"Memorial", una muestra que invita a imaginar un futuro acechado por la amenaza de nuevas guerras

18 de diciembre, 2023 | 19.43

(Por Marina Sepúlveda) Desde una pared tapizada de moldes dispuestos sobre una mesa de corte vertical o mangas negras de uniformes que saludan marciales, el conjunto de obras que el artista uruguayo Gerardo Goldwasser reúne en la muestra "Memorial" imprime en la sala PAyS del Parque de la Memoria un universo artístico que sostiene un novedoso diálogo con el sitio y los nombres de las víctimas del terrorrismo de Estado, en tanto continuidad de un trabajo ininterrumpido con "la sastrería, los afectos, la violencia, la memoria y el arte".

Curada por Laura Malosetti Costa y Pablo Uribe, "Memorial" cuenta con el montaje de Niklaus Strobel y el aporte de Lorena Guerina en la realización de los patrones. La muestra redistribuye sentidos desde las reminiscencias del proyecto "Persona", con el que Golwasser representó a Uruguay el año pasado en la 59º Bienal de Venecia y donde, al igual que en esta ocasión, aplica saberes surgidos de la sastrería, el oficio familiar que ya lleva varias generaciones. "Mi abuelo, mi padre y mi tío fueron sastres", cuenta a Télam el artista nacido en 1961.

En la muestra actual, desvinculada de lo que fue el montaje de "Persona" con sus grandes rollos de tela negra, sus moldes prestos a ser cortados y un sastre italiano dedicado a tomar las medidas en un acto de diferenciación de la voracidad de lo uniforme, la apuesta es muy distinta: desde su parquedad cromática y austeridad, la experiencia producida por el Parque de la Memoria y montada en su emblemática sala explora una sensorialidad a toda máquina, solapada y en diálogo con la exuberante "El futuro detrás. Imaginación política después del estallido del 2001", una muestra de curaduría múltiple que se presenta en simultáneo, separada por una pared.

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La idea, dice Malosetti Costa es que "la gente tenga una entrada sensitiva a esto, que sienta la opresión, la angustia y recién después se entere de qué se trata". Por eso, esa sensorialidad visual puesta en juego se nutre de un video que apuntala la propuesta curatorial y el oficio del artista, dispuesto junto al texto curatorial con una cita de Jorge Luis Borges sobre la guerra.

Si el trabajo llevado a la Bienal de Venecia era una reflexión crítica sobre los modos de cubrir y exhibir los cuerpos, disciplinarlos, como contrapunto disruptor está el diferenciarlos. Así, la instalación de una sucesión de 51 mangas negras de uniforme clavadas sobre la pared blanca del largo pasillo que acompaña el ingreso a la muestra desemboca en un gran muro repleto de siluetas, y en su prolongación habita un espacio blanco con una escalera de escape.

El contraste logrado en Venecia, "entre la uniformización y las personas, aquí la transformamos en un alegato antibélico contra toda forma de violencia, por eso citamos a Borges cuando dice 'Nunca hay una victoria en una guerra', expresa Malosetti Costa en referencia al "alegato por la paz" que tiene como objeto, en parte, la muestra.

En la obra "El saludo" (2010-2023), las mangas izquierdas orientadas hacia abajo aluden "a la voluntad de dominio absoluto implícito en el diseño de los uniformes", lo indiferenciado extractado del "saludo de las multitudes nazis uniformizadas", explicitan los curadores.

"Es el antisaludo nazi que era con la mano derecha hacia arriba", y todo esto se acompaña con una sala vacía que "destaca la presión intolerable y uniformadora de las encimadas de moldes en sus muros", aclara Malosetti Costa.

"Este muro negro -señala la curadora a la gran pared del fondo de la sala- te lleva a ese otro muro, dialoga con el del Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado con sus nombres".

Ese muro es "una negra pesadilla", indica sobre la inmensa mesa de corte recreada por el artista cuidando las "disposiciones de los moldes" desde la concepción de "la ley del máximo aprovechamiento", en tanto metáfora.

¿Cómo se resignifica la muestra en el Parque de la Memoria? "Sentí un momento de ´duda´, aunque no por exponer. Cuando volvía a Montevideo, después de tener la reunión para coordinar la exposición con Nora Hochbaum y Florencia Battiti, recuerdo haber caminado por el Parque más lentamente", dice Goldwasser en diálogo con Télam.

"Sentí lo que seguramente todos sentimos en momentos muy conmovedores, más cuando empecé a darme cuenta de la cantidad de chiquilines jóvenes en las listas de nombres en los muros: 19, 20, 22 años. La duda fue qué podría colocar en una sala interior del Parque, que fuera mínimamente digno, respetuoso, desde lo artístico, entendiendo que los muros con los nombres de las personas son la obra más importante"´, reflexiona.

"Entonces surgió el proyecto Memorial, que propone un mural interior como posible diálogo con los muros del exterior. Una imaginaria línea que toca ambos espacios en forma de abrazo", añade.

Artista, docente y diseñador gráfico, Goldwasser (Montevideo, 1961) viene trabajando con el manual de sastrería utilizado por su abuelo en el campo de concentración de Buchenwald, Alemania, erigido en 1937 cerca de Weimar bajo el régimen del nacionalsocialismo alemán, "cuando confeccionó uniformes nazis para poder sobrevivir". Explica que su "trabajo vincula estos escenarios: la sastrería, los afectos, la violencia, la memoria y el arte".

Desde su primera exposición individual en 1985 en el Instituto Goethe de Montevideo, la trayectoria del artista se centra en el oficio de la sastrería en tanto "dibujo sometido a reglas precisas, repetición e institución de normas", pero tomado "desde el rol uniformizador y los uniformes transformando los seres humanos en máquinas", apunta la curadora, "desarmando las personas y transformándolas en parte de un engranaje que puede ser destructivo como el ejército o constructivo como en de las enfermeras"; y todo esto vinculado con la memoria y el sufrimiento familiar anclada en la figura de su abuelo, sobreviviente del Holocausto.

La definición de trabajar desde la práctica artística sobre el oficio de sastre surgió en los 90 cuando su padre encontró los manuales de confección utlizados por su abuelo, de los cuales estudió "sus contenidos" convirtiéndose "en materia prima" de su práctica artística hasta la fecha, cuenta Goldwasser.

"Tiene capítulos extensos de como confeccionar uniformes, y los referidos a la confección de otras indumentarias son más cortos". Y agrega que su interés estuvo en "reflexionar en varios niveles".

Por un lado observar los "esquemas/siluetas/dibujos muy precisos de instrucciones para la elaboración de moldes de uniformes, y por otro la interpretación de los textos del alemán al español que hacíamos con mi familia, donde todos esos contenidos explicaban cómo realizar un oficio, pero también el sentir de la violencia, dado que de la lectura se desprendía que en algunos significados no había una simple instrucción, sino una orden", afirma.

"Yo tenia un pequeño estudio en la planta alta de la casa de mis abuelos y en la planta baja funcionaba el taller, y en todo el resto de la vivienda familiar. Entonces, entre subidas y bajadas, proyectamos junto con mi padre y mi tío, diferentes obras, utilizando como elementos protagonistas los de la sastrería: los patrones, los cortes, las telas, y procedimientos utilizados", explica.

"Tuve desde aquellos años, diferentes vínculos con la memoria. En aquellos tiempos, los materiales encontrados, más los relatos familiares, generaron un grupo de obras". cuenta, para luego acotar que le quedan ahora "sus herramientas, objetos y los recuerdos de producir juntos, intercambiar e incorporar oficios o profesiones con una naturalidad maravillosa".

Consultado sobre la uniformización indica que estos años lo encuentran interesado en los procesos intermedios de la producción de indumentaria, porque como advierte "existen muchos momentos donde la repetición y el seriado de elementos ocurre" como con la "superposición de varias telas" sobre las cuales se colocan los moldes para después hacer un único corte.

Pero fue la repetición en la que se basaron, entre otras cosas, ambos proyectos: "la uniformización es asociada a elementos que se repiten, tanto en etapas de producción, preparación, o en etapas finales confeccionadas, como las mangas de ´El saludo´". Y agrega: "El negro de las telas sigue siendo la puerta de entrada en los proyectos para que el color lo incorpore el espectador con su vestimenta, donde cada uno es único".

¿Con la obra "Escalera" existe una salida? "Mi salida ha sido siempre trabajar con una obra donde el ser humano esta presente, donde se pueda a través de múltiples dispositivos hablar de las personas y de lo que les puede llegar a ocurrir", define.

La obra es parte de "una serie de instalaciones" que viene desarrollando donde incorpora además de los moldes elementos de arquitectura, entonces "los patrones conviven con una escalera de escape de las que se ubicada en las azoteas", como en este caso, y donde los patrones se incorporan "estratégicamente para construir el mensaje", explica.

Por otro lado, el muro de 16 metros de largo por 4.30 de altura que recrea una mesa de corte podría concebirse como gestalt o un juego entre figura y fondo.

Ubicada verticalmente a diferencia de Venecia en que "se expusieron en forma de 18 rollos acumulados en el espacio a gran escala" que eran recorridos, en "Memorial" los moldes cubren la superficie del muro. Sin embargo, "es posible identificar una mesa en particular que corresponde a un uniforme", dice y explica que en los proyectos mantiene la escala humana modificando las "estrategias de acumulación o repetición para solucionar los espacios expositivos".

"Memorial" invita a imaginar nuevas formas de ubicarse en un futuro amenazado por nuevas guerras, en tanto "ejercicio de memoria despojado de todo dato anecdótico y muy sobrecargado de oscuridad", sintetiza la curadora sobre la muestra que podrá visitarse con entrada gratuita hasta el 31 de marzo en avenida Costanera Norte Rafael Obligado 6745 (CABA) de martes a viernes de 11 a 17, sábados, domingos y feriados de 11 a 18.

Con información de Télam