Cuando la neerlandesa Annemiek Van Vleuten cruzó la línea de meta el domingo con los brazos en alto en el Fuji International Speedway, pensó que había ganado la carrera de ciclismo en ruta de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Sin embargo, pocos instantes después, una emocionada Van Vleuten se dio cuenta de que había terminado segunda, por detrás de la austriaca Anna Keisenhofer por un minuto y 15 segundos.
"Pensé que era la primera", se oyó decir a Van Vleuten a su masajista de equipo Ruud Ziljmans en la televisión neerlandesa. "Ruud ¿me he equivocado?".
A diferencia de las pruebas profesionales del World Tour, los ciclistas no pueden comunicarse con su equipo por radio en las carreras olímpicas.
Ese hecho pareció ser la perdición de Van Vleuten y sus tres compañeras de equipo, que no se dieron cuenta de que la austriaca seguía en la carretera y por delante de ellas.
Las pedalistas neerlandesas habían ganado las dos medallas de oro previas en carretera y, una vez más, partían como grandes favoritas el domingo. Pero tras permitir que Keisenhofer abriera una brecha de 11 minutos, se quedaron compitiendo por los dos puestos restantes del podio.
Anna van der Breggen, compañera de equipo de Van Vleuten, se mostró igualmente desconcertada con el resultado final, admitiendo que ni siquiera había oído hablar de Keisenhofer.
"No, no sabía que todavía había una corredora por delante", dijo la campeona de Río 2016. "No creo que nadie la haya tenido en cuenta. No la conozco".
La británica Lizzie Deignan dijo que el problema del equipo neerlandés podría haber sido tener demasiados líderes.
"¿Qué haces en tu reunión de equipo cuando tienes cuatro corredoras que pueden ganar la carrera? ¿Cómo se decide? Todas son increíbles, todas son muy profesionales, pero probablemente tendrían que haber elegido una líder", señaló.