La pandemia provocó un deterioro del poder adquisitivo, pero también para muchxs consumidores sirvió como una suerte de encuentro personal producto del prolongado encierro que implicó. Entre otras reflexiones, el deseo de aumentar la responsabilidad del consumo y el cuidado del bolsillo, los mercados alternativos encontraron su boom de ventas.
A esta altura del año, la mayoría entendió por experiencia propia que la pandemia expuso un golpe a la salud primero, pero al bolsillo después. Durante octubre, el Índice Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) relevó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 3,8%, el máximo incremento hasta el momento. Con esta suba, el IPC acumuló un avance de 26,9% en los primeros diez meses de 2020 y 37,2% en comparación con octubre del año pasado. Sobre todo en el último relevamiento los incrementos de las frutas y las verduras fueron significativos para los consumidores, pero más que nada en la ponderación de Canasta Básica Total (CBT) donde estos alimentos tienen gran injerencia.
“Hoy asistimos a empresas que recibieron por parte del estado una enorme transferencia del ATP y nos jugaron en contra aumentando los precios. Eso genera una distorsión muy importante”, mencionó Rafael Klejer, referente del Movimiento Popular La Dignidad, y aseguró que era responsabilidad de las empresas no tocar los valores. Además, advirtió que, si en diciembre no se hace un acuerdo de precios, la inflación “se va a disparar por el nivel de especulación que hay en los precios internos y el valor de los commodities”. Por el momento, desde el gobierno se mencionó la ampliación del programa Precios Cuidados en contrapartida de la desarticulación progresiva del programa Precios Máximos, que finalizará en enero.
Según el Centro de Economía Política (CEPA), en octubre las frutas y verduras aumentaron entre un 15% y 20%. Por encima del promedio se encontró la papa (de $36,68 a $49,21, un 51,2%), el limón (de $53,4 a 71, un 33%) y el tomate redondo (de $114 a $174, un 52,5%). Por su parte, la última medición -hecha en agosto- del Índice de Salarios indicó que, a nivel interanual, continúan por debajo de la inflación. Por último, la CBT aumentó en octubre un 5,7%, lo que implica que una familia necesitó $49.911,60 para no ser pobre.
Entonces, ¿qué se puede hacer? En busca de ahorrar, muchas familias además encontraron en los mercados alternativos la posibilidad de diversificar, mejorar y concientizarse sobre la calidad del consumo, dando batalla a los excesos registrados en grandes cadenas y responder virando a ferias y cooperativas para abastecerse de varios productos, pero principalmente de lo esencial: comida.
Es que no necesariamente en los hipermercados se encuentran precios más baratos que en los comercios de cercanía o comercializadoras. Un informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), co-construido con siete entidades de la economía social, solidaria y popular (ESSYP) lo indica: Mientras que en la última medición de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que las propias entidades conformaron, un adulto necesitó $7717,75 para alimentarse, la canasta medida en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) dio $7884,47, casi un 3% más.
"Comprando en comercializadoras y comercios de cercanía logramos abastecernos de los productos de la canasta básica de forma más económica y accedemos a pequeños productores y emprendedores y productos sanos. Es decir, comprar en la economía social, solidaria y popular produce beneficios económicos que no están contabilizados en el precio", asegura el informe del CESO. “El lugar de lxs productorxs se establece más allá de la oferta y demanda, desde una relación que atiende las necesidades y complejidades de los mismos productorxs para resolverlos conjuntamente, asegurar la circulación de los productos y mantener una política de precios justos con lxs socixs”, contaron desde Cooperativa La Yumba, una de las integrantes del informe del CESO, a El Destape. La cooperativa aseguró que los alimentos que más se venden son lácteos, dulces, panificados y aceites y lo que más aumentaron son harina, aceite y arroz, azúcar y legumbres.
Desde la unidad aseguraron tener una demanda “100 % mayor en comparación al año pasado”. Respecto de diciembre, admitieron que “es un mes difícil” pero que entregrarán cajas navideñas con productos de la economía social, solidaria y popular.
Por otro lado, desde la cooperativa AlmaCoop aseguraron que particularmente en octubre la crisis se profundizó por el alto nivel de inflación “causado por la pandemia y los formadores de precios” y que la economía social y popular “percibió una baja en las compras.” De todos modos, desde el sector aclararon que “las lógicas son distintas a las del mercado tradicional” ya que en los aumentos “se contempla la situación coyuntural y también la de lxs consumidorxs, y no se stockea o acopia” así no se quiebra la cadena productor-consumidor. Es más: “muchas cooperativas y fábricas recuperadas tomaron la decisión de no aumentar durante los primeros meses”, agregaron. Sin embargo, AlmaCoop sostuvo: “Se presupone que la economía social y popular maneja precios más baratos que el mercado tradicional, en realidad lo que funciona es una cadena de comercialización justa tanto con el precio para quién consume como para quién produce. Comparando con el mercado tradicional, algunos productos son más económicos”
De todos modos, Klejer denuncia especulaciones sobre alimentos esenciales como un obstáculo para conformar una referencia de precios. Por ejemplo, el referente de La Dignidad advirtió que la harina “está en precio futuro en la bolsa de Chicago”, lo cual genera un nivel de especulación que en Argentina “impacta haciendo caer estrepitosamente la venta del kg, que está rondando los $200”. Hasta el momento, a principios de mes el Ministerio de Desarrollo Social lanzó un Plan de Fortalecimiento de Panaderías Populares, que tiene el propósito de elaborar y vender el producto a precios populares, inicialmente a $70 pesos el kilo.
De cualquier forma, durante el resto de todo el ASPO AlmaCoop detectó un incremento significativo en sus ventas: “Asociamos ese fenómeno principalmente a que un sector de la sociedad comenzó a dedicar mayor tiempo a sus compras, y por ende, al análisis de sus propios consumos. Observamos que se volcaron a la compra de productos alternativos, mayoritariamente en el rubro agroecológico para saber qué alimentos están comprando, de dónde vienen y cómo están producidos”, analizaron desde la cooperativa. Como parte del paquete de asistencia estatal, AlmaCoop destacó la implementación del Registro de Trabajadores de la Economía Popular (del Ministerio de Desarrollo Nacional) “como una forma de reconocer estas formas de trabajo no asalariadas pero con una contraprestación paga” y la administración del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) para “el trámite express del registro y creación de cooperativas”, aunque manifestaron que la adhesión de Buenos Aires a la Ley de Góndolas, que determina pautas para que los supermercados exhiban de forma clara los productos y limite los espacios de comercialización, no se está aplicando.
Otra reciente iniciativa para la compra alternativa a las grandes marcas proviene del Mercado Central, la cual se aplica entre las verdulerías del AMBA. El organismo propone un "Compromiso Social de Abastecimiento", un acuerdo voluntario que regula semana a semana los precios de un catálogo de frutas y verduras tanto para los puestos del Mercado Central como para las verdulerías que se adhieran.
Así, hasta el 26 de noviembre se prevé mantener precios minoristas como el kg de papa a $42, la cebolla a $22, $133 el kg de durazno, $62 el kg de naranja de jugo, $240 el kg de frutillas, $170 el kg de manzana roja, entre otros.
Por otro lado, desde el Ministerio de Espacio Público e higiene Urbana de la Ciudad, se está organizando la vuelta progresiva de más de 156 emplazamientos donde funcionan las ferias itinerantes BA. Los puestos cuentan con precios que abarcan 61 productos -con descuentos de hasta 20% con respecto al precio de mercado- y se acuerdan cada 15 días. Los productos más vendidos son: banana, papa, queso cremoso, pollo, filet de merluza y huevos. Por su parte, Klejer concluyó sobre la reapertura de ferias: “Los feriantes recién ahora están abriendo con un protocolo de salud muy importante. Ahora están abiertos los puestos al 50%” y manifestó que se necesita de la Tarjeta Alimentar para todos los comercios de cercanía más que para los supermercados, ya que si no, “es una enorme transferencia directa hacia las concentradas de comercialización”