Por quinto mes consecutivo cayeron las ventas en almacenes de barrio, supermercados minoristas y pequeñas cadenas del interior del país, al descender un 4,5 por ciento medido en cantidades. Las cifras corresponden a la firma Radar Scanntech y se basan en un software ligado a las cajas registradoras de 1.400 puntos de venta de todo el país, que recopila en tiempo real los datos de productos, marcas, y precios que brindan cada uno de los 3,7 millones de ticktes mensuales que emiten estos pequeños comercios, los cuales por tener pequeñas superficies no son en muchos casos relevados por el Indec.
Entre los rubros relevados, Alimentos superó el promedio de caída, al bajar su consumo un 6,4 por ciento interanual, en un guarismo solo superado por Cuidado Personal, que cayó 8 puntos, mientras que Limpieza fue el rubro que menos cayó, pues solo disminuyó un 0,7 por ciento mensual. En paralelo, Bebidas fue el único que experimentó una suba, puntualmente un 1,2 por ciento. Según señaló a El Destape Fernando Savore, titular de la Federación de Almaceneros y Supermercados, existe actualmente una “invasión de aumentos” que explica el hecho de que, desde su Federación “si bien no vemos riesgos de hiperinflación, advertimos una estanflación”. Savore afirma que “las ventas vienen decayendo desde enero, cuando por los aumentos de los proveedores del 5 al 15 por ciento empezamos a vender menos. Eso no paró, y con cada aumento se deprime más el bolsillo de consumidor, lo que representa menores ventas futuras”.
En el caso de la medición de Scanntech, la inflación de junio de comercios de cercanía fue del 5,4 por ciento, en línea con la medida por el Indec del 5,3 por ciento, aunque en el semestre fue del 30,8 por ciento, es decir casi seis puntos por debajo del IPC del Indec para el mismo lapso, que fue del 36,2 por ciento. Las diferencias se explican porque mientras que el Indec mide una canasta de doce rubros que integra desde transporte hasta esparcimiento, en el caso de Scanntech se limita a productos alimenticios, de higiene y limpieza.
De acuerdo a esta firma, en el acumulado anual el consumo persiste con tasas positivas solo en Autoservicios Chicos, uno de los formatos que más pudo resistir la caída de las ventas por ser su ticket el de menor costo, con cerca de la mitad del promedio. De hecho, mientras que para junio el ticket medio fue por 1.323 pesos, en los Autoservicios Chicos fue de 691 pesos. Todos los demás formatos de comercio, es decir los medianos, grandes y de auto cobro, cayeron por el contrario en el acumulado anual.
Su vínculo con el consumo general
La caída en las ventas de supermercados de cercanía no reflejaría de modo directo una caída del consumo, pues en muchos casos tiene relación con el hecho de que los consumidores optan por dirigirse a medianas o grandes superficies para aprovechar precios mayoristas o promociones. Da cuenta, sin embargo, de un comportamiento condicionado por el menor poder adquisitivo, aunque también de las fluctuaciones actuales en la economía doméstica. Sucede que si bien la economía general exhibe un crecimiento sostenido hasta la última medición de abril, el mismo se encuentra traccionado fundamentalmente por las exportaciones, y tal como lo señaló en su último informe la Universidad Nacional de Avellaneda, al observar el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de abril, la variación interanual acumulada para los primeros 4 meses fue del 5,7 por ciento, pero “el indicador muestra un comportamiento más errático en la dinámica mensual de la economía en general”, ya que en la variación mes a mes, dentro de la serie desestacionalizada de la actividad económica interna, se observan desde octubre del año pasado cuatro meses de subas pero otros tres de caídas.
La caída en las ventas de estos supermercados de cercanía, no solo es una muestra de lo que sucede con el poder adquisitivo de la población, sino también con la realidad que experimentan estas pymes comerciales, cuya facturación, señalan desde Scanntech, se expresa en un 60 por ciento por la venta de alimentos.
En este sentido, la situación de consumidores y ciertas pymes se liga con una dinámica que parece estar definiendo la actual política económica, donde el crecimiento económico y del empleo conviven con una redistribución regresiva del ingreso y del consumo interno.
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Según señaló el centro Cifra de la CTA, los trabajadores transfirieron 4,1 billones de pesos a los empresarios entre los años 2020 y 2021, producto de que en el reparto del ingreso nacional los trabajadores disminuyeron su participación del 46,1 al 43,1 por ciento a partir de 2020, mientras que los empresarios la acrecentaron del 49,4 a 54,3 por ciento. Asimismo, señaló que la incidencia en la demanda agregada del consumo privado en 2021, de 61,8 por ciento, fue la menor del siglo XXI, incluso por debajo de la gran crisis de 2001, donde fue del 61,9 por ciento, en una situación que se corresponde con la de los tres años previos, donde el consumo privado cayó de forma ininterrumpida entre 2018 y 2020.
CIFRA planteó además que la perspectiva futura tampoco era "alentadora", pues el acuerdo con el FMI tenía como uno de sus fundamentos económicos un bajo nivel de crecimiento, donde además, “salvo en 2022, donde el programa espera que el consumo se expanda por encima del PIB, entre 2023 y 2027 ocurre lo contrario”, debido a que según las proyecciones del acuerdo, el crecimiento del 2,4 por ciento anual del PIB en esos años va a estar empujado por el ascenso de las exportaciones del 4,1 por ciento y la inversión del 3 por ciento, mientras que el consumo público y privado crecerán por debajo, al 2,2 por ciento anual.