Clubes de Barrio en pandemia: Entre la ayuda a los más vulnerables y la profundización de su crisis

Las entidades sociales fueron las primeras en poner el hombro para colaborar durante el avance del coronavirus. Sin embargo, su ya golpeada situación económica se resiente aún más con las puertas cerradas. 

09 de mayo, 2020 | 09.15

Los clubes de barrio volvieron a demostrar el peso de su rol social en el entramado argentino con diversas propuestas  para morigerar los efectos de la pandemia del coronavirus en los sectores más necesitados. Sin embargo, la falta de actividad pone en jaque su estructura, que quedó muy dañada por las políticas de ajuste durante el gobierno de Cambiemos.

Las puertas debieron cerrarse y el ruido de pelotas y jóvenes corriendo se calló de golpe. El COVID-19 no dejó otra alternativa a los clubes de barrio que cerrar sus puertas para los miles y miles de chicos que encontraban allí un espacio de contención y de juego. Sin embargo, esas puertas volvieron abrirse enseguida, esta vez para asistir a los que más lo necesitan. Comedores, merenderos, distribuidoras de alimentos, centros de operación para las autoridades sanitarias o incluso un lugar de asilo para quienes no tienen un techo. 

"Alrededor de unas mil instituciones a lo largo de todo el país se han convertido en hospitales, cocinas administradas por el Ejército, vacunatorios para la tercera edad y más. Más allá de al crisis, nos mantuvimos solidarios y con las puertas abiertas, como es nuestra costumbre", resaltó en conversación con El Destape Cristian Font, presidente del Observatorio Social y Económico de Clubes de Barrio.

En una línea similar, Guido Veneziale, presidente del club Villa Miraflores e integrante de Defendamos los clubes señaló: "Pasamos a armar comedores y viandas para los jubilados y personas en situación de calle"

Pero más allá de nuevas flexibilizaciones o cambios en el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, las asociaciones civiles saben que su regreso será aún más lejano y ese escenario repercute de lleno en su subsistencia. "El panorama económico es desalentador. El 35% de los clubes, unos 7.000 no saben cómo van a hacer frente a las deudas millonarias que van a tener y todo lo que significa poner en marcha el club", resaltó Font.

La expectativa a futuro los pone en una "situación apremiante". "No sabemos cuando vamos a volver y cómo va a volver la gente. Entendemos que cuando se termine la pandemia va a haber un panorama de crisis, desempleo y falta de dinero, va a ser muy difícil que los clubes vuelvan a la normalidad", aseguró Font.

Es que la crisis de los clubes no comenzó con la pandemia. Cuatro años de tarifazos, ajuste y desidia del macrismo obligó a cierre definitivo de muchas entidades y puso en peligro a más de 4.000 de ellas. Las que pudieron resistir, con esfuerzos, unión y solidaridad se ven ahora jaqueadas por una situación inimaginable. Al respecto, el dirigente de Deportivo Domínico alertó que el contexto es "muy caótico" debido a que se generan deudas cada vez mayores con las prestadoras de servicios. Para ingresar dentro del beneficio que los exceptúa del corte durante la pandemia, los clubes tuvieron que reclamar que no habían sido contemplados. Y si bien por el momento están cubiertos, saben que si no se generan recursos se "agrava la situación".

"La situación nos mató. No cobramos un peso de cuota y la tarifa social todavía no está activa. Sólo la del agua, que es un 30%", apuntó Veneziale. Varias instituciones coinciden en que los métodos para acceder a las reducciones y aplazamientos de pagos de las tarifas no están claros o no fueron habilitados.

El pasado martes, el Ministerio de Turismo y Deportes lanzó a través de la Secretaría de Deportes el Programa de Apoyo en la Emergencia para Clubes, que permitirá a las asociaciones civiles recibir un subsidio de hasta $60 mil adicionales a los que ya están fijados en sus esquemas tradicionales de ayudas. El paliativo supone un poco de aire para las instituciones, aunque su previsión sigue siendo negativa y piden aún más participación del Estado.

"El gasto operativo de un club ronda entre los $100 y $250 mil por mes y las deudas se agrandan. El problema de raíz que tenemos que la mayoría de los clubes hoy por hoy no tienen los papeles al día". explica Juan Ignacio Bruera, secretario del Observatorio.

Fundados en su mayoría hace más de 50 años, las instituciones tienen situaciones legales precarias que dificulta su acceso a distintos beneficios, una deuda que en décadas el Estado no pudo saldar. No obstante, los clubes superar esos obstáculos con una agenda de trabajo que busca que los reconozcan. En contraposición, el registro único de clubes de barrio creado por el macrismo se convirtió, según Font, en una "herramienta de discriminación" para perjudicar a las organizaciones. "Sólo están inscriptos un 10% de los clubes del país", sostuvo.

En medio de una ecuación que sólo da números negativos también se encuentran los empleados que trabajan en las entidades sociales. Sin ingresos, los clubes no pueden afrontar sus salarios y cargas sociales y la crisis se extiende a esas familias. "Está rota la cadena de pagos, no podemos afrontar el pago de sueldo de los empleados y se genera una grave crisis para los trabajadores que viven del cobro de la cuota", indicó Font.

El análisis de Veneziale es similar y es por eso que desde Defendamos los Clubes y la Federación de Organizaciones Deportivas de la Argentina se organizaron para formar una distribuidora social de alimentos que cumpla con dos cuestiones fundamentales: Ayudar a los sectores más vulnerables con alimentos a valores accesibles y generar un ingreso para que las asociaciones civiles puedan paliar su situación. "Es un proyecto que nace por un lado de la demanda de los socios y de la comunidad, que aunque veníamos muy mal y ahora estamos directamente quebrados nosotros tenemos un rol clave en la comunidad, y también por una necesidad de los clubes", detalló el dirigente.

La iniciativa ya llega a mil familias, con bolsones de frutas y verduras, y en breve se incorporarán productos secos y de limpieza. Además apela a la unión y solidaridad entre sectores como la Unión de Trabajadores de la Tierra, cooperativas de pequeños productores y fábricas recuperadas. En ese sentido, el presidente de Villa Miraflores, enfatizó: "Gracias a la distribuidora social que estamos armando, aparte de que lleguen los alimentos de calidad a un precio justo, directo del mercado central, nos posibilita tener un margen para que los clubes".

 

 

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