La historia del mítico cantor Carlos Gardel y su legado artístico fue pasando a través de varias generaciones de amantes del tango y se sostuvo por un fuerte sentido de identidad porteña. Además, la fama y proyección internacional que logró el Zorzal Criollo con su voz y su actuación hizo que se transformara en un ícono en todo el mundo. Muchos recuerdan sus canciones y sus anécdotas, pero existe una sucesión hereditaria que muy pocos conocen y que dio origen a una Fundación Internacional que tiene como misión mantenerlo vivo, para que cada día cante mejor.
Para entender esa parte del legado de Carlos Gardel hay que remontarse a la época en la que el cantor conoció a Armando Defino, quien en poco tiempo paso a ser su albacea y amigo. Antes de sus giras internacionales, le planteó la necesidad de dejar un testamento y en esa misma conversación le solicitó que si le pasaba algo, que cuidara a su madre Doña Bertha Gardes. Por eso, tras el accidente trágico, el 24 de junio 1935, Armando junto a su pareja Adela y su madre Doña Pepa, se mudaron a la casa de la calle Jean Jaurés 735, cumpliendo con el pedido del fallecido artista popular.
El ícono del 2x4 dejó, bajo testamento del 7 de noviembre de 1933, a su madre como heredera universal de todos sus bienes y derechos. Y con otro documento fechado el 2 de julio de 1942, Berthe Gardes nombró como único y universal heredero de Carlos Gardel a Armando Vicente De Fino. Más tarde, el 7 de febrero de 1960, el último sucesor nombró a su esposa Adela Blasco de De Fino.
Sin embargo, Armando aclaró que en caso de que su pareja falleciera primero o en caso de muerte simultánea, luego de legar ciertas propiedades a su sobrino, y en el remanente de bienes, la heredera sería Nuria Eulalia de Fortuny de Cortada, a quien nombraron como “nuestra hija en el afecto”. Allí le pidieron que “siga atendiendo como lo hemos hecho siempre mi esposa y yo, el monumento y la bóveda en Chacarita, donde reposan los restos de mi querido e inolvidable Carlos Gardel y los de su señora madre Berthe Gardes”.
Décadas más tarde, el 27 de octubre de 2000, mediante cesión de derechos, la señora Nuria Eulalia de Fortuny de Cortada donó todo gratuitamente a sus hijas Nuria Eulalia Andrea Cortada de Fortuny y María Ana Inés Cortada de Fortuny. “Los derechos de propiedad y las acciones inherentes a esos derechos respecto de todas las cosas y bienes y objetos materiales o inmateriales que pertenecieron en vida a Carlos Gardel, a su madre Doña Berthe Gardes y a los sucesores de ésta, Armando Vicente De Fino y doña Adela Blasco, de quien la cedente es la única y universal heredera”, explica la Fundación Internacional que lleva el nombre del cantor.
La Fundación Internacional Carlos Gardel y su rol clave para el tango
Finalmente, mediante una cesión de derechos fechada el 16 de agosto de 2018, las señoras Nuria Eulalia Andrea Cortada de Fortuny y María Ana Inés Cortada de Fortuny, cedieron toda la herencia de Carlos Gardel, en forma gratuita a Walter Santoro, con el “compromiso que custodiar su memoria e historia”. Para ello, creó la Fundación Internacional Carlos Gardel: “Entendiendo que es parte viva de la historia cultural de Buenos Aires y por ello de todos los argentinos”.
“La Fundación tiene como objetivo dentro de su misión despertar en las actuales y futuras generaciones, el sentido de identidad nacional como conquista de derechos, de pertenencia a una sociedad y resguardar el futuro, como parte de nuestra identidad”, remarca el sitio web de la organización donde se difunde el legado de Carlos Gardel.
Así también indican sus fundadores: “Ha sido constituida para preservar el espíritu de su legado y para difundir la totalidad su obra como un sello oficial y garantía de calidad. Para ello la Fundación resguarda un importante acervo documental, fotográfico, fílmico y discográfico que, a través de nuevas tecnologías, está remasterizando y reeditando para ponerlo a disposición de todo el mundo”.