En el marco de un profunda recesión económica que golpea con fuerza a las actividades productivas, hace crecer el desempleo y profundiza la pulverización de los ingresos, el derrotero a la baja en el consumo de la población llega a bienes y servicios esenciales. Así, con gastos corrientes al alza, el ajuste al interior de las familias es cada vez más cotidiano: en solo seis meses creció el peso de los servicios de internet en los gastos de los hogares llegado al 4% de un ingreso promedio (un punto más que a fines del 2023 y el doble de lo establecido a nivel global) y generando que al menos 7 de cada 10 reduzcan sus conexiones a internet/cable. Paradójicamente, mientras se profundiza la crisis de las economías familiares, el gobierno decidió avanzar en la desregulación completa del precio de esos servicios, que se espera vuelvan a aumentar este mes.
Los datos corresponden a un relevamiento realizado por la Cámara que nuclea a las empresas del sector y mostró que solo el costo promedio del servicio de internet fijo supera los $20.000. “Frente a la crisis económica del último período, muchos usuarios se vieron en la necesidad de buscar mecanismos para evitar dar de baja los servicios de conectividad y contenidos en el hogar, tomando medidas para reducir su costo, ya sea a través de un acuerdo con su proveedor o por la vía de un cambio hacia un proveedor con menor precio”, detallaron y destacaron el rol del acceso a la conectividad de las familias en el conjunto de la economía, por su impacto en la educación, el trabajo y el consumo de esparcimiento.
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El costo de estos servicios se suma al alza que vienen atravesando servicios públicos básicos como electricidad, gas, agua y transporte que pasaron de representar en diciembre el 6% de un salario promedio de un empleado formal al 16% en junio (IIEP-CONICET), y acumulan un incremento del 365% en solo seis meses. La caída del consumo, el uso de ahorros propios y el endeudamiento aparecen entre las estrategias familiares para intentar hacer frente a la embestida inflacionaria y los magros salarios, con pocas o nulas expectativas de que la situación pueda mejor en el corto plazo.
Servicios desregulados y más ajuste familiar
Los recientes datos del mercado de trabajo argentino ponen sobre la mesa las dificultades que enfrentan las y los trabajadores que vienen sufriendo, desde hace al menos una década, un fuerte ajuste en el bolsillo con impacto de la suba sostenida de precios en la economía (según los últimos datos de salarios de INDEC, si bien el promedio de los registrados se ubicó por arriba de la inflación de ese mes, continúa 14% por debajo de noviembre de 2023, el golpe es mayor aún para el sector público (-21% vs nov/23) que el privado (-10% vs nov 23)), sumado a la creciente informalidad laboral que llega a la mitad de las y los trabajadores activos, y se suma ahora la reforma laboral del oficialismo ya aprobada en el Congreso, que pretender generalizar el fraude laboral.
En todo este panorama, que muestra también un incremento de la desigualdad social con una brecha distributiva que hace que los ingresos del decil más alto de la sociedad (decil 10) sean 15 veces superiores a los del más bajo (decil 1), para la mayoría de las familias argentinas es prácticamente imposible llegar a cubrir el costo de vida básico, es decir que los ingresos sean suficientes para pagar alimentos, salud, vivienda y tarifas de servicios, por lo que terminan por recortar gastos que son esenciales. Ello, además, agravado por la desregulación de los mercados, el recorte de partidas sociales y de subsidios.
En lo concreto, el peso de los gastos de servicios en los ingresos familiares se incrementó en estos últimos meses, tocando picos históricos, y obligando también a los hogares a tener que recortar -total o parcialmente- gran cantidad de esos servicios. Un ejemplo de esto se observa en el caso las conexiones de internet, con precios al alza, demandan cada vez más de los bolsillos laburantes: el costo del servicio demanda el 4% de un ingreso promedio, esto es un punto más que hace solo seis meses atrás, y duplica el porcentaje establecido a nivel global para considerar que el servicio es accesible a la población (menos del 2%, según la por la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible de la ONU).
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Los datos se desprenden del último informe presentado por la Cámara Argentina de Internet (CABASE) que mostró que el costo promedio del servicio de internet fijo a nivel nacional es de $20.035. “A los clientes y a las empresas del sector nos une la necesidad de que las condiciones de la macro se reacomoden para que los servicios de conectividad tengan un peso relativo menor en los ingresos del hogar”, señaló al respecto Ariel Graizer, presidente de CABASE. A su vez alertó por la situación que atraviesan más de 1.200 PyMEs y cooperativas que proveen servicios en todo el país y que “hoy afrontan costos crecientes, una presión tributaria aplastante y otros factores que les impiden operar con un margen lógico que haga posible afrontar las inversiones en mantenimiento, actualización y ampliación de las redes, cuyos costos son mayoritariamente en dólares”.
El incremento del peso de este servicios sobre las espaldas de las familias generó como consecuencia que 7 de cada 10 recortaran sus servicios de Internet y televisión, según la misma fuente. En detalle, la última encuesta que recopila indicadores y datos sobre el estado de internet en el país informó que el 67,5% de los hogares argentinos tomaron alguna medida paliativa para reducir el costo de su servicio de internet fijo, mientras que el 65,3% de los hogares lo hicieron en relación al servicio de TV paga. La razón principal lejos está de sorprender: “la complejidad del contexto económico de los últimos meses”.
A nivel nacional el 88% de los hogares cuenta con acceso a internet fijo, y el 71% está concentrado en Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. De los datos desgranados por la Cámara de empresas proveedoras se desprende que entre las medidas paliativas tomadas por las y los usuarios, el 44% solicitó la baja pero obtuvo un descuento, mientras que el 10% cambió a un proveedor con mejor precio y el restante 46% no resuelve aún que medida tomar. Por otra parte, de los hogares que no cuentan con una conexión de internet fija, el 78% termina accediendo a internet mediante su teléfono móvil o usando el wifi de un vecino pero, no es menor, el 80% de esos hogares alguna vez sí pudo contratar el servicio fijo y el motivo principal por el que lo dieron de baja fue en el 51% de los casos el “costo elevado”. De igual manera, en el 62% de los hogares la velocidad de conexión es superior a 50 Mbps y aunque es gustaría aumentar la velocidad, el 52% dice no hacerlo por los altos costos.
En el caso del servicio de streaming, el 89% de los hogares utiliza al menos uno de estos servicios, que por su formato comercial no permite margen de negociación de precios, lo que explica que la opción de la baja total de la suscripción haya predominado en este servicio (10% de los usuarios). Al analizar el detalle, surge que si bien el 89,7% de los usuarios no resuelve aún que medida tomar, el 10,3% indicó haber optado por cambiar a un servicio de mejor costo.
Al analizar lo que ocurre con la telefonía móvil, se observa que el 52,2% de los usuarios solicitaron la baja pero obtuvieron un descuento y el 17,8% se cambió de compañía para pagar menos. Una situación similar se dio con la telefonía fija, donde el 49% de los usuarios que tomaron una medida paliativa solicitaron la baja y en contraprestación obtuvieron un descuento, en tanto que el 2,5% indicó haber optado por un cambio de proveedor. Por su parte, el 47,5% de los usuarios de TV paga solicitaron la baja y obtuvieron un descuento y un 8,4% cambiaron a un proveedor más accesible.
Hay recordar que, el incremento del peso del gasto en servicios de internet, telefonía y tv en los ingresos de los hogares argentinos (4% de un ingreso promedio) se suma al aumento sostenido del el gasto destinado específicamente al pago de servicios esenciales como las tarifas de luz y gas natural, que en el AMBA, por ejemplo, equivale al 6,4%, esto es el valor más alto de los últimos 30 años, así como al incremento de los costos en transporte y agua corriente, que llevan a que el gasto familiar destinado a cubrir las tarifas de servicios públicos haya llegado ya al 16% de un salario promedio. El resultado: el 37% de los hogares en total tiene problemas para enfrentar uno o más gastos corrientes, llegando al 63% en los hogares de asalariados no registrados (Encuesta Nacional sobre Estructura Social y Políticas de Igualdad).
Pocas expectativas de mejora
El relevamiento de la Cámara de Internet consultó también sobre las expectativas de las y los usuarios del servicio, considerando el contexto económico de los últimos tres meses. Al respecto, predominan quienes tienen pensando “pedir un descuento” en las contrataciones o directamente la baja de la suscripción.
En detalle, en el caso de internet fijo, el 53,8% respondió que buscará algún tipo de promoción o directamente dará de baja el servicio, porcentaje también mayoritario en el caso de telefonía móvil donde se ubicó en el 50,1%, en tanto que en telefonía fija escaló al 55,4% y en TV paga al 56,8%, mientras que solo en streaming fue del 37,7%.
Las pocas expectativas de mejora en el gasto destinado a estos servicios, tiene su correlato también en las decisión del gobierno nacional de Javier Milei de avanzar en la desregulación total de los mismos, liberando tarifas de Internet, celulares y cable al eliminar el tope del 5 al 10% de suba mensual, según la última Resolución 13/2024, publicada por el Ente Nacional de Comunicaciones en el Boletín Oficial y que elimina un conjunto de disposiciones previas de regulación.
Esta medida va en consonancia con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 302/2024, que anuló el anterior DNU 690/2020 que había declarado a los servicios TIC como "servicios públicos esenciales y estratégicos", otorgando al ENACOM la facultad de regular sus tarifas. De esta manera, las empresas tendrán vía libre para fijar precios, por lo que se esperan nuevos aumentos en los servicios de la telefonía móvil, internet y televisión que continuarán golpeando el bolsillo de los usuarios, y afectando el avance hacia una mayor conectividad digital para el conjunto de la población.
Para cerrar, un aspecto a tener en cuesta es que la desregulación total de los precios en estos servicios, que se suma a las más de 60 disposiciones eliminadas a principios de año en sectores de producción de bienes esenciales, se da en un marco de fuerte concentración de las empresas proveedoras. Según los últimos datos de la Encuesta a Proveedores del Servicio de Acceso a Internet del INDEC, al primer trimestre de 2024, el 97,7% de los accesos residenciales (fijos y móviles) fueron provistos por empresas que cuentan con más de 1.000.000 de accesos, mientras que el solo el 1,3% correspondieron a empresas que proveen entre 30.000 y 1.000.000 de accesos. El restante 1,0% de los accesos residenciales se distribuyó entre empresas que proveen menos de 30.000 accesos.