En las horas claves para el cierre de la reestructuración, el Gobierno espera que tomen su decisión final los “fondos pasivos”, el cúmulo de inversores institucionales internacionales medianos y algunos grandes. El equipo económico apuesta a que una voluptuosa porción de los U$S 10.000 millones que representan sea arrastrado al acuerdo tras convencer a los tres grandes conglomerados de acreedores.
“Hemos alcanzado un acuerdo con un grupo mayoritario de acreedores externos de Argentina. No se terminó el proceso, pero nos pone en una situación ventajosa para cerrarlo”, anunció el ministro de Economía, Martín Guzmán, en la conferencia de prensa del lunes en el microcine del Palacio de Hacienda, donde participó El Destape. Desde ese momento equipo económico suma uno a uno los votos de los bonistas que aceptaron la propuesta final de canje para evaluar si consigue pasar el umbral necesario para reestructurar el 100%. De acuerdo a los prospectos y las series cuentan con diferentes las necesidades: los títulos soberanos de 2005 mantienen condiciones más rígidas que los post-2016.
El contrato de los bonos de la primera reestructuración del siglo obliga a cosechar el aval del 85% del total del capital más el 66% de cada serie. La única herencia positiva del macrismo sobre las obligaciones externas se puede reducir al nuevo indenture de la deuda emitida, que bajó los requisitos y estableció dos opciones: 75% del principal total; o 66% más la mitad de cada una de las series. La convivencia de estos dos instrumentos complejiza la suma de aceptaciones.
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Los acreedores que firmaron con Guzmán en la madrugada del martes, el Grupo de Bonistas del Canje, el Ad Hoc y el Comité de Acreedores, acusaron representar el 60% de la deuda canjeada (2005/2010) y el 51% de la suscripta desde 2016. Si estas afirmaciones se confirman, como probablemente suceda, Argentina quedará a pocos pasos de activar las cláusulas que fuerzan al resto de los tenedores a aceptar la oferta y cambiar sus papeles.
Esta oleada dejó conformes a Guzmán, el delegado ante el FMI, Sergio Chodos, el secretario de Finanzas, Diego Bastourre y el subsecretario de Financiamiento, Ramiro Tosi, que pasaron casi la totalidad de la noche del lunes en conversaciones y cierres de negociaciones y que, por la velocidad de los avances durmieron sólo dos horas, al menos los que lo hicieron. El equipo de Economía espera que esa decisión de la mayoría incentive a los “fondos pasivos” que, de acuerdo a las estimaciones del Palacio de Hacienda ostentan cerca de U$S 10.000 millones.
Se trata de fondos medianos, algunos grandes, retail y banca privada con bonos ley Nueva York que tomaron una actitud de espectadores mientras dejaron que los BlackRock y otros fondos buitre erosionen las propuestas argentinas para mejorar las condiciones de los acreedores. En las próximas horas se conocerán los pasos que tomarán este grupo que, si bien se corrió del centro de la escena, se trata de un porcentaje para nada menor dentro de los U$S 65.000 millones en manos de privados que el Gobierno intenta reestructurar.