El Gobierno nacional aún no logró un acuerdo con la República Popular de China por los US$18.000 millones del swap que se mantiene vigente y que cuenta con un tramo de US$5.000 millones cuyo vencimiento de pago vence en junio, según reconoció este jueves el vocero presidencial, Manuel Adorni.
“No hay definición”, fue la escueta respuesta del funcionario al ser consultado, durante su conferencia de prensa habitual en Casa Rosada, sobre el resultado de las negociaciones que realizaron en Shangai la Canciller, Diana Mondino, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. De hecho, los tres ya se encuentran en París para participar de una actividad de la OCDE y evitaron pronunciarse sobre la negociación con China.
El BCRA cuenta con US$27.575 millones de reservas brutas, pero US$18.000 corresponden al convenio con China. De este total, existe un tramo de US$5.000 millones que vencen en junio y que Bausili y Quirno fueron a negociar.
El contrato fue firmado por el ex ministro Sergio Massa, bajo cláusulas confidenciales y, por ende, no se conocen las condiciones. El silencio actual ante una negociación clave permite inferir que los funcionarios nacionales regresan a Argentina con una serie de condiciones que deberán evaluarse políticamente. El swap es un mecanismo de crédito por el cual China puso a disposición de la Argentina líneas crediticias para sostener el comercio entre ambos países.
Lo cierto es que la negociación por la renovación del swap chino se torna urgente para el Gobierno porque otras posibles fuentes de financiación parecen alejarse. En este sentido, el Ministerio de Economía empezó a ser más pesimista en las últimas semanas acerca de la posibilidad de recibir fondos nuevos de parte del FMI, pese a las reuniones de Luis Caputo con funcionarios del organismo de crédito durante su viaje a Washington el mes pasado.
Del mismo modo, tampoco se conocieron avances sobre las versiones de una posible llegada de dólares desde Arabia Saudita, pese a los trascendidos que habían surgido en ese sentido desde el propio oficialismo.
En ese marco, el viaje de Mondino fue un gesto de distensión de Argentina, luego de los agravios del presidente, Javier Milei, hacia el gobierno chino y su fuerte acercamiento a Estados Unidos de los últimos meses. Sin embargo, hasta el momento los gestos diplomáticos formales no parecen haber alcanzado.