Hernán Díaz escribe en inglés y la novela que acaba de llegar al país se publicó con el título "Trust", que significa "confianza" y cuyo sentido en la trama dialoga con la relación entre la verdad, la ficción y el poder al cuestionar o desenmascarar las formas en que todas las ficciones -la del dinero, la del relato, la del deseo- intervienen en la realidad: "Hay cuatro secciones en cuatro géneros diferentes para que los lectores y las lectoras pudieran pudieran sentir esto mas que ser sujetos a una especie de reflexión ensayística", plantea el autor.
Hay ficciones que se aceptan como hechos históricos. Eso, dice Díaz, "tiene consecuencias políticas directas. Casi todas las narraciones en torno al capital tienen esta dimensión ficcional y altamente ideológica". Justamente "Fortuna" tiene como escenario una época y un relato: el mito fundacional de la Estados Unidos moderna y el mercado, su gran protagonista. Negocios, inversiones, transacciones, ganancias, habilidad, pérdidas, ambición, codicia, aspiración, clases sociales, riqueza, desigualdad de género (ni hablar de clases), o en definitiva la influencia del hombre rico sobre todas las dimensiones de la vida social y política unen los puntos de este mapa literario sobre el capitalismo.
"Los relatos son la tecnología básica a través de la cual entendemos la realidad. No hay otro modo, o sea ese es el primero, a través de relatos entendemos la realidad, en ese sentido realmente es la tecnología más básica y a mí la que más me interesa después. Podemos pensar en otras, pero todo empieza ahí", dice el escritor.
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-Télam: Has dicho que hay una vacancia en el canon norteamericano sobre las finanzas en la literatura. En tal sentido, ¿crees que tu trayectoria en distintos lugares y lenguas alumbró una perspectiva distanciada para abordar ese mito fundacional de Estados Unidos en torno al capitalismo, el mercado, el dinero?
-H.D: Esta idea de que tal vez la mirada de alguien extranjero, no nativo, desde los márgenes o desde afuera es inherentemente crítica es algo que me produce mucha sospecha. Es peligroso fetichizar cualquier lugar porque también te da permiso a hacer lo opuesto, es decir el nativismo, el racismo. Es decir sólo quien nació en este lugar realmente entiende qué es este lugar. Demando cierta coherencia, es decir, no creo que automáticamente ser o no ser de un determinado sitio te haga entenderlo mejor. No me parece que ser nativo de un lugar o ser un extranjero en ese lugar te dé inmediatamente una perspectiva o más crítica o más profunda de ese lugar. Se trata de ser curioso, de ser inteligente, de leer y de mirar, vengas de donde vengas.
-T: La traducción de la novela supuso un cambio de título, ¿qué desplazamiento encontrás entre "Trust" y "Fortuna"?
-H.D: Algunas otras traducciones lo conservaron en inglés pero con Anagrama queríamos algo en castellano y que tuviera doble sentido y bueno esto es obviamente la riqueza y también el destino.
El título en inglés denota dos cosas diferentes, una es una figura financiera que es casi un sinónimo estricto de monopolio, entre otras cosas, y obviamente confianza. Un aspecto muy importante del libro es la confianza que le tenemos a ciertos relatos y por qué confiamos más en ciertas voces que en otras, cómo sucede eso, con qué tiene que ver con qué dispositivos retóricos, con qué lugar de enunciación, con qué tono, con qué contexto. Y por eso hay cuatro secciones en cuatro géneros diferentes para que los lectores y las lectoras pudieran pudieran sentir esto más que ser sujetos a una especie de reflexión ensayística porque me interesaba que fuera una experiencia de lectura.
Con información de Télam