"Freud y Latinoamérica", una muestra inaugurada hoy en la casa-museo que el padre del psicoanálisis habitó en Londres, repasa cómo impactaron sus revolucionarias ideas en una región que jamás visitó y que, sin embargo, es ampliamente aceptada como "centro mundial del psicoanálisis" y tiene a la ciudad de Buenos Aires como referente indiscutido.
"Hay más psicoanalistas en América Latina que en Europa", señala Jamie Ruers, la curadora de esta muestra, a la agencia francesa de noticias AFP, quien también destaca que el mayor número de visitantes que se acerca a la casa que habitó Freud en la capital británica "proviene de América Latina, especialmente de Argentina y Brasil".
Con esta muestra "queríamos descubrir las primeras historias entre la región y Freud (1856-1939)", sostiene Ruers sobre el proyecto desarrollado en la residencia que el neurólogo compartió con su familia en el barrio londinense de Hampstead, cuando escaparon a la anexión nazi de Austria en 1938 y en la que vivió hasta 1982 su hija menor, Anna, también destacada psicoanalista.
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La exposición exhibe hasta el 14 de julio cartas personales, fotografías, libros, esculturas y objetos de la colección de antigüedades de Freud, todos de América Latina. "Muchas enviadas por admiradores y seguidores", cuenta la curadora.
Buenos Aires, la ciudad con más psicoanalistas del mundo
"Buenos Aires tiene el mayor número de psicoanalistas per cápita del mundo, una práctica que en Argentina se asimiló más fácilmente que en los países europeos porque no contaba con una tradición psiquiátrica ni psicológica establecida y entonces era mucho más permeable a cualquier idea nueva", opinó el argentino Mariano Ben Plotkin, coautor del libro "Estimado doctor Freud" junto al chileno Mariano Ruperthuz Honorato, con quien colaboró en el armado de esta muestra.
A entender de Ben Plotkin, "la sociedad latinoamericana se venía protagonizando un proceso de modernización que generó en muchos sectores urbanos una gran receptividad a cualquier idea que viniera de Europa", dando lugar a un "sincretismo cultural" que "permitió juntar cosas que otros países europeos no habrían podido reunir".
"En el psicoanálisis -graficó-, se daba la convergencia de una metodología médica muy moderna con obsesiones antiguas, como los sueños: de pronto una técnica científica permitía hablar de ellos, de cosas de la cultura popular, desde un discurso científico moderno".
Para Ruperthuz, en tanto, el hecho de que "desde los años 1970 el psicoanálisis se haya convertido en parte de la vida cotidiana en Latinoamérica es cultural". Eso queda claro en los extractos de antiguos programas de radio de Brasil sobre los sueños o en las revistas de México y Argentina de las décadas de 1950 y 1960, que pueden verse y oírse en la exposición, mostrando cómo llegó el psicoanálisis a las masas.
La exposición suma, entre importantes joyitas, la serie fotográfica "Sueños" que la alemana radicada en Argentina Grete Stern hizo para la revista porteña femenina Idilio, en una columna titulada "El psicoanálisis le ayudará" que se publicó entre entre 1948 y 1951.
De Latinoamérica con amor
Ruers, la curadora, destacó que si bien "Freud nunca viajó a América Latina, escribió muchas cartas y recibió a visitantes latinoamericanos en Viena y Londres", por eso la exposición también rescata algunos de los libros que el psicoanalista recibió de autores latinoamericanos con quienes mantenía fluida correspondencia pero a quienes, en la mayoría de los casos, nunca conoció.
En la década de 1920 Freud entabló una estrecha relación con el psiquiatra peruano Honorio Delgado, a quien describió como su "primer amigo extranjero", intercambiando cartas, libros y regalos durante las décadas siguientes que se pueden ver en la muestra.
El recorrido de "Freud y Latinoamérica" analiza la expansión del psicoanálisis en esta parte del continente americano, volviendo sobre figuras como la del médico negro Juliano Moreira, hijo de esclavos brasileños que recogió las ideas de Freud y las hizo circular por todo Brasil.
Y sobre libros como "Über coca" (sobre la cocaína), legendario ensayo escrito en 1884, poco después de la introducción de la cocaína en Estados Unidos y Europa, donde analiza el uso de esa droga y el tratamiento que se le daba a la planta en Bolivia y Perú a través de experimentaciones con pacientes y consigo mismo, que le permitieron dar cuenta del carácter estimulante y analgésico de esa droga.
Si bien años después desarmó muchas de las afirmaciones dadas ahí -había sido uno de los pioneros en recomendar su uso terapéutico-, habida cuenta de que ya no la consideraba una droga inofensiva, sino altamente adictiva, entre otras cosas, tras la muerte de un amigo al que intentó curar de su adicción a la morfina con cocaína y porque él mismo había sido cocainómano durante 12 años.
Cuando Freud se mudó a Londres pudo traer 34 de sus 62 libros latinoamericanos, muchos de los cuales tenían dedicatorias de sus autores, que se pueden también contemplar en la exposición.
Con información de Télam