La comitiva argentina eligió como primer destino por el Viejo Continente al país que más padeció al manual ortodoxo del Fondo Monetario Internacional y pudo revertirlo en menos de una década. Portugal había recibido en 2011 el mayor crédito por facilidades extendidas del organismo, tras lo que entró en una profunda crisis. La expansión del gasto y el fomento al consumo le permitieron revertirlo. El gobierno luso apoyó la negociación de Argentina con el FMI y el reclamo de bajar las tasas.
“Portugal padeció entre 2011 y 2018 el problema de los altos sobrecargos de interés que cobra el FMI en sus préstamos que superan el 185% de la cuota de un país. Mismo problema que sufre Argentina hoy por el préstamo récord que tomó el Gobierno de Juntos por el Cambio en 2018”, tuiteó el ministro de Economía, Martín Guzmán. Esto resume en pocas palabras el paralelismo de las peripecias de ambas naciones con la entidad multilateral de crédito.
Luego del encuentro con el presidente, Alberto Fernández, el primer ministro portugués, António Costa, planteó que “es el momento de al menos una suspensión del sobrecargo para ayudar a los países que están enfrentando simultáneamente la necesidad de reducir sus deudas y combatir al COVID”. Esto entusiasmó al equipo económico que lidera Guzmán. De hecho, desde el año pasado que el ministro exige corregir el “carácter regresivo y procíclico” de los sobrecargos a las tasas, lo que ya fue tomado como propio por el G24 en abril.
Por el préstamo de U$S 44.000 millones firmado durante la administración de Mauricio Macri y renegociado en 2019, Argentina paga una tasa del 3%. Los créditos habituales del organismo tienen una tasa entre el 1 y el 2%.
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Alberto Fernández declaró tras la reunión: "Ojalá logremos ese acuerdo rápido; necesitamos garantizar que el acuerdo no postergue a la Argentina". “Los argentinos ya han sido postergados por el enorme crédito dado por el FMI, y que yo le advertí al Fondo que iba a se impagable", dijo el Presidente respecto al crédito pedido y obtenido por el anterior Gobierno de Mauricio Macri. El jefe de Estado reveló que dialogó con Costa sobre "el trabajo que hacemos ante los organismos de crédito, que es algo que le ha tocado vivir a Portugal".
El crack hipotecario de 2008 golpeó de lleno en todo Europa, incluido Portugal. Tras registrar un déficit fiscal del 10% y no contar con fondos suficientes para hacer frente a sus obligaciones, firmó un acuerdo con el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, la “troika”.
En 2011, el gobierno luso acordó el mayor crédito de facilidades extendidas con el Fondo, por U$S 38.000 millones. Grecia, otra nación llevada al colapso por el neoliberalismo, había cerrado por U$S 36.400 millones.
El manual de recorte fiscal, despidos y eliminación de derechos a la clase trabajadora implementado desde entonces hundió aún más a Portugal. Elevaron la desocupación hasta el 16% en 2012 y para 2014 la pobreza llegó hasta el 27,5%.
Tras desplazar al conservadurismo en las elecciones de 2015, el actual primer ministro dio un giro de 180 grados. Aumentó el gasto social, dejó de recortar el poder adquisitivo de los trabajadores y volvió a reducir la jornada laboral para los empleados estatales a las 35 horas semanales.
Esto le permitió reducir el déficit fiscal y conseguir un crecimiento económico con desarrollo. Como consecuencia, pudo adelantar los pagos al FMI al punto de cancelar la totalidad de su deuda para noviembre de 2018.
Portugal fue la primera escala de la gira europea que lleva adelante el presidente Alberto Fernández junto a Martín Guzmán. La segunda escala es España, donde también buscará apoyos para las negociaciones de deuda con el Fondo y el Club de París.