La artista polifacética Laurie Anderson, quien esta noche fue entrevistada en el marco del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA), destacó hoy que si bien incluye historia de su vida privada en sus obras le gusta "hablar en segunda persona", no intenta expresarse a si misma, sino que lo que está buscando es "el reconocimiento" con el público.
"Me gusta hablar en segunda persona. No me interesa hablar desde mí, no me importa si me conoces o no. No es mi meta como artista expresarme", explicó sobre su propuesta artística.
Y agregó: "Si tuviera que definir mi meta como artista sería intentar describir algo para que alguien diga 'Entiendo a lo que te referís', y que le suene familiar. El reconocimiento es lo que estoy buscando".
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En muchas ocasiones, la performer incluye historias de su vida privada en las obras. "Me gusta más escuchar las historias de las personas que sus sueños", señaló en tono irónico.
Respecto de su crianza en el medio oeste norteamericano, dijo que "es un lugar hermoso primero que nada y tiene partes que son muy planas, como aquí. Lo llano para mí es ideal, cien por ciento horizonte".
"Muchas de las personas que vivían allí mentían sobre sus orígenes. Uno de mis abuelos hizo esto: dijo que había venido de Suecia solo a los cinco años, que comenzó un negocio de caballos a los 9 y que se casó a los 11. Esa fue la historia que todos conocimos durante toda la vida. No descubrí la verdad hasta hace cuatro años", relató Anderson y la conversación cobró un carácter íntimo.
"No vino solo, vino con sus padres. Y su mamá murió inmediatamente después y su papá se deshizo de sus hijos porque no podía ocuparse de ellos. Después los buscó de nuevo pero sus hijos no lo querían. Mi abuelo estaba solo. Empezó a robar. Lo encarcelaron a los 9 años y se quedó en prisión hasta los 19. Lo puso en prisión su papá", continuó la artista y agregó: "La profesión de su padre era ser alcohólico. Uno cuenta la historia que puede contar y no cuenta la historia que no puede contar".
Cuando Anderson dio con esta información, buscó en qué prisión había estado su abuelo y descubrió que fue Redwing en Minnesota, un territorio de Estados Unidos que limita con Canadá y el Lago Superior.
"Una de las canciones de Bob Dylan se llama 'Las paredes de Redwing', es una descripción muy sombría. Los paredones eran muy altos, a los niños que dejaban allí encerrados los hacían trabajar. Era muy difícil salir de esa prisión. Escuchar la canción fue 'Uf'", exhaló la artista.
Y agregó: "Porque tenía que ver con las mentiras, con las historias dolorosas y también cuando las personas dicen que la música puede cambiar al mundo pienso en Dylan, porque no estaba hablando de estar buscando el amor y sobre ser un guitarrista solitario. No es una escritura confesional. Él abre los ojos bien abiertos y se pregunta qué es este mundo".
El público aplaudió. "Acá tenemos muchos perdedores. Realmente Dylan era excelente", expresó la artista.
Con información de Télam