La economía se derrumbó cerca de un 10% luego del arrase que significó la pandemia y encadenó así tres años consecutivos con balances negativos, algo que no pasaba desde el fin de la convertibilidad. Ahora, se espera que el 2021 sea el periodo que interrumpa el ciclo recesivo que comenzó en 2018.
De acuerdo al último informe del Indec, en 2020, el PBI mostró una baja de 9,9%. En el cuarto trimestre, el producto interno bruto creció 4,5% en términos desestacionalizados respecto del tercer trimestre y se contrajo 4,3% en la comparación a igual período de 2019.
Según el documento oficial, la abrupta caída anual respondió a la disminución de todos los componentes de la demanda: el consumo privado se contrajo 13,1% interanual (i.a.), la formación bruta de capital fijo cayó 13,0% i.a. y las exportaciones, 17,7% i.a. En cuanto a las importaciones, disminuyeron 18,1% respecto de 2019.
Por el lado de la oferta, sólo los sectores de Electricidad, gas y agua (+0,9% i.a.) e Intermediación financiera (+2,1% i.a.) crecieron respecto de 2019.
Los 14 sectores restantes de la actividad mostraron caídas en el acumulado 2020, con fuertes caídas en Hoteles y restaurantes (-49,2% i.a.) y Otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales (-38,9% i.a.) por su magnitud, y Transporte, almacena- miento y comunicaciones (-17,0% i.a.) e Industria manufacturera (-7,7% i.a.) por su incidencia en el total.
Medido a precios corrientes, el consumo privado fue el componente más importante de la demanda (representó 63,6% del PBI), seguido por las exportaciones (16,6% del PBI) y el consumo público (16,2% el PBI). Por su parte, la formación bruta de capital alcanzó el 13,8% del PBI.
Una crisis imparable
Luego de cerrar el empréstito más grande de la historia con el organismo, las proyecciones iniciales del FMI para la economía argentina eran optimistas en 2018: preveían una rápida recuperación económica y una reducción significativa de la inflación. Sin embargo, la inflación de 2018 fue de 47,6% y significó la más alta desde 1991, pero 2019 se volvió a romper el récord, ya que el Índice de Precios al Consumidor se incrementó 53,8%.
Por su parte, el PBI cerró 2018 con una caída de 2,5% y terminó 2019 nuevamente con una baja de 2,2%, lo que representó una merma de casi cinco puntos en dos años. En paralelo, se intensificó la fuga de capitales, lo cual se vio reflejado en una tendencia a la baja de las reservas del Banco Central.
De esta forma, el PBI se hundió por tercer año consecutivo. Para encontrar un registro tan malo hay que rememorar el fin de la convertibilidad: producto del estallido de la matriz productiva del país, la economía cayó en 1999, en el 2000, en el 2001 y en el 2002 (peor derrumbe de la historia, con el 10,9%).
Macri, peor que la pandemia
En un dato revelador y demostrativo de lo que significó Cambiemos para el país, la actividad económica cayó más en los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri que durante el peor momento de la pandemia, durante el crudo invierno de 2020. En concreto, la actividad industrial tuvo una caída mayor en su desempeño en los dos últimos años de gestión del macrismo que el percibido durante el período marzo - junio de 2020.
“La actividad industrial en Argentina sufrió una caída mayor en los últimos dos años del macrismo, del 14% acumulado entre diciembre de 2017 y el mismo mes de 2019; que durante los meses de marzo a junio de este año, durante la pandemia de coronavirus, que acumuló una baja de 13,2%”, apuntó un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav).
2021, el año de la recuperación
De acuerdo al Relevamiento de Expectativas del Mercado realizado por el Banco Central, los especialistas proyectan que 2021 cerrará con un crecimiento del PBI de 6,2%. En el Gobierno confían que el proceso de vacunación permita normalizar las actividades de forma definitiva para forjar un sendero de crecimiento del consumo.
El rebote en forma de V tendrá como pilares a la industria y la construcción, con fuerte impulso en obras de infraestructura que sostendrán el empleo. Por su parte, el esparcimiento, turismo y gastronomía seguirán dependiendo de la evolución de la pandemia y la posibilidad de abrir actividades. Igualmente, la recuperación ya empezó a tomar fuerza.
En lo que va de marzo, la industria creció 1,6% interanual medido según el consumo de energía. Los principales motores de este incremento son la
actividad automotriz, la aceitera, metales básicos, minerales no metálicos y textiles.
Los datos surgieron del informe del Centro de Estudios para la Producción que elabora el Ministro de Desarrollo Productivo, en el cual se analizó la evolución de los principales indicadores de la actividad productiva de marzo. En este sentido, el documento detalló un retorno al crecimiento interanual, tras la baja de 0,7% de febrero, originada porque las paradas de planta por vacaciones se dieron más en ese mes que en enero.
De acuerdo al informe, “en los 14 días comprendidos entre el 4 y el 17 de marzo la industria se expandió al 1,6% interanual”, una cifra similar a la del primer bimestre del año (1,9%). A su vez, destacó el regreso al crecimiento de la industria automotriz (cuyo consumo de energía ha estado creciendo en torno al 9% interanual en marzo, tras la baja de febrero), el buen desempeño de la industria aceitera -con un consumo de energía que se expandió al 38% interanual-, y la continuidad de la recuperación en ramas como metales básicos (+11%), minerales no metálicos (+12%) y textiles (+3%). En todos
estos casos, la comparación se da aún contra la prepandemia.