Qatar 2022: explotación laboral y denuncias por violaciones de derechos humanos

Desde que se conoció que iba a ser sede del Mundial, las discusiones y las críticas a las violaciones de los Derechos Humanos en ese país se multiplicaron. Muertes y abusos sobre las libertades se multiplican y están en tela de juicio. 

05 de mayo, 2022 | 09.35

El Mundial de Qatar se convirtió, antes de que comience, en uno de las competencias con más polémicas a su alrededor. Desde las concesiones que las ligas europeas otorgaron modificando su, casi, inapelable calendario hasta las justificaciones de la FIFA ante las repetidas denuncias de violaciones de Derechos Humanos a trabajadores, mujeres y diversidades y de las miles de muertes que se produjeron en la creación de la infraestructura para la Copa del Mundo

A 200 días del Mundial de Qatar, el patriarca suizo de la FIFA, Gianni Infantino, viajó a Estados Unidos y México (anfitriones de la Copa del Mundo de 2026). En una conferencia, un periodista le preguntó sobre un posible fondo de la FIFA para ayudar económicamente a las familias de los trabajadores que murieron durante la construcción de los estadios. “Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones 'difíciles', le das dignidad y orgullo. No es caridad, no haces caridad. No les das algo a alguien y le decís 'quedate donde estás'. Te doy algo y me siento bien”, respondió desde su estrado.

La previa al Mundial de Qatar tiene denuncias de muerte, esclavitud y hacinamiento en todas las construcciones. Desde los estadios hasta la infraestructura necesaria para poder llevar adelante la competencia: rutas, caminos, aeropuertos, hoteles y demás. Todo este crecimiento también es parte de los pedidos de la FIFA para que la sede pueda estar dentro de sus estándares. Tanto Amnistia Internacional como diferentes organizaciones de Derechos Humanos realizaron informes sobre el estado en el cual viven los trabajadores que fueron llevados a Qatar. En un artículo publicado en 2016, la organización reveló que hubo 6.500 trabajadores muertos hasta esa fecha. La mayoría mano de obra barta llegada de Nepal, India, Pakistán y Bangladesh. Entre las condiciones que se denunciaron fueron el hacinamiento, la retención de pasaportes y el cobro de comisiones a los propios trabajadores.

La FIFA, en aquel entonces, aseguró que solo 37 fallecimientos están “conectadas” con las construcciones de estadios. A esas familias aceptadas por la propia FIFA, según Infantino, no se les dará ningún reconocimiento económico. No obstante, en el mismo discurso, añadió que fueron “solo” 3 fallecidos. Y cerró: “La FIFA no es la policía del mundo”.

Denuncias violaciones de Derechos Humanos a trabajadores, mujeres y diversidades

“No podemos cambiar las leyes. Uno no puede cambiar la religión durante 28 días de la Copa del Mundo”, dijo el jefe mayor de la policía de Qatar, Abdulaziz Abdullah Al Ansari. La frase del funcionario qatarí fue hace un mes. Luego del sorteo del Mundial. Desde que se supo que el país asiático iba a ser la sede del torneo, las críticas por las constantes violaciones a los derechos de la mujeres y la nula apertura a los derechos de género se dispersaron. 

El propio Al Ansari también aseguró que, en los estadios, no se podrán ondear banderas del arco iris. “Yo no voy a agredirlo. Pero no puedo garantizar el comportamiento de toda la gente alrededor. Yo los quiero proteger”, lanzó como justificativo. La comunidad LGTB en todo el mundo empezó a mostrar preocupaciones sobre lo que puede ocurrir en Qatar. De hecho, desde hace unos años, algunas selecciones -como Noruega- quisieron empezar a hacer un boicot a la Copa del Mundo que no llegó a mayores. Sin embargo, la duda también yace en qué harán los futbolistas que estén en el Mundial al respecto. Manuel Neuer y, por ejemplo, Robert Lewandoski -rival de Argentina en el grupo- han manifestado su constante apoyo. Incluso a través de actos como llevar la bandera del arco iris en partidos de su Selección.

Más allá de la comunidad LGBTIQ, las leyes qataríes también tienen una mirada extremadamente machista y que recae con mucha violencia sobre las mujeres. Al punto tal de llegar a los castigos físicos. Paola Schietekat es mexicana, tiene 28 años y vivió las dificultades del sistema de justicia qatarí para las mujeres. A mediados de 2021, cuando ella estaba en Doha, un hombre se metió en su habitación y abusó de ella. Trabajaba dentro del Comité Organizador del Mundial y llevó la denuncia a un juzgado de ese país. Le tomaron declaración, mostró fotos y exámenes médicos para demostrar el abuso que sufrió. Al día siguiente, la joven recibió una llamada de la policía y de los cuerpos de Justicia. Tuvo que ir a la estación y le hicieron un careo con su agresor que se defendía diciendo que era su pareja. La resolución: apuntar contra ella. 

El castigo por adulterio en Qatar son 100 latigazos en la espalda y siete años de cárcel. Es lo que indica la ley que rige en Qatar. En charla con El Destape, Schietekat contó: "No tenemos idea de la magnitud de lo que significa organizar un Mundial en un país árabe. Y este es un país joven. Pero por eso, hay que tener mecanismos de prevención y de protección". En este punto agregó: "Lo que me preocuparía es lo que puede pasar en Qatar adentro de un sistema que se desconoce. Me da mucho miedo el hecho de que haya problemas, porque va a haber problemas. Al punto tal de que no se habla inglés, entonces los que van tienen que tener herramientas para defenderse". 

Después de casi seis meses, con la ayuda de la Secretaría de Relaciones Exteriores (Marcelo Ebrard) de México y siendo parte del Comité Organizador del Mundial, finalmente la Justicia de Qatar tomó la decisión de no seguir adelante con el juicio y no recibirá castigo. Sin embargo, su posición de "privilegio" y la ayuda de la múltiples organismos internacionales fueron los que le dieron las herramientas para hacerlo. En este punto, en charla con este medio, apuntó a lo que puede ocurrir a otras turistas: "Las embajadas tienen que brindar protección a las víctimas y esto trasciende. Es posible que haya gente que se vea afectada por esta situación".   Además añadió: "Hay que generar herramientas. La embajadora, en primer lugar, trató de ayudarme pero el problema era más grande de lo que podían comprender porque no sabían del sistema legal, de las leyes y de las convenciones que existen en un caos como este."