El anuncio del presidente Alberto Fernández junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, de bonos de hasta 18 mil pesos para siete millones de trabajadores informales y monotributistas de las categorías A y B, junto al de 12.000 pesos, que se suma al reciente bono de 6.000, para seis millones de jubilados, puede enmarcarse no solo en la demorada búsqueda de recomposición del salario informal y las jubilaciones, sino también en un incipiente nuevo perfil de la política económica, donde por vez primera el consumo interno está traccionando la demanda.
En relación a los ingresos, es necesario apuntar que tanto la pandemia como las falencias propias del actual gobierno llevaron a que la caída en el poder adquisitivo de jubilaciones y salarios informales que produjeron las políticas neoliberales de la alianza Cambiemos, prácticamente no fueran reparadas durante los dos años de gobierno del Frente de Todos. En el caso de los jubilados, que perdieron 20 puntos porcentuales de poder adquisitivo durante el macrismo, solo el 70 por ciento de los mismos, esto es los que cobran uno o más beneficios por el monto de un haber mínimo, pudieron aumentar mínimamente su poder adquisitivo, más precisamente en 2,5 por ciento durante los últimos dos años, según se desprende de informes de la Universidad Nacional de Avellaneda - UNDAV, mientras que el 30 por ciento restante experimentó pérdidas de entre el 4 y 10 por ciento. Por su parte, los trabajadores informales, que perdieron 31 puntos porcentuales de poder adquisitivo con la alianza Cambiemos, continuaron perdiendo cerca de 5 puntos porcentuales en estos dos años.
Sin embargo, pareciera no ser solo la demorada reparación en los ingresos de estos 13 millones de argentinos del segmento más vulnerable lo que motivó al Gobierno a anunciar los bonos, sino también no detener un cambio en el perfil de la demanda que comenzó a exhibirse este año. Sucede que el consumo privado, que tradicionalmente explica cerca del 70 por ciento del PBI, venía cayendo ininterrumpidamente desde el año 2018, para recién este año comenzar a motorizarse.
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De hecho, de acuerdo al Centro CIFRA de la CTA, la incidencia en la demanda agregada del consumo privado en 2021, de 61,8 por ciento, fue “la menor del siglo XXI, incluso, levemente inferior a la que tuvo lugar en la gran crisis de fin de siglo con la megadevaluación de 2002 (61,9 por ciento)”. En tanto, agregó este centro de estudios, luego del 2017 eleccionario, donde el macrismo buscó expandir el consumo para ganar los comicios, tanto 2018, como 2019 y 2020 experimentaron caídas en el consumo privado.
Sin embargo, de acuerdo al informe de abril de FIDE, “hoy en día, el consumo resulta ser el componente más dinámico de la demanda”, lo cual adjudican a las reaperturas tras la tercera ola de Covid, los planes de fomento al consumo como Ahora 24, los programas de promoción de turismo interno y la recomposición de ingresos de la segunda mitad de 2021, con lo que, agregan, “el consumo abandonó su letargo”.
El bono anunciado por el Gobierno parece así encaminado no solo a la postergada reparación de los ingresos horadados por el macrismo, sino también a no interrumpir la dinámica de crecimiento en el consumo privado, la cual quebró la tendencia de los dos últimos años de la alianza Cambiemos y de los primeros dos del Frente de Todos.