Efecto crisis: no hay ajuste, pero se resiente la actividad

Mientras las cifras oficiales dan cuenta de un gasto expansivo, el Indec muestra los primeros signos de desaceleración de la actividad.

25 de julio, 2022 | 00.05

El déficit primario del Sector Público Nacional (SPN) se siguió expandiendo en mayo y el gasto primario continuó creciendo “fuertemente”, con un 17,3 por ciento anual real, impulsado por “medidas de refuerzo de ingresos”, especialmente al "sector vulnerable". Sin embargo, esta política expansiva del gasto contrasta con el último informe de actividad económica del Indec, en el que se ve que para mayo se experimentó una desaceleración en la medición desestacionalizada, pues el tenue crecimiento del 0,3 por ciento fue aún menor que el del 0,5 por ciento de abril contra marzo.

Las primeras cifras son las conclusiones del último informe del Área Fiscal y Políticas Públicas del IIEP de la Universidad de Buenos Aires, alineadas con las conclusiones del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas de la Universidad Nacional de Rosario. Dan cuenta que en los primeros cinco meses de este año el Gobierno gastó 6,06 billones de pesos, lo que representa el mayor gasto para los primeros cinco meses desde 2017.

La combinación de estos dos datos puntuales podrían dar cuenta de que la actual crisis económica, evidenciada en la alta inflación, la incesante suba en la cotización de los dólares financieros y la caída de los ingresos reales no obedecen de forma directa a las variables macroeconómicas. Incluso, si se tiene en cuenta que según el propio instituto de la UBA, para dar seguimiento a las metas acordadas con el FMI, el déficit primario acumuló hasta mayo un estimado equivalente a un 0,6 por ciento del PBI o 463.000 millones de pesos, lo cual no es una cifra alta, y que de acuerdo a información difundida ayer por el Ministerio de Economía, se cumplió con la meta recalibrada del programa del FMI, más allá de que los 800.000 millones de pesos de déficit semestral fueron mayores a los 566.800 millones de pesos inicialmente comprometidos, lo que también es una demostración de la ausencia de un ajuste.


Incluso, por el lado externo, las exportaciones de la primera mitad del año, que alcanzaron los 44.377 millones de dólares, llegaron al mayor valor histórico para un semestre en la historia argentina, superando incluso en un 13 por ciento al récord previo del primer semestre de 2013, y la balanza comercial se mantenía hasta junio positiva en 3.093 millones de dólares.

Ciertamente, la ausencia de datos sobre la evolución económica de junio y lo que va de julio impiden evaluar en que medida se continuó afectando un crecimiento económico que no debería interrumpirse si se tiene en cuenta la expansión del gasto fiscal, un déficit fiscal primario que en el acumulado de los últimos doce meses no superó el 3,2 por ciento del PBI y se encuentra hasta este semestre en línea con lo comprometido con el Fondo, y, en el plano externo, un superávit de balanza comercial y horizonte despejado de vencimientos de deuda, luego de la reestructuración con los bonistas privados y el nuevo acuerdo de marzo con el FMI.

El factor FMI

Con todo, también es cierto que la actual crisis política del oficialismo pareciera anticiparse a un semestre en el que el acuerdo con el FMI condicionará fuertemente la marcha de la economía, un elemento que dejó entrever la vicepresidente Cristina Kirchner cuando le “obsequió” a Alberto Fernández el libro “Una temporada en el quinto piso” del sociólogo Juan Carlos Torre, el cual narra la caída del gobierno de Raúl Alfonsín en el contexto de un programa con este organismo de crédito, que reintrodujo Cambiemos a la argentina en 2018.


En efecto, según el informe del centro de la UBA, para lo que resta del año, las metas comprometidas con el FMI "siguen siendo desafiantes", dada las tendencias que se observan en las trayectorias de ingresos y gastos, donde desde finales de 2021 el gasto primario viene creciendo en términos reales muy por encima de lo que lo hacen los ingresos tributarios, pues a mayo de 2022, el gasto crece 18 por ciento anual, es decir casi tres veces más rápido que los ingresos tributarios, con 6 por ciento anual.

Por su parte, el documento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) “Hacia un Formal Waiver”, cuya traducción es que el país se dirige a un incumplimiento de los compromisos trimestrales acordados y a un pedido formal de disculpas por dicha falta, “el déficit fiscal y el financiamiento del Banco Central suelen ser mayores hacia fin de año, y esa estacionalidad no está contemplada en el acuerdo”, con lo que si se desea cumplir con los próximos compromisos asumidos por la gestión de Martín Guzman con el FMI, pareciera ser necesario un importante ajuste, que pareciera haber dado inicio con la segmentación tarifaria y el congelamiento de  ingreso de trabajadores al Estado nacional.

Ello, en el contexto de salarios y jubilaciones que no pudieron recuperar los 20 puntos de poder adquisitivo que les hicieron perder las políticas de Cambiemos, y que a causa de la muy alta inflación, comenzaron a disminuir aún más en lo que va de este año.

Así, luego de un semestre sin ajuste, la desaceleración del crecimiento y la crisis política motivada fundamentalmente por el acuerdo con el FMI, parecieran anunciar lo que viene para los próximos meses.

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