Este mes se publicó finalmente la reglamentación de la Ley 27.669 que establece las condiciones para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial en el país. Las expectativas para este sector son buenas debido a su potencial de crecimiento: podría generar entre 450 y 500 millones de dólares en ventas en el mercado interno así como promover la creación de unos 10.000 puestos de trabajo en los próximos dos años, según datos oficiales. A su vez se estiman exportaciones de productos con valor agregado que podrían acumular los USD 1.000 millones en 10 años, según cifras privadas.
El objetivo de la ley es promover el desarrollo nacional de la cadena productiva del cannabis, para incentivar su producción y comercialización doméstica, y también la venta al exterior. En ese sentido abarca "la cadena de producción y comercialización nacional o con fines de exportación de la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados afectados al uso medicinal, incluyendo la investigación científica, y al uso industrial, promoviendo así el desarrollo nacional de la cadena productiva sectorial", según se lee en el primer artículo de la ley. La puesta en marcha está a cargo de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal organismo encargado de generar las condiciones para otorgar las licencias y autorizaciones.
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Las expectativas del sector industrial del cannabis son positivas aunque también remarcan que será clave cada paso del proceso de implementación de la norma para volverla efectiva, a lo que se suma el momento político-electoral que puede condicionar al resultado final. En el caso de la industria del cáñamo la situación actual es de “pre-industria” por lo que se requiere de fuertes inversiones para darle impulso, en tanto que la industria del cannabis medicinal viene registrando mayores avances aunque “aún falta”, analizan.
Puntos centrales de la normativa
A través del decreto 405/2023 se reglamentó la Ley 27.669 para el Marco Regulatorio del Cannabis Medicinal y del Cáñamo Industrial, que había sido sancionada en mayo de 2022, y que busca generar las condiciones de posibilidad para el desarrollo de la cadena productiva de derivados de cannabis medicinal así como incentivar el cáñamo industrial en sus diferentes usos.
Al respecto, la ley regula sobre el cannabis, semillas y productos derivados que tienen que ver con el uso medicinal humano, veterinario, nutricional, cosmético, industrial, de sanidad y fertilidad vegetal, así como todos los usos que surjan a partir de la investigación científica y del desarrollo tecnológico e industrial. “En términos generales lo más sustancioso de la reglamentación es que es taxativa en cuanto a los usos, no es menor que se incluya en el listado de usos el tema de medicina humana, pero también de alimentos, bebidas, suplementos dietarios, productos veterinarios, y además todo lo que tiene que ver con el uso del cáñamo, con fines hortícolas e industriales”, consideró en diálogo con este medio Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina del Cannabis (Argencann).
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La reglamentación establece la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), un organismo que funcionará en el ámbito del Ministerio de Economía, y se encargará de regular las autorizaciones administrativas para el registro e inscripción de las semillas, cultivo, cosecha, almacenamiento, fraccionamiento, transporte, distribución, procesamiento, comercialización y cualquier otra actividad económica que integre la cadena productiva de lo que abarca la ley. El decreto establece además que se reasignarán las partidas presupuestarias necesarias para el funcionamiento de esta agencia.
Desde el gobierno nacional ven con buenos ojos el dinamismo que viene tomando esta industria que involucra al sector público, al privado y a diferentes organizaciones e instituciones sociales. “Nuestro país tiene claras ventajas comparativas para el desarrollo del cannabis medicinal e industrial, al contar con importantes capacidades científicas y tecnológicas en materia agrícola, propicias condiciones climáticas y de suelo, así como una extensa red de laboratorios que se han mostrado interesados en investigar las propiedades y aplicaciones del cannabis”, se resaltó al momento de creación de la ARICCAME.
Estado de situación y potencialidades
Respecto del estado de situación de este sector industrial en el país, desde la Cámara Argentina del Cannabis señalaron a El Destape que “en estos últimos años una gran parte de los proyectos que se fueron poniendo en marcha al amparo de la ley 27.350 (que regula la investigación científica del uso medicinal y terapéutico de la planta de cannabis y sus derivados) son de carácter público y, en alguna medida, hay una proporción de proyectos privados que fueron autorizados con fines de investigación y productivos pero están con algunas dificultades, porque hasta el momento las posibilidades de generar ingresos o de tener algún esquema de comercialización es bastante acotado”.
Puntualizando en la nueva ley nacional, Pablo Fazio, presidente de Argencann, contó que “en lo que es cáñamo podemos hablar de una pre-industria, ya que venimos de 70 años de prohibición de la planta, con lo cual está todo por hacerse si queremos generar valor agregado. Se necesitan -entre otras cosas- bienes de capital para la transformación de la materia prima, ya sea hablando de lo que refiere a extracción de fibras para textiles o todo lo que tiene que ver con el procesamiento de esas fibras para lo que son materiales de bioconstrucción y bioplásticos, es una cadena de valor que va a requerir inversiones pero hay una oportunidad allí y también en todo lo que es alimentos donde hay una base instalada y capacidades técnicas y profesionales, tenemos una ventaja competitiva importante como país agroalimentario”. Y agregó “tenemos que dar un paso importante en la generación de valor en todo lo que es la agenda de agroalimentos que plantea el cáñamo con todos sus usos en materia de aceites comestibles, de la proteína vegetal y las harinas de cáñamo, y la incorporación de los aceites a temas de cosmética”.
En lo que refiere a la agenda del cannabis medicinal, el entrevistado destacó que “existen dos especialidades medicinales registradas y comercializándose en el país, hay una categoría de producto vegetal derivado del cannabis, sumado a productos en proceso de registro ante la ANMAT, y ha habido algún avance también en materia de productos cosméticos”. En ese mismo sentido, el titular de la Cámara que nuclea a empresas, emprendimientos y profesionales relacionados con la industria del cannabis para “promover la investigación, desarrollo y expansión” en el país, evaluó la situación del sector privado como “pequeños brotes” en la medida en que “hay empresas que han adelantado inversiones y ya tienen dos años funcionando con balances negativos o simplemente adelantando inversiones porque la posibilidad de comercializar era relativamente baja”. Por su lado en el caso de las empresas del Estado “hay un nivel de avance mayor, por las condiciones propias de su naturaleza jurídica, como el caso de Jujuy, San Juan, La Rioja o Misiones, quizás como los más emblemáticos”.
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En cuanto a las potencialidades del sector, según datos oficiales de Industria y Producción, el potencial de la industria cannábica podría rondar para el mercado interno en ventas de entre 450 y 500 millones de dólares al año con una generación empleo cercana a los 10.000 puestos en los próximos dos años. Sobre esto Fazio expresó que “el paso importante es habilitar primero la comercialización de los productos en el mercado interno, apostando a la innovación, y una vez que tengan algún recorrido local, ahí se puedan exportar. Estimamos que se puede generar por exportación de productos con valor agregado, en forma acumulada, 1.000 millones de dólares en 10 años, pero hay que aclarar que no se trata simplemente de exportar la materia vegetal, eso sería un error de interpretación de lo que está pasando en el mundo, hay que entender que el cannabis no es un commodity”.
En esa línea, fue enfático al señalar que “es fundamental que se empiecen a otorgar las licencias, lo primero que tiene que haber en Argentina es mercado interno de flor seca, el eslabón inicial de la cadena para que los proyectos se puedan comercializar, esto es condición para que lo segundo curra, que es que se agregue valor sobre esa producción”. Sobre el contexto global dijo que “el cannabis es un fenómeno que emerge y con un enorme potencial de crecimiento” sin embargo “el acceso a los mercados de flor seca es altamente complejo, están muy regulados y son de difícil acceso, pero en todo lo que es producto terminado hay un potencial importante”.
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Otro aspecto que consideró relevante el presidente de la cámara empresaria es que “tiene que haber una reforma del régimen penal y Argentina tiene que dar el debate por la regulación del consumo adulto. Creo que es el siguiente gran paso, es insólito que en estemos hablando de una industria de cannabis y que una persona, según la ley penal, puede ir preso por consumir”.
Articulación sectorial y regional
En el texto de la reglamentación se hace hincapié también sobre la necesidad de “contribuir al desarrollo de las economías regionales y promover la actividad de cooperativas y de pequeñas y medianas empresas productoras agrícolas atendiendo, la inclusión de la perspectiva de género y diversidad y proyección federal en su otorgamiento”.
En esa línea se creó el Consejo Federal para el Desarrollo de la Industria del Cáñamo y Cannabis Medicinal conformado por representantes de Nación, provincias y la Ciudad de Buenos Aires que tiene entre sus funciones la articulación con universidades públicas, y los organismos de Ciencia y Técnica de la Nación y de las provincias, así como con la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y emprendedores que integren programas de financiamiento.
“Hubo una proliferación de ofertas de formación técnica como las diplomaturas de la UNTREF y de la UNQUI, y en temas médicos a través de cursos de endocannabinología o cursos de formación profesional, inclusive en agronomía. Y esos proyectos de investigación iban de la mano con la producción, porque había que facilitar el acceso. Esto permitió que el proceso cooperativo se dinamizara muchísimo y que se recorriera un buen camino, esa articulación con el ecosistema técnico-científico argentino y los actores privados va a ser muy beneficiosa para toda esta agenda de agregación de valor que considero como precondición para lograr que el impacto económico de esta industria en la matriz productiva argentina sea una realidad”, cerró Fazio.