Crisis global: suba de tasas, incertidumbre financiera y freno en la actividad

Mientras los principales bancos centrales sostienen una política monetaria restrictiva, tambalea la estabilidad financiera por el quiebre bancario. Pese a los intentos de llevar tranquilidad, no son pocos los interrogantes sobre quiénes y cómo sobrevivirán.

27 de marzo, 2023 | 00.05

La realidad local convive con un contexto global convulsionado. Al proceso inflacionario que siguió a la pandemia, se sumó en estos días la inestabilidad financiera por la crisis bancaria con base en Estados Unidos pero que ya repercute en otros puntos del mundo. En un escenario movilizado, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió igualmente continuar con la política restrictiva de suba de tasas de interés para que “la inflación regrese al 2% con el tiempo”. Días antes el Banco Central Europeo (BCE) ya había aumentado sus tasas, llegando a máximos desde noviembre de 2008.

La crisis financiera quedó de manifiesto cuando, a principios de este mes, bancos norteamericanos dieron cuenta de fuertes pérdidas, con venta de sus activos y pedidos de financiamiento, seguido de retiros masivos de los clientes ante la posibilidad de no recuperar los depósitos. La caída del Silicon Valley Bank y del Signature Bank en Estados Unidos se expandió luego fuera de las fronteras. Un aspecto común es que sus principales clientes son empresas vinculadas a la tecnología.

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En ese escenario, la nueva suba de tasas de la Fed es un escalón más en los incrementos que comenzaron a mitad del año pasado en el marco de una política monetaria restrictiva para hacer frente a la inflación que en 2022 llegó a un máximo histórico para ese país, con más del 8% interanual. 

A nivel regional, el impacto global de estas medidas se vincula “al incremento de la volatilidad financiera y los menores flujos de capital hacia economías emergentes, incluyendo las economías de la región” según analiza la CEPAL. Por su parte, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió este domingo que “los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado".

Política restrictiva y crisis financiera

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) confirmó la continuidad de su política monetaria de suba de la tasa de interés, en este último caso en 25 puntos, quedando entre 4,75% y 5%. Según el banco central norteamericano el objetivo es un “endurecimiento adicional a fin de lograr una la política monetaria que sea lo suficientemente restrictiva para que la inflación regrese al 2 por ciento con el tiempo”

Al respecto, el aumento de los tipos de interés hasta su nivel más alto en 15 años, persigue el objetivo oficial de controlar la inflación que viene escalando en Estados Unidos alcanzando en junio del 2022 el 9,1% interanual, más que triplicando el promedio habitual en el país. La respuesta desde entonces fue la suba de la tasa de interés desde una mirada de política económica que busca enfriar la economía para incidir sobre los precios. Los resultados alcanzados al momento no son los esperados ya que si bien la inflación registra una tendencia a la baja, todavía se encuentra en niveles en torno al 6% interanual, según los últimos datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.

En ese marco la Fed confirmó un nuevo encarecimiento del crédito al subir las tasas, reconociendo en su comunicado que “es probable que los desarrollos recientes resulten en condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas y que pesen sobre la actividad económica, la contratación y la inflación”. Y anticipó que para lograr el descenso inflacionario propuesto “puede ser apropiado un endurecimiento adicional a fin de lograr una política monetaria que sea lo suficientemente restrictiva”.

Ello ocurre ante un panorama complejo ante la quiebra de entidades bancarias afectadas, en buena medida, por misma política de suba de tasas. La crisis financiera que se inició en Estados Unidos con los bancos Silvergate, Silicon Valley Bank y Signature Bank, se trasladó a Europa, puntualmente al gigante suizo Credit Suisse que fue absorbido por su principal competidor, y amenaza al banco alemán Deutsche Bank, cuyas acciones se desplomaron un 14,9% el viernes. “El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente” señala el comunicado de la Fed donde confirma la suba de tasas en el marco de la inestabilidad financiera internacional aunque reconoce también que “es probable que generen condiciones crediticias más estrictas” y que “el alcance de estos efectos es incierto”. 

Un punto en común de dichos bancos en crisis es que sus principales clientes están vinculados a las nuevas empresas de tecnología, que tras el impulso vertiginoso de sus inicios no quedan ajenas al impacto del freno en la actividad económica resultante de la suba de tasas que encareció el acceso a los préstamos. Al mismo tiempo esa misma alza incidió en un menor valor de los bonos del Tesoro, parte central del capital de estos bancos, que ahora deben venderlos a valor de mercado, muy inferior al esperado. Por el momento, el banco central más importante del globo se mantendría firme en su maniobra para bajar los precios, y abre el interrogante sobre la continuidad de los impactos no solo en los países desarrollados sino también en los emergentes. 

Cómo afecta a la región

La suba de las tasas de interés fortalecen el valor del dólar por sobre otros monedas internacionales, en tanto que tener dólares a una tasa de interés más alta termina siendo más atractivo. Es decir que la suba de tasas termina siendo beneficiosa para la mayor valorización del dólar frente a la mayoría de las monedas locales, y aparecen entonces procesos de devaluación.

En relación, en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que “las respuestas de política monetaria adoptadas a nivel mundial en 2022, en un contexto de aumento en la inflación global, han provocado incrementos en la volatilidad financiera y en los niveles de aversión al riesgo y, por tanto, han inducido menores flujos de capital hacia economías emergentes, incluyendo las economías de la región”. 

El documento es contundente al sostener que “en un contexto de elevada inflación y riesgo de desanclaje de las expectativas, la respuesta de política monetaria a nivel mundial ha sido la más sincronizada en varias décadas, se ha producido el mayor número simultáneo de alzas de las tasas de interés observado desde por lo menos 1970”. En ese sentido, para los principales bancos centrales, la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra “se prevé que las tasas continuarán en aumento hasta por lo menos mediados de 2023”. Estas políticas monetarias restrictivas provocaron que la liquidez global se redujera y que “entre 2021 y 2022 la tasa de crecimiento de la oferta monetaria disminuyera del 15,8% al 2,07% en los Estados Unidos, del 6,95% al 5,33% en el Japón, del 11,2% al 10,5% en el Reino Unido y del 11,21% al 5,83% en la zona del euro”. 

En este contexto global, “la actividad económica de la región se ha desacelerado reflejando, por una parte, el agotamiento del efecto rebote en la recuperación de 2021 y, por otra, los efectos de las políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones del gasto fiscal, menores niveles de consumo e inversión y el deterioro del contexto externo”. Es por ello que “el riesgo de aumento de las tasas de interés, de depreciaciones de las monedas y el mayor riesgo soberano dificultarían el financiamiento de las operaciones de los gobiernos en 2023”, continuó el informe.

De igual manera, el Banco Mundial alertó a fines el 2022 sobre la continuidad de la suba en las tasas de interés ya que podría generar que “el mundo esté avanzando poco a poco hacia una recesión mundial en 2023 y una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo”. Finalmente la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo ahora que si bien las medidas adoptadas por la crisis bancaria “han atenuado en cierto modo las tensiones en los mercados” hay que considerar que “la incertidumbre sigue siendo elevada, lo que subraya la necesidad de permanecer vigilantes".
 

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