El Gobierno nacional se juega sus cartas en un programa económico basado en un fuerte ajuste fiscal que le permita alcanzar el mentado equilibrio en 2024. Tal es así que el primer resultado del año estuvo marcado por una caída del gasto primario (sin contar intereses de deuda) de más del 30% en relación con enero del 2023, mientras que la recaudación se mantuvo prácticamente sin cambios (-0,3%). ¿Qué pasó en detalle con los componentes clave de los ingresos? Los datos muestran que la recaudación vía comercio exterior (Impuestos País, Derechos de exportación e importación) contuvo la fuerte caída de los recursos vinculados con la actividad, principalmente la contracción de los Aportes a la Seguridad Social (explican cerca de un tercio de la recaudación) que, dada la crisis de los salarios registrados, cayeron 26% en enero. A su vez, el panorama para febrero no es alentador: en veinte días los recursos se redujeron 33% en relación con el mes previo, con un derrumbe del 40% en el IVA y del 30% en Aportes y Contribuciones.
En este escenario, la pregunta recurrente es hasta dónde puede sostenerse tal dinámica, dado el rol del gasto público en el crecimiento del producto nacional, el nivel de actividad y empleo, y la derrota legislativa de la ley ómnibus con el apartado fiscal incluido. De mantenerse inflexible en sus objetivos fiscales, la administración libertaria podría profundizar -por la falta de recursos- aún más el ajuste que, al mismo tiempo, genera (por la recesión económica) un impacto cada vez más negativo en los propios ingresos del fisco.
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A propósito de la política fiscal en marcha y tras la visita de la numero dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, al país para reunirse con el presidente Milei, especialistas tributarios señalaron que “el apretón fiscal -para lograr el superávit fiscal del 2% del PIB comprometido con el organismo- surgiría de mayores impuestos y de reducir los subsidios a la energía y el transporte (lo que implicará más inflación y una suba en el costo de los servicios básicos para usuarios), suprimir obras públicas, bajar las transferencias a las provincias y empresas estatales.
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Todo esto significa inducir una recesión económica que lejos de mejorar el resultado fiscal, lo empeorará, porque reducirá las actividades sobre las que se recaudan los principales impuestos nacionales: IVA y Ganancias”. Así lo analizaron desde el Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE) que reúne a economistas de más de 50 centros de estudios y universidades, que indicaron que “no es seguro que el aumento de los derechos de exportación compense estas pérdidas, por las resistencias del sector agroexportador a pagar estos impuestos, sobre todo cuando la brecha cambiaria es significativa, como ocurre actualmente” en tanto que “esta clase de problemas hacen dudar seriamente del perfil técnico de estas propuestas, a la vez que presentan severas dudas sobre la efectividad de los recortes propuestos. Tampoco hay garantías de la viabilidad social y política del ajuste, e incluso ex funcionarios del Fondo, lo señalan”.
Alerta por la recaudación
De acuerdo con los datos de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) en enero los ingresos totales de la Administración Pública Nacional (APN) llegaron a $5.664.054 millones lo que representa, considerando el impacto de la inflación, una caída del 0,3%, es decir que “se mantuvieron prácticamente constantes respecto a enero del 2023”. Al analizar en detalle los recursos más importantes hay que considerar el rol de la recaudación impositiva (principal fuente de ingresos al representar el 65,5% del total) seguida por las Contribuciones a la Seguridad Social (explican el 26,3%).
En el caso de los impuestos, el eje de los ingresos estuvo en aquellos vinculados con el comercio exterior. El Impuesto PAIS creció en términos reales 417,1% interanual, producto del incremento de la alícuota (pasó del 7,5% al 17,5% para la compra de divisas, el pago de servicios de fletes y otras operaciones de importación o exportación de bienes) como así también por la suba del tipo de cambio, se agregan los Derechos de Exportación (+90,5%), dado el aumento de la liquidación de exportaciones por el nivel del tipo de cambio oficial y la baja base de comparación de enero de 2023 producto de la sequía, y los Derechos de Importación (+37,6%).
Por su lado, también se observó una suba del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 14%, que concentra más de un tercio de los ingresos impositivos. Vale mencionar que dicho aumento se vincula con el impacto de la devaluación en los precios y el alza inflacionaria que incide en su recaudación, aunque el componente de este impuesto relacionado con el consumo interno tuvo un resultado negativo a diferencia del que representa al comercio exterior.
Como contracara, los impuestos vinculados a la actividad y los ingresos sufrieron importantes caídas. Lo anterior se evidencia en el caso de Ganancias (-39,6%), del Impuesto a los Créditos y Débitos (-1,7%) y sobre todo de lo sucedido con las Contribuciones a la Seguridad Social, que mostraron una profundización del comportamiento negativo de los últimos cuatro meses de 2023, al experimentar una contracción del 25,8% interanual en enero de 2024, dada la brusca caída del poder adquisitivo de los salarios registrados en un escenario de dos meses de inflación por arriba del 20% y la desregulación de precios que agravaron el magro derrotero que vienen sufriendo desde hace ocho años.
Según datos del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) la pérdida de bolsillo para los trabajadores en su conjunto escaló a $1,13 billones de pesos en diciembre (incluye sector privado registrado y no registrado, y sector público) lo que implicó $390.202.000.000 de pérdida directa de recaudación fiscal por Aportes y Contribuciones, a lo que se suma el efecto en la recaudación que provoca la caída del consumo asociada a la caída salarial.
En diciembre del 2023, primer mes de gestión libertaria, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) tuvo una caída del 4,5% en relación con igual mes del 2022 con desempeño a la baja para sectores clave como la industria manufacturera y el comercio. En relación, según analizó la consultora 1816, “si bien los datos de inflación marcan una clara desaceleración (probablemente menos de 20% en febrero), la contracara de eso es la brutal recesión que muestran los indicadores de alta frecuencia de diciembre y enero”.
Entre los principales: el salario real de los trabajadores privados registrados que “tuvo en diciembre la mayor caída mensual en al menos 30 años y es muy probable que en enero haya alcanzado un nivel más bajo que el de la crisis de 2001”, así como los datos de actividad que incluyen a ventas de autos y motos (-33% y -19%), despachos de cemento (-20%), ventas de insumos para la construcción (-29%), ventas minoristas (-28%) y las ventas de alimentos en comercios minoristas que “bajaron 37,1% interanual, algo no visto ni en pandemia”, a la par que la industria manufacturera pyme comenzó el año con una fuerte caída (-30%), según datos de CAME. Se agregan el aumento de más del 10%% de combustibles y de las tarifas de los servicios públicos. En este escenario el propio FMI proyectó una caída del PBI de al menos 2,8% por ciento para este año.
Al respecto, los datos del avance de la recaudación, muestran que la recaudación cayó 33% en lo que va de febrero comparado con el mismo período del mes pasado. “La recaudación cayó en 33% en el último mes. IVA, Ganancias, derechos de exportación e importación entre las mayores caídas. Deberá el gobierno generar mayor ajuste del gasto público para mantener superávit”, publicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, al respecto.
En detalle, los impuestos que aportan el grueso de los recursos impositivos caen de forma considerable: los ingresos por retenciones se derrumbaron 65%, el IVA se redujo 40%, el impuesto a las Ganancias se contrajo 48%, los Aportes y Contribuciones cayeron 31%, Derechos de Importación se contrajeron 34% y el Impuesto PAIS retrocedió 14%. Por otro lado, sólo el Impuesto a los Débitos y Créditos creció 4%.
Dónde se ajustó en enero
“Resulta oportuno considerar el carácter particularmente atípico de este enero, signado por una nueva administración de gobierno, un escenario de elevada inflación, la devaluación del tipo de cambio y un proceso de cambios estructurales que aún no han tomado forma definitiva”, señalaron desde la Dirección de Análisis Fiscal de ASAP respecto de lo que se estima fue el mayor recorte real interanual de gasto público de los últimos 30 años. Según indicaron “medido en base al devengado, el total de las erogaciones de la Administración Nacional presentó una contracción de 10,9% interanual. Sin embargo, si se excluye el pago de los intereses de la deuda, que experimentaron un significativo incremento (+141,7%), el gasto primario se contrajo un 30,0% real”.
En cuanto a las partidas que -teniendo un peso clave en el gasto- mostraron los mayores recortes sobresalen las prestaciones a la Seguridad Social (jubilaciones y pensiones) que representan el 48,7% del total del gasto y disminuyeron 36,4% por la pérdida del poder adquisitivo de dichos ingresos. Desde ASAP evaluaron que la caída se debe principalmente "al efecto del rezago que surge de la fórmula de actualización de las prestaciones, y también por el efecto de la cláusula tope al incremento relacionada con la evolución anual de la recaudación per cápita de ANSES, restricción que operó por primera vez en el ajuste trimestral pagado en diciembre 2023, y que regirá hasta febrero de 2024 inclusive”.
Puntualmente, las partidas más significativas corresponden al régimen de reparto y a la moratoria previsional (cayeron -38,6% y -35,6%), a su vez también se redujo el ingreso de la Pensión Universal del Adulto Mayor (-54%), Pensiones no contributivas (-43,2%), y Pensiones por invalidez (-36,4%), entre las principales.
Dada la cantidad de beneficiarios que la perciben, una de las variables clave en la evolución del gasto previsional es la jubilación mínima, “si bien su poder adquisitivo se ha reducido en los últimos meses, el otorgamiento de bonos mensuales de suma fija ha permitido compensar parcialmente la pérdida”. Sin embargo, se ubicó en $160.713, la misma cifra registrada en diciembre de 2023, por lo tanto, “ajustada por el Índice de Precios al Consumidor se observa una caída de 17,1% con respecto al mes anterior y del 24,5% respecto al mismo período del año anterior”.
Por su lado, en cuanto al componente de Transferencias Corrientes, que representan aproximadamente el 33% del gasto primario, mostraron una caída del 19,7%. En este caso se destaca la fuerte caída en lo destinado a Provincias (-58,4%); al Sector Privado (-19,4%), a Universidades (-15,6%), así como en las partidas para programas como el Potenciar Trabajo y las Becas estudiantiles que no tuvieron ejecución, las asignaciones familiares que cayeron 31,9%, y tampoco hubo avances en lo presupuestado para subsidios a la energía.
En cuanto a las provincias, la reducción de gastos se explica en que la mayoría de los programas directamente no enviaron fondos en enero: Transferencias y Contribuciones a la Seguridad Social (ANSeS), los destinados a hospitales mediante Transferencias Varias (MSAL), y el Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, todo sin ejecución. El Fondo Nacional de Incentivo Docente y CS, por su parte, tuvo una caída del 15,7%.
También hay que considerar las Remuneraciones, que concentran el 16,3% de ese gasto y cayeron 17,1%, como consecuencia de atraso salarial frente a la aceleración de la inflación. Por su parte, las erogaciones de Capital se redujeron un 75,3% respecto a enero 2023, como consecuencia de una fuerte reducción en la Inversión Real Directa (-93,9%), en las Transferencias de Capital a Provincias (-83,8%) y las incluidas en el concepto Resto (-62,1%), con recortes en el Fondo Fiduciario para la Vivienda Social.