circunstancias para hacer frente a la inercia y para orientar las expectativas sobre la dinámica futura de la inflación”, aclaró el acuerdo.
Las medidas ya tomadas y los compromisos adicionales
En comunicación con el personal del FMI, el Gobierno recientemente redujo ciertas regulaciones que limitan la negociación de valores en moneda extranjera. A medida que se normalicen las condiciones, Economía se comprometió a flexibilizar las regulaciones sobre pagos de importaciones para respaldar la recuperación económica.
Los planes comprenden mejorar la transparencia y reducir los costos de cumplimiento, para lo cual se simplificará el marco regulatorio cambiario y se consolidará el número de documentos reglamentarios.
Además, intensificarán la supervisión y la aplicación de medidas de control cambiario para mejorar la recopilación de datos y la vigilancia inicial de las operaciones. También mejorarán la coordinación entre el BCRA, la AFIP y Aduana para reforzar la detección de fraude.
Por otra parte, perfeccionarán el marco de sanciones, de acuerdo al documento. Esto incluye autorizar las multas administrativas para hacer más eficiente el marco de sanciones y más puntual el cumplimiento. La ley penal cambiaria será sometida al Congreso a finales de diciembre de 2022. Por otro lado, se comprometió Guzmán a considerar la expansión de las facultades del BCRA para regular y vigilar un conjunto más amplio de transacciones que inciden en la balanza de pagos de Argentina.
En otro orden, el Gobierno formulará una estrategia basada para relajar gradualmente las medidas de gestión de flujos de capital. Previeron trazar una hoja de ruta estratégica para relajar paulatinamente los controles cambiarios para apoyar también así el restablecimiento gradual del acceso al mercado internacional a partir de 2025.
Este camino se preparará en comunicación con el personal técnico del FMI y se basará en experiencias pertinentes de países, teniendo en cuenta factores específicos de Argentina, como el perfil de su deuda pública, la cobertura de las reservas y el alto grado de dolarización. La estrategia consistirá en converger hacia un sistema de regulaciones macroprudenciales que propicie los flujos de capital estables y sostenibles. El compromiso consiste en publicar la hoja de ruta estratégica para fines de diciembre de 2022.