Frente a la desaceleración de la inflación de los últimos meses, producto de un menor consumo que generó la pandemia, el dólar volvió a ganar terreno. El punto de quiebre fue lógicamente marzo y desde entonces el Banco Central convalidó una suba del tipo de cambio nominal siempre por encima de la suba de precios minorista. En lo que va del año la inflación acumula (a julio) una suba de 15,8 por ciento, mientras que el precio del dólar oficial avanzó en 20,8 por ciento.
Algunos medios buscaron explicar la brecha especulativa entre el tipo de cambio oficial y los precios en el segmento paralelo o bursátil en un supuesto atraso cambiario. Este jueves se conoció que la inflación minorista informada por el INDEC fue para julio de 1,9 por ciento mensual, pese a que el dólar avanzó 2,6 por ciento, según relata el economista Christian Buteler en su cuenta Twitter.
En los últimos días se inició un debate sobre un supuesto atraso cambiario en que estaría incurriendo el Gobierno respecto de los precios. Tras el pre-acuerdo con los acreedores privados por la deuda bajo legislación extranjera, el presidente Alberto Fernández aseguró en una entrevista televisiva que mantendría un dólar competitivo. Fue el mismo día que, por el acuerdo con los bonistas, el dólar informal retrocedía seis pesos en apenas unas horas de operaciones.
Según el relevamiento del Banco Central, el tipo de cambio real multilateral, el que sirve realmente como medida de competitividad del peso --se compara con una canasta de monedas de los principales socios comerciales de la Argentina--, se ubica al 13 de agosto en 119,15 pesos, el mismo valor de principios de febrero.