Finalizado el acuerdo de confidencialidad, el Gobierno nacional reveló que los acreedores aún se encuentran lejos de cerrar una reestructuración. La oferta argentina vence este viernes, pero se espera que se renueve tras la devolución de los fondos de inversión. A pedido del presidente, Alberto Fernández, el ministro de Economía, Martín Guzmán, no propondrá más de U$S 0,50 por cada dólar de deuda y le sumará un cupón atado a las exportaciones.
El miércoles finalizó el acuerdo que prohibía dar a publicidad las negociaciones entre las partes. Desde el Palacio de Hacienda aclararon que en este último tramo, los inversores propusieron ajustes a la carta de títulos públicos habilitada por Economía. En un comunicado, la cartera precisó que no pueden comprometerse con esas sugerencias, ya que muchas "son ampliamente inconsistentes con el marco de sostenibilidad de deuda que necesita la República para restaurar la estabilidad macroeconómica y para avanzar con un programa con el FMI".
Además, divulgó que "las demandas de los inversores a menudo divergen y no se pueden conciliar fácilmente", lo que dificulta la tarea de arribar a un área común. "La República evaluará todas las opciones disponibles como parte de un proceso integral para restaurar la estabilidad macroeconómica", concluyó la gacetilla para inversores. Con este escenario se dificulta que para el viernes Argentina consiga la mayoría de aceptaciones para cerrar la reestructuración, por lo que se mantendrán las negociaciones.
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El jefe de Estado le instruyó a Guzmán no ir más allá de ofertar un canje que implique U$S 0,499 por cada U$S 1 de pasivo, sumado a un cupón de exportaciones. Respecto a la última propuesta, Economía mejoró los nuevos bonos en cuanto al valor presente neto pero también con pagos de cupones desde antes y una amortización distinta.
La novedad adicional será un instrumento atado a las las exportaciones, con un extra-cupón de hasta el 0,75% que pagará anualmente entre 2026 y 2046 que gatillará sólo cuando superen el valor FOB promedio de los últimos cinco años. Se le añadirá un mecanismo de seguridad, que será un valor piso de los U$S 65.200 millones vendidos al resto del mundo en 2019. Si la comercialización no excede este número, actualizado por un 3% anual, entonces tampoco se abonará en esa ocasión.
El activo generará un giro de entre 0% y 0,75%, proporcional a la diferencia entre las exportaciones de un año y la media de los previos. El máximo surgirá si las ventas superan el 120% del valor, de acuerdo a la última documentación que le acercó el Gobierno a los acreedores.
Este instrumento es lo que se conoce globalmente como un instrumento de recuperación de valor (VRI, por sus siglas en inglés), similar al cupón PBI que se ofreció en la reestructuración de 2005 y de 2010. Suele esgrimirse como el caballo de batalla para destrabar negociaciones, siempre que no genere un conflicto en la sostenibilidad de la deuda en el futuro.
"El cupón del PBI resultaba, desde el punto de vista macroeconómico, pro-cíclico, dado que aumentaba los pagos en dólares en los momentos de mayor escasez relativa de divisas", que es cuando la economía crece, precisó la consultora PxQ. Por las razones opuestas, un cupón de exportación resultaría es un instrumento contra cíclico, que aumentaría los pagos en divisas cuando la economía dispone de más dólares, es decir, cuando exporta.