La pobreza llegó al 49,9% de la población, alrededor de 23 millones de argentinos, lo que representa una baja respecto del comienzo del año, aunque aún se encuentra por encima en la comparación interanual, de acuerdo con la medición del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA). El documento resaltó el impacto amortiguador de la Asignación Universal por Hijo (AUH) para evitar cifras aún peores.
La indigencia pasó de 11,9% en 2023 a 12,9% en el tercer trimestre de este año. En este contexto, se relevó que el 29,4% de los hogares debió recortar el gasto en medicamentos; 29,9% no pagó tasas o impuestos; y 27,1% no pudo pagar algún servicio.
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En la Argentina urbana actual, el 36,3% de los hogares reciben asistencia económica directa o indirecta por parte del Estado Nacional, provincial o municipal. Si se calcula la situación sin AUH, otros programas ni pensiones no contributivas, se estima que la indigencia ascendería a 23,2% y la pobreza a 55,4% de la población.
Qué es la AUH y cuál es su historia
La AUH es una suma mensual que se paga por cada hijo menor de 18 años cuando sus progenitores están desocupados, tienen empleos informales o son trabajadores del servicio doméstico. No hay límite para cobrarlo si el hijo tiene discapacidad.
Los antecedentes de la AUH se remontan hacia mediados la década de los noventa, cuando ya se discutía sobre el desarrollo de las políticas sociales de transferencias de ingresos. Desde ese momento, se planteaban diferentes iniciativas que señalaban la importancia de establecer la universalización de las asignaciones familiares o la implementación de un ingreso ciudadano para la niñez. Una de las propuestas fue la de un ingreso ciudadano donde los sujetos de la política serían todos los niños, niñas y adolescentes, y el adulto a quien se le asigna la prestación sería el medio para llegar al verdadero destinatario, el que efectivamente es titular de un derecho a un ingreso incondicional y universal. Otra de las propuestas de universalización de las asignaciones, suponía que los niños simplemente aparecerían como una “justificación” para transferir ingresos a los hogares.
Luego del conflicto con el Agro en el 2008, el gobierno de Cristina Kirchner fue en búsqueda de consensos para salir de la crisis financiera internacional que impactaba en el país. En ese contexto, el Poder Ejecutivo creó mediante decreto la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (Decreto 1602/09), un subsistema no contributivo dentro del régimen de AAFF, y bajo jurisdicción de la Anses, destinado a los trabajadores informales y desocupados que no percibieran el seguro por tal condición.
Pobreza infantil
Al analizar la pobreza e indigencia en la infancia, dos de cada 10 niños viven en pobreza extrema. El 65,5% de los niños en Argentina viven en situación de pobreza y 19,2% en situación de indigencia. Salvia observó que "hay una desinversión generacional" dado que en 2011-2012 40% de los niños eran pobres y hoy ese número asciende a 65,5%.
En esta línea, se observó un incremento de la pobreza infantil en los estratos medios, pero sobre todo una mayor concentración de pobreza extrema en los estratos más bajos de la estructura social. Los niños de hogares con menor capital social son los más sufrientes y afectados por la crisis.
El director del observatorio, Agustín Salvia, apuntó que "buena parte del problema está en la estructura ocupacional. Argentina no genera buenos empleos". Se verificó un aumento del subempleo inestable (changas), que alcanza al 23,6% de la población económicamente activa; mientras que sólo 40% de la fuerza de trabajo tiene empleo pleno de derechos (con salario que cubre el costo de vida, estabilidad y aportes de seguridad social).
El deterioro de las oportunidades de empleo y de las remuneraciones se correlaciona con el aumento del porcentaje de ocupados que residen en hogares pobres, con marcadas diferencias entre estratos socioeconómicos. En consecuencia, el 35,3% de los trabajadores es pobre.
Salvia sostuvo que "la tendencia de la pobreza es a la baja; es de esperar que la pobreza siga bajando y el Gobierno termine el año por debajo del último trimestre del año pasado". Y concluyó: "Esperábamos indicadores más graves. La sociedad argentina tenía reservas que no medíamos, que hizo que el proceso de crisis se viera amortiguada".