Hernán Díaz: "Toda gran fortuna llevada a sus orígenes remite a la esclavitud"

29 de junio, 2023 | 15.22

(Por Milena Heinrich). Luego de haber sido distinguido con el Premio Pulitzer de Ficción por su novela "Fortuna", el escritor argentino radicado en Estados Unidos Hernán Díaz dialogó con la prensa hispanoamericana sobre los ejes que atravesaron la escritura y sostuvo que "la ficción tiene un impacto tangible y material".

La novela de Díaz se publicó primero en inglés con el título "Trust" y luego, en abril de este año, llegó a las librerías de Argentina con el nombre "Fortuna", de la mano de la editorial Anagrama. El libro fue recomendado por el expresidente Barack Obama, mientras que The New York Times y la prestigiosa revista New Yorker lo catalogaron entre los mejores libros de 2022. "Ha sido una inmensa alegría y sigo muy desorientado. Todos los puntos de referencias se han desplazado, todo ha sido mucho trabajo, pero trabajo feliz", dijo el argentino sobre los caminos que tomó su obra.

Esto no es todo, HBO está preparando la adaptación de la obra en formato serie con la actriz Kate Winslet y con el autor como uno de sus productores. La serie "sigue viento en popa" pero detenida por la huelga de guionistas, una medida que el autor considera muy "justa" por la disparidad entre lo que ganan los ejecutivos y los guionistas. "En este momento está en pausa pero estamos listos, creo que va a llegar a buen puerto", dijo.

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"La gente que más dinero gana en Occidente es la gente que, en la mayoría de los casos, menos valor social produce de un modo tangible y mensurable, mientras que la gente que sí genera valor social absoluto, un maestro de jardín o de escuela primaria, un recolector de basura, trabajos absolutamente fundamentales, es gente que no recibe una remuneración comparable a lo que aportan a nuestras vidas", sostuvo el escritor.

Justamente esa disparidad y el proceso de acumulación del capital marcan la trama de "Fortuna", un tema que encontró vacante en la literatura que circula en Estados Unidos. "Rápidamente descubrí que en el canon norteamericano no había novelas sobre el proceso de acumulación de capital, sino epifenómenos en torno al dinero, como clases, pero los engranajes mismos de acumulación del capital es algo de lo que no se habla".

En la conferencia de prensa, que se extendió casi por una hora y media y donde el escritor agradeció la oportunidad de entablar conversaciones sobre distintas aristas de su libro, contó que cuando escribe le gusta encontrar "puntos ciegos en ciertos cánones o tradiciones" para excavar por ahí una historia, como fue el caso de "Fortuna", un texto polifónico en el que también aborda la soledad y el patriarcado. "La existencia del hueco para mi es productiva", reveló sobre el eje vinculado a las finanzas que marca la trama.

En ese mismo sentido, también identificó "la ausencia total de mujeres en estas épicas del capital. Esto pasó a ser un interés central en la novela porque es una exclusión deliberada, pensemos que la primera mujer en ser aceptada en el mercado de bolsas de Nueva York fue en 1975".

Díaz escarba en el mito fundacional moderno de Estados Unidos del siglo XX: años veinte, rascacielos, timba, inversiones, fiestas sociales de alta alcurnia. El autor se metió en el mundo de las finanzas, adoptó su vocabulario, se documentó históricamente y construyó una novela polifónica compuesta por cuatro textos.

Hernán Díaz (Buenos Aires, 1973) creció en Suecia, donde se exilió con su familia por la dictadura cívico militar, volvió a Buenos Aires y vivió 14 años. Se formó en la Universidad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, luego dio clases en la cátedra de Jorge Panesi, más tarde vivió en Inglaterra y finalmente se instaló en Estados Unidos, donde reside hace 25 años.

Para él, el tema o la pregunta que atraviesa "Fortuna" es la ficción, tanto en términos de estructura porque convoca al lector a cuestionar los protocolos de lecturas, como en su sentido mas filosófico. Entran en juego la ficción del dinero y la ficción de las narrativas, incluso de la propia: somos los relatos que contamos de nosotros mismos y los que los otros cuentan de nosotros. Por eso, para él "la ficción no solo está para imitar la realidad" sino y sobre todo "para constituir el modo en que concebimos la realidad".

El problema, en su opinión, es que "la ficción es relegada a una especie de accesorio discursivo, podría estar o no, un pasatiempo inocuo, pero yo creo que la ficción puede dejar una huella o una marca en la realidad", apuntó.

Y así como la ficción permea nuestra subjetividad, el dinero también "determina todas las relaciones sociales". Se refirió a que "nuestras vidas y relaciones están regidas por el dinero y al mismo tiempo el dinero es un gran tabú, hay una incomodidad en torno al dinero".

En tal sentido, para Díaz "el dinero y la ficción tienen una estructura similar, su funcionamiento está basado en la confianza y en la creencia. Si esa creencia se resquebraja también colapsa el sistema financiero, o la moneda, o el sistema de crédito o la bolsa de valores", resaltó.

En la novela, la acumulación del capital viene del negocio del tabaco, una industria que deliberadamente eligió el escritor porque le resultaba " muy importante" que el dinero inicial perteneciera a estas industrias, como la del azúcar también, porque "son industrias que en Estados Unidos están relacionadas con la esclavitud. Toda gran fortuna llevada a sus orígenes, y con las mediaciones del caso, lo que no quiere decir de manera genealógica lineal, remite a la esclavitud".

¿Cómo se da cuenta si una historia merece ser contada en una ficción?, le preguntaron. "Este es el momento en que la mayoría de los escritores empezamos a mentir", bromeó sobre las dificultades de localizar ese punto exacto donde aparece la trama.

Sin embargo, se animó a esbozar una respuesta posible. "Nabokov tiene esta imagen hermosa donde habla de un pájaro que sin saber por qué empieza a coleccionar ramitas, piedras, sin un propósito claro y empieza a amar un nido. Mi trabajo es muy parecido al de Nabokov: empiezo coleccionando, ahora mismo tengo una pila de notas que parece una pila de basura, hay un trabajo muy silencioso y no se bien qué pasa, necesito tener un grado de saturación y que la pila de basura sea lo más grande posible".

Aunque habla en un tono porteñísimo, Hernán Díaz escribe en inglés. Le gusta la plasticidad del lenguaje y las posibilidades de convertir verbos en sustantivos y otros giros de la lengua. Radicado en Estados Unidos desde hace 25 años, publicó sus ficciones en inglés, primero "A lo lejos" y ahora "Fortuna", cuyas traducciones estuvieron a cargo de otras personas.

Aunque creció en Suecia por el exilio de su familia, luego volvió al país, donde estudió y se formó. Así lo recordó en la conferencia: "En Puan (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) tuve la fortuna de dar clases en la cátedra de Jorge Panesi. Por un tiempo pensé que esa iba a ser mi destino, alguien dedicado a la crítica literaria, en ese momento mis influencias tenían que ver con el canon de la deconstrucción".

"De hecho -repasó- acepté una beca de doctorado en Nueva York porque Derrida daba clases en la facultad de acá, hasta ese punto era mi compromiso con ese tipo de comportamiento y discurso. Pero también otro costado más relacionada con la tradición del idealismo y el marxismo, Adorno es una presencia muy importante, sino uno lee Adorno, lee a Hegel y lee a Kant y así".

Pero no sólo en términos académicos sino también la forma en la que imagina la ficción, "una suerte de lente crítico para leer de un modo más detenido". De ahí también tuvo que hacer un ejercicio inverso: "Como escritor de ficción pasó algo muy raro porque cuando estás en el medio de la teoría viene el tono de la sintaxis y eso es algo que tuve que desaprender para poder escribir ficción. Me interesa el grado de transparencia sintáctica... a veces se confunde oscuridad con profundidad y eso trato de evitar en mi prosa".

Con información de Télam