En agosto, el salario de los trabajadores registrados le ganó a la inflación que mide el Indec y el Gobierno utilizó sus redes sociales para imponer un discurso de "recuperación". En el sector privado, las remuneraciones crecieron un 5% y en el público un 4,7%, contra un 4,2% del IPC. Sin embargo, los indicadores todavía están un 1,8% y un 16,1% debajo de noviembre de 2023, respectivamente, con una recuperación que pierde fuerza. Vale recordar que el índice de salarios detecta datos de hace cinco meses del sector privado no registrado, lo cual desvirtúa el análisis real de la evolución promedio de bolsillo.
El ritmo de la recuperación salarial empieza a ceder y no está claro que vaya a sostenerse en el tiempo. De hecho, el aumento mensual de agosto fue el más bajo desde que el salario empezó a subir en abril. Es probable que a partir de ahora los salarios no vayan a crecer mirando la inflación pasada y en el corto plazo se proyectan ajustes mensuales en torno al 3% o 4%. El riesgo es consolidar niveles salariales que están entre un 20% (privados) y un 35% (públicos) por debajo de 2017 en términos reales.
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Desde abril, el incremento del mercado general continúa por encima de la inflación acumulada, según se desprende del relevamiento de Tendencias de Incrementos Salariales en Argentina (TISA) realizado por la consultora Mercer. Ante las expectativas de una baja en la inflación, las empresas nacionales ajustaron sus presupuestos salariales a la baja con mayor rapidez, lo que resultó en un presupuesto 7% menor en comparación con el de las compañías subsidiarias.
Otro de los hallazgos del relevamiento es la reducción de la dispersión de incrementos salariales entre industrias. Se registró una brecha de 38 puntos porcentuales entre los máximos y mínimos, en comparación con los 49 puntos observados en la edición anterior.
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La tendencia más prevalente entre las compañías es otorgar seis o más incrementos salariales anuales. Sin embargo, un 12% de las empresas encuestadas decide trasladar el 100% de la inflación, sin considerar el mercado para definir sus ajustes.
A medida que las empresas planifican para 2025, solo un 23% tiene un presupuesto definido. Aquellas que ya lo han hecho prevén un incremento salarial del 53% en mediana para el mercado general. Ante la pregunta si su empresa está llevando a cabo acciones adicionales para acompañar el impacto económico en los salarios de los colaboradores, el 58% respondió que no, el 20% respondió que sí y el 22% que lo están evaluando.
Pérdida de la tradición
Tradicionalmente, Argentina se destacó por tener un ingreso per cápita familiar relativamente alto en comparación con otros países de América Latina. Incluso llegó a ser el país con mayor nivel de ingreso per cápita familiar durante ciertos períodos.
De acuerdo a un documento emitido por la fundación Fundar, en la Ciudad de Buenos Aires, el ingreso per cápita familiar es 63% mayor al promedio nacional, mientras que en la Patagonia es 30% superior. Por su parte, en la región Pampeana es prácticamente idéntico al promedio nacional. En las restantes regiones, el ingreso per cápita familiar es menor al promedio nacional. La diferencia es de seis puntos porcentuales en los partidos del Gran Buenos Aires, 15 puntos. en Cuyo y casi 30 puntos en el NEA y el NOA.
Las diferencias señaladas son algo menores cuando en lugar de comparar directamente los ingresos promedio en cada región se compara el poder adquisitivo que tienen esos ingresos. Esto se explica porque los precios de los bienes y servicios difieren entre regiones. Por lo general, las regiones más desarrolladas tienden a tener precios más altos que las más pobres, de modo se requiere un mayor ingreso familiar para cubrir los costos de vida.
Entre 2003 y 2013, el ingreso laboral representó entre 83% y 85% del ingreso de los hogares. A partir de entonces, su participación se fue reduciendo, hasta situarse en 76% a finales de 2019. Con la pandemia, y las severas restricciones a las actividades productivas durante las fases de aislamiento, la participación del ingreso laboral llegó a un mínimo de 73% en 2020. Con la recuperación de la actividad económica durante 2021 y 2022 volvió a crecer hasta valores cercanos al 80%, cifra no obstante menor a la de dos décadas atrás.
Actualmente, la participación del ingreso laboral representa menos del 70% del ingreso de los hogares del 20% más pobre de la población. En el otro extremo, más del 80% de los ingresos de los hogares del 30% de mayores ingresos proviene del mercado laboral. Como contraparte, la participación del ingreso proveniente de transferencias estatales es decreciente en el nivel de ingresos. Constituye el 24% del ingreso total para los hogares del 10% más pobre, pero aporta menos del 1% de los ingresos de los hogares que pertenecen al 40% de mayores ingresos.
Las encuestas de hogares capturan los ingresos de toda la población ocupada, tanto formal como informal. Sin embargo, enfrentan el problema de la subdeclaración de ingresos, especialmente entre los más altos, debido a que se basan en el auto-reporte.
"Para intentar salvar este punto ciego se utilizan los registros administrativos del Estado, como los del Sistema Integrado Previsional Argentino. Los mismos ofrecen datos más precisos al obtener información directamente de los empleadores y las personas a través de entidades como la AFIP y la Anses. Esto mejora significativamente el problema de la subdeclaración. No obstante, su limitación radica en que solo capturan los ingresos del sector registrado de la economía, lo cual, en un país con un alto nivel de informalidad laboral como Argentina, proporciona una perspectiva incompleta", concluyó Fundar.