El Banco Mundial alertó por la fragilidad financiera en países en desarrollo

El riesgo es generado por la crisis de la COVID‑19 y por la falta de transparencia en las deudas.

16 de febrero, 2022 | 14.39

El Banco Mundial alerta por riesgos crecientes a causa de la fragilidad financiera generada por la crisis de la COVID‑19 y por la falta de transparencia en las deudas. "A medida que el aumento de la inflación y de las tasas de interés plantean nuevos desafíos a la recuperación, los países en desarrollo deben abocarse a promover sectores financieros más saludables", sostiene el último informe del organismo. 

Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa, los riesgos pueden estar ocultos, dado que los balances de los hogares, las empresas, los bancos y los Gobiernos están estrechamente interrelacionados. "Hoy en día, los altos niveles de préstamos dudosos y deuda oculta obstaculizan el acceso al crédito y reducen desproporcionadamente las posibilidades de los hogares de bajos ingresos y de las pequeñas empresas de obtener financiamiento", sostiene el Banco Mundial.

"Existe el riesgo de que la crisis económica que conllevan la inflación y el aumento de las tasas de interés se extienda debido a la fragilidad financiera. La mayor rigidez de las condiciones financieras mundiales y la escasa profundidad de los mercados de deuda interna de muchos países en desarrollo ahuyentan la inversión privada y entorpecen la recuperación", afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass. "Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo", agrega Mapass.

La crisis de salud pública mundial desatada por la pandemia de COVID‑19 se convirtió rápidamente en la mayor crisis económica mundial en más de un siglo, lo que dio como resultado reveses significativos en el crecimiento, aumento de las tasas de pobreza y mayor desigualdad. En respuesta, los Gobiernos pusieron en marcha medidas de emergencia sin precedentes que ayudaron a mitigar algunos de los impactos sociales y económicos más graves y elevaron la deuda pública, que en muchos países ya alcanzaba niveles récord antes de la crisis.

"La respuesta también puso de manifiesto diversas dificultades relacionadas con la deuda privada que ahora deben abordarse con urgencia, entre las que figuran la falta de transparencia en la información sobre los préstamos dudosos, la gestión demorada de los activos en dificultades y el acceso limitado o nulo de las empresas y los hogares más vulnerables al crédito", detalla el informe. 

Para sortear esta situación, destacan varias esferas de acción prioritarias, como la detección temprana de los riesgos financieros. "Dado que pocos países tienen el espacio fiscal y la capacidad para abordar todos los desafíos simultáneamente, en el informe se expone el modo en que pueden establecer prioridades para asignar sus recursos en función de su contexto", señala el BM.

En el informe también se exhorta a gestionar de manera proactiva los préstamos dudosos. Muchos hogares y empresas enfrentan niveles insostenibles de deuda debido a la merma de sus ingresos. Los mecanismos de insolvencia eficaces pueden ayudar a evitar que surja el riesgo de sobreendeudamiento a largo plazo y se otorguen préstamos a empresas "zombis", que socavan la recuperación económica. Mejorar los mecanismos de insolvencia, facilitar las negociaciones extrajudiciales, especialmente para las pequeñas empresas, y promover la condonación de deudas son medidas que pueden facilitar la reducción ordenada de las deudas privadas.

"En los países de ingreso bajo, es necesario gestionar de manera proactiva, ordenada y oportuna la deuda pública, cuyos niveles se han elevado notoriamente. La historia muestra que la demora en abordar el sobreendeudamiento público se asocia con recesiones prolongadas, elevada inflación y menor volumen en los recursos destinados a sectores esenciales como la salud, la educación y la seguridad social, lo que provoca un impacto desproporcionado en los pobres", destaca el documento.

Por último, considera fundamental "trabajar para que el acceso al financiamiento sea inclusivo, a fin de apoyar la recuperación tras una pandemia histórica". En los países de ingreso bajo y mediano, el 50 % de los hogares no puede sostener el consumo básico durante más de tres meses. Una empresa promedio, por su parte, solo tiene reservas de efectivo para cubrir dos meses de gastos.