Los precios al consumidor para el promedio de los 24 principales productos agropecuarios que participan de la mesa de los hogares argentinos subieron un 12,7 por ciento durante enero, mientras que al productores la mejora en ese mes fue de apenas el 3,3 por ciento, de acuerdo con el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La disparidad en los incrementos deja al descubierto los altos márgenes de ganancia que absorbe buena parte de la cadena comercial y que los posiciona como los principales formadores de precios. La brecha, según la medición de la cámara empresaria, entre lo que recibe el productor y lo que finalmente se termina pagando en la góndola es de 5,51 veces, lo que representó una suba de 17,7 por ciento respecto de lo observado en diciembre previo.
El Gobierno decidió enfocarse en los acuerdos con empresarios del sector alimenticio para pactar un sendero sustentable de precios y salarios, convocando a los principales referentes de las respectivas cadenas. En la última reunión del Gobierno con la Mesa de Enlace, en la que se dio marcha atrás con las amenazas de ajustar el nivel de retenciones para desacoplar precios internos y externos, se propuso trabajar en la estructura de costos de los distintos eslabones de la cadena para revelar eventuales situaciones de abuso o posición dominante. El lobby del sector concentrado del agro asegura que no son formadores de precios y apuntan a la cadena comercial.
La falta de un control más exhaustivo sobre los actores, en un momento de enorme incertidumbre económica ante las incertezas que deja el desarrollo de la pandemia en el mundo y su derrame en la vida de la población, permite remarcaciones especulativas en los distintos eslabones que termina pagando el consumidor. En el eslabón de la comercialización, como en el de producción primaria, también existe un alto nivel de concentración. Las grandes cadenas de hipermercados y supermercados concentran alrededor del 80 por ciento de las ventas totales del sector supermercadista en Argentina. Más allá de medidas, como la Ley de Góndolas, es necesario controlar su posición dominante. Las grandes cadenas negocian las condiciones comerciales sobre grandes volúmenes de compra, lo que aumenta su capacidad negociadora frente al productor.
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El margen apropiado
En el caso de los agroalimentos, la negociación es más directa pero no menos carentes de presiones sobre los productores. La brecha de precios entre lo que pagó el consumidor y lo que recibió el productor por los productos agropecuarios en el campo tuvo su segunda suba mensual consecutiva en enero al ubicarse 17,7 por ciento por encima de diciembre, llevando ese margen a 5,51 veces lo percibido por el primer eslabón de la cadena. "En diciembre esa diferencia fue de 4,68 veces (siempre hablando del promedio de los 24 productos relevados)", explica CAME.
Los agroalimentos con mayor aumento mensual en sus brechas fueron, calabaza, con un alza de 218 por ciento, frutilla (75,1 por ciento), papa (73,2 por ciento) y limón (46,9 por ciento). Todos por un componente estacional. Las bajas en las brechas se exhibieron en el repollo (29,8 por ciento), la berenjena (19,6 por ciento) o los huevos (16,2 por ciento), no alcanzaron a compensar los aumentos.
Los datos corresponden al Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el sector de Economías Regionales de CAME en base a los precios de origen de las principales zonas de producción y a más de 700 precios de cada producto en destino, relevados no sólo en verdulerías y mercados por un equipo de 30 encuestadores, sino también mediante un monitoreo de los precios online de los principales hipermercados del país, durante la segunda quincena del mes.
El relevamiento cuenta con dos líneas de análisis para el rubro de agroalimento: el IPOD frutihortícola, que creció creció 21,5 por ciento en el mes y la brecha para esos productos promedió en 6,1 veces (había sido de 5 veces en diciembre) y el IPOD ganadero, descendió 3,4 por ciento, con una brecha promedio de 3,3 veces (3,4 veces en diciembre). La brecha de enero del IPOD ganadero resultó 45,8 por ciento más baja que la del IPOD frutihortícola (en diciembre fue 32 por ciento menor)
Ambos indicadores participaron en el precio final con una disminución a 8,2 por ciento, de 26,7 por ciento en diciembre a 24,5 por ciento en enero.
La participación del productor
Nuevamente, la mayor brecha se detectó en la manzana roja, donde el precio se multiplicó por 15,8 veces desde que salió del campo, seguida por la calabaza (12,9 veces), la pera (12,7 veces) y el zapallito (10,3 veces). Los cuatro aumentaron sus brechas en el mes. En este caso hubo para consumo doméstico un remanente de la cosecha 2020, con mayores requerimientos de cámara de frío y, por ende, mayores costos. "En esta época del año recién inicia la cosecha de algunas variedades de peras y aún falta para el comienzo de la de manzanas", detalla CAME.
Los productos con menores brechas, en tanto, fueron aquellos en los que hubo acuerdo de precios en los insumos para su producción, como pollo (2,38 veces) y huevos (2,62 veces), a partir de negociaciones para la provisión de maíz. En enero hubo quince productos con aumentos en sus brechas y nueve con bajas, repitiendo las mismas proporciones que en diciembre, pero con diferentes productos. De los productos en alza, cinco tuvieron subas mayores al promedio y diez, menores.
La participación promedio del productor en el precio final del producto bajó 8,2 por ciento, de 30,7 por ciento en noviembre y 26,7 por ciento en diciembre a solo 24,5 por ciento en enero 2021. La mejor situación la tuvo el pollo, donde el productor recibió en promedio el 42 por ciento de su precio de venta minorista.
"En general, las diferencias se deben a un conjunto de comportamientos. Por un lado, los especulativos, adoptados por diferentes actores de la cadena de valor que abusan de su posición dominante en el mercado –básicamente, los hipermercados, los galpones de empaque y cámaras de frío–. Por el otro, factores tales como la estacionalidad, que afecta a determinados productos en algunas épocas del año, y los costos de almacenamiento/acopio y transporte, entre otros", explica CAME.