Este año la caída de la actividad podría ser aún más grave que el panorama a la baja reconocido por el propio FMI, llegando a una contracción promedio del 3,5% en 2024, casi un punto por arriba de lo pronosticado por el organismo internacional. Según proyecciones privadas, se espera que la recesión se profundice con una contracción “considerablemente mayor” en enero comparada con el retroceso ya evidente de diciembre. Hay que recordar que, los últimos datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que difunde el Indec, mostraron que en el último mes del año pasado se registró una caída de la actividad del 4,5% interanual y del 3,1% mensual, la más pronunciada desde la pandemia.
Al analizar el desempeño de los diferentes componentes de la demanda agregada, la consultora Ecolatina destacó que, por un lado, “veremos a exportaciones recuperándose, impulsadas por el rebote de la cosecha agrícola” mientras que el golpe más duro se sentirá en los sectores vinculados al consumo interno (consumo privado, consumo público e inversión productiva) que “se verán notablemente deteriorados”. Sobre ello, los últimos datos de la consultora Scentia que refleja lo sucedido en diferentes canales de ventas a lo largo del país, mostraron que en enero de 2024 el consumo tuvo una baja del 3,8% en relación con un año atrás, y fueron las grandes superficies las que más sintieron el impacto de la licuación salarial con una contracción en las ventas arriba del 8%, incentivada también por la finalización de los programas de acuerdos de precios que regían en dichas superficies. A su vez, los autoservicios y comercios minoristas si bien tuvieron una leve suba a nivel país (+0,5%) cayeron en la medición de las localidades del "interior" (-3,3%). Para febrero las estimaciones señalan una caída que podría superar el 8% en el promedio general.
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Por su lado, según se difundió oficialmente esta semana, las ventas en los supermercados mostraron en diciembre una contracción interanual del 6,6%, y de igual manera los mayoristas tuvieron una baja del 7,1%. En complemento, las ventas minoristas pymes sufrieron un derrumbe del 13,7% en diciembre y finalizaron el año con una retracción del 3,4%. Sobre esto desde la CAME evaluaron que “los consumidores se encontraron en el cierre del 2023 con un cambio de precios abrupto en los bienes y servicios, que limitaron su capacidad de compra. Tampoco el mercado fue generoso en opciones de financiamiento y ofertas, lo que obligó a administrar cuidadosamente los recursos disponibles”. Asimismo, en el primer mes del 2024, se registró una significativa caída del 28,5% en las ventas al punto tal que enero fue calificado por los comerciantes como “un mes perdido”. Los datos demuestran que “para el consumidor promedio, todo resultó costoso, lo que llevó a una selección más cuidadosa de compras, priorizando las necesidades más urgentes para resguardar ingresos”, agregaron.
Proyecciones en caída
Los datos de actividad económica evdiencian que la recesión se profundizó a inicios del 2024, y se espera que en los primeros meses del año predominen caídas más pronunciadas en los sectores de la actividad y el consumo. “Los indicadores adelantados de actividad económica muestran una marcada recesión en el primer mes del año, y la incógnita es qué tan rápido la economía podrá recuperarse”, anticipó un informe privado que detalló que, por el comportamiento regresivo de diferentes factores de la economía, se estima que “el nivel de actividad mostraría una contracción en el promedio del año en torno al 3,5% interanual”. A su vez, se aclaró que “si el nivel de actividad se mantuviese constante durante todo el año, el PIB mostraría aun así una contracción de 0,9% en el promedio de 2024”.
En este sentido, la consultora Ecolatina puntualizó en diferentes estadísticas sectoriales que mostraron una contracción en el primer mes del año, agravando, en su mayoría, la caída ya reflejada en diciembre. Las ramas más afectadas fueron las vinculadas a sectores productores de bienes, sobre todo a la industria y construcción: la producción de automóviles cayó 16,7% en enero y la producción de acero 7,8% (cerró diciembre con una baja superior al 24%), a lo que se suman las menores ventas en insumos para la construcción (-29%) y despachos de cemento (-20%). A esto se agregan los indicadores de ventas comerciales que, a diferencia de lo ocurrido en diciembre, tuvieron descensos generalizados e incluso caídas de dos dígitos: el crédito al consumo se redujo 25,8%, las ventas minoristas pymes 28,5%, los patentamientos de vehículos 0km y de motos también cayeron (-33% y 20%, en cada caso) y la venta de autos usados descendió 12,7%.
Sobre el desempeño que se espera para los diferentes sectores, se indicó que “las medidas orientadas a desregular la economía, sumado al incremento (al menos temporal) de la competitividad cambiaria harán que los sectores mayormente vinculados al mercado externo tengan un desempeño más favorable y amortigüen (parcialmente) la caída en la demanda interna. Ejemplos de estos sectores son el agropecuario, Oil & Gas, minería, automotriz, entre otros”. A contramano las ramas asociadas al consumo y la demanda interna tendrían cifras negativas: “industria en general, construcción, comercio, entre otras, en un contexto de fuerte deterioro del ingreso disponible de los hogares”.
A finales de enero el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su tradicional informe de Perspectivas Económicas, en el que proyectó que la economía argentina caería 2,8% este año, y entre las causas centrales mencionó “el significativo ajuste de política” del gobierno para “restaurar la estabilidad macroeconómica”. La agudización de la crisis en los dos primeros meses de gestión hace prever ahora una caída mayor de la actividad nacional.
Cómo terminó el 2023
El cierre del año pasado estuvo marcado por con fuerte deterioro en la actividad. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró en diciembre una contracción de 4,5% interanual y acumuló en 2023 una caída de 1,6%. “La fuerte caída de la actividad económica fue consecuencia del impacto del salto en el tipo de cambio oficial (+118%) sobre los precios que tuvo lugar días después de la asunción del nuevo gobierno, induciendo una marcada aceleración de la inflación que terminó por consolidar una caída en la actividad más profunda que la observada en los meses anteriores”, explicaron desde el centro de estudios y agregaron que “la dinámica recesiva estuvo explicada principalmente por la incidencia que tuvo sobre la demanda interna el severo deterioro de los ingresos reales: la inflación ascendió al 25% mensual en diciembre, en contraste a salarios registrados que subieron en torno a 9%”.
En cuanto al desempeño sectorial, tanto los Bienes (-5,4%) como los Servicios (-2,1%) exhibieron caídas en términos interanuales, “un desempeño disímil al registrado durante el resto del año, cuando los Servicios lograron mostrar crecimientos frente a un año atrás en todos los meses”. Dentro de los sectores productores de Bienes, la contracción fue liderada por la Industria (11,9% interanual), Electricidad, gas y agua (-11,9%) y la Construcción (-5,2%), afectados por el deterioro en la demanda interna. Por otro lado, el informe privado destacó que “los Servicios cayeron por la profundización de la contracción del sector de Comercio (-8,5%) en un contexto de aceleración del deterioro del consumo privado”.
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En la misma línea, se indicó que en 2023 “la contracción se explicó principalmente por la incidencia de la sequía sobre distintos sectores (el sector agropecuario cayó 20,4% en el promedio del 2023), y, descontando el desempeño de este sector, el PIB se habría mostrado estable respecto al año anterior (+0,4% interanual)”. En este sentido, también existió un desempeño heterogéneo al contrastar entre Bienes y Servicios: los primeros retrocedieron 4,6% en el promedio del año, mientras que los segundos se expandieron 0,8% interanual. En términos per cápita -descontando el crecimiento poblacional-, la consultora estimó que el PIB habría caído en torno al 2,5% en el promedio de 2023, por lo que sin contar 2020 y 2021 -afectados por la pandemia-, el PIB per cápita de 2023 se ubicaría como el más bajo desde 2009.
Qué se espera para la región
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer recientemente su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023. De acuerdo al documento, la economía de la Argentina se contrajo en 2023 por el impacto combinado de la caída de la inversión y las exportaciones. “En el primer caso, la caída estuvo asociada a una creciente incertidumbre macroeconómica y política, en el segundo, a una de las sequías más importantes de las últimas décadas, que afectó al complejo agroexportador y exacerbó una serie de desequilibrios macroeconómicos de largo alcance”. En esa línea, el organismo regional coincidió en que el PIB cerrará el año con una caída del 2,5%, tras el crecimiento del 5,0% registrado en 2022.
En cuanto al 2024, se espera una contracción en torno al 1,0% para la economía nacional, siguiendo el arrastre estadístico negativo que dejó 2023, y sin considerar aún en detalle -aclaran en el documento- el impacto de las medidas de política económica de la gestión actual. Asimismo, las estimaciones para la región proyectan un año de bajo crecimiento ya que todas las subregiones crecerán menos que en 2023: América del Sur crecería 1,4%; Centroamérica y México 2,7% y el Caribe 2,6% (sin incluir Guyana). En promedio, América Latina y el Caribe creció 2,2% en 2023 y lo haría en 1,9% en 2024.