(Por Marina Sepúlveda) Las obras de artistas contemporáneos de Paraguay, Argentina y Perú dialogan con el arte textil, artesanal, en un tejido que dispara tantas narraciones como obras en las dos nuevas muestras que podrán visitarse desde mañana en el Malba: "Tejer las piedras", la primera exposición individual en la Argentina de la peruana Ana Teresa Barboza, y la colectiva "Aó. Episodios textiles de las artes visuales en el Paraguay", curada por Lía Colombino, con obras de Claudia Casarino, Marcos Benítez, Feliciano Centurión y Mónica Millán, entre otros.
Obras como "El gran manto", de Ricardo Migliorisi (2018), un patchwork de 12 metros de largo que recopila gobelinos y los reagrupa con intervenciones de textos bordados traducidos con un traductor automático de la web; o "Apyte Ao" (Corona de tela) de 2011 de Casarino, un círculo de vestidos que cuelgan y se derraman sobre el piso.
O la bioinstalación "Sí, quería" de Joaquín Sánchez: un vestido de novia blanco con encajes y un corazón rojo de ñandutí dentro de una caja de vidrio en cuyo interior unas arañas (vivas) tejen sus redes "invocando" el nombre del encaje, ñandutí, de la prenda.
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Esta exposición colectiva, curada por Colombino, directora del Museo de Arte Indígena del Museo del Barro de Paraguay, instala las nuevas narraciones desde el arte contemporáneo y convoca "al textil tradicional", recuperando la práctica y su entorno en "Aó Episodios textiles de las artes visuales en el Paraguay", y podrá visitarse del 8 de abril al 2 de agosto en una sala del primer piso del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
"En cada tejido se pone en juego una forma de alfabeto. Las manos enlazan, asumen trama y urdimbre, registran hilo a hilo sus propias historias. Los tejidos populares paraguayos relatan historias de las personas que los realizan (mayormente mujeres) y los emplean en el ámbito doméstico o laboral", reflexiona la curadora en su texto.
Distintos temas se plasman en obras, desde el matrimonio, el rol de las mujeres, y el mito o no del sostén del hogar por parte de la mujer, las posibilidades de emancipación económica, el mandato de estar impecables pero la obligación del trabajo pesado, algo que trabajan Casarino y Sánchez. Y también Millán con su serie "situación de estudio: el vértigo de lo lento" que exhibe un ejemplo de intercambio originado en el proyecto que realizó durante diez años en el pueblo de Yataity donde compartió con el círculo de mujeres de hilados y bordados.
"El textil está entramado en Paraguay, es parte de una clave identitaria muy fuerte y hay operaciones textiles que tienen que ver con el textil tradicional, que a veces se encienden en nuevos sentidos a partir de la intervención de artistas contemporáneos que vienen de otra tradición", explica Colombino.
Al respecto, agrega que se da una comunión cuando esas operaciones son tomadas por algunos artistas: "Se encienden otros significados que se diferencian de ese textil tradicional que repite cierta fórmula de un continuum cultural, y lo que hace el arte contemporáneo es ver qué otras cosas puede decir el textil tradicional a partir de estás pequeñas operaciones o torceduras".
Si bien la agenda del arte contemporáneo no es la misma que la de las artesanas, "lo bueno es que se contaminen esas agendas y puedan potenciarse", señala la curadora.
"Hay una reversión de esa invisibilidad", explica Colombino sobre la práctica tradicional y expresa una idea que comparte con Casarino y Benítez: "El trabajo artesanal debe ser considerado arte popular que no cumple con ciertas normas de la idea de arte occidental, porque esa idea está circunscripta a un período que se pretende universal".
Por su parte, Casarino acota que su trabajo y las obras de la muestra comparten "arte que trabaja desde y con lo textil, pero no arte textil", porque "el arte textil es otra rama a la que personalmente con mi práctica no me acerco". Y ello está expresado claramente en el título de la muestra, dicen a dúo artista y curadora.
Por ello, Colombino, diferencia: "Acá (en Argentina) cuando se habla de arte textil son operaciones del arte contemporáneo sobre el textil. Y para nosotros, hay una clara diferencia. El arte textil es el que realizan las tejedoras, las bordadoras tradicionales".
A modo de ejemplo sobre esta diferencia, Casarino sostiene que cuando escoge cierto tejido está hablando "desde la tierra donde se plantó el algodón hasta el proceso de producción y cómo funciona esa economía familiar", por lo que se vale "del tejido para hablar de esas cosas".
"Hay una línea muy constante en mi trabajo que tiene que ver con una cuestión de invisibilización del trabajo de las mujeres y las violencias, diferentes tipos de violencias en torno a las mujeres y sus cuerpos, relacionadas con una historia personal, familiar y muy regional", agrega y es una historia de las mujeres muy cercana al de la indumentaria y las políticas de la apariencia, tal como describe.
A su vez, lo político también tiene su espacio en la obra de Salerno "Atrévete al silencio" donde repite el aforismo de Augusto Roa Bastos bordado en paños de entretela blanca: "salí del encierro oliendo a intemperie", en referencia a la larga y última dictadura militar paraguaya.
Pero también el extractivismo y la deforestación es otro de los ejes presentes. En "Ao. Proyecto Herbolario", Benítez lo aborda con sus largas telas que abrazan troncos de árboles y recogen sus huellas, como sudarios y que cuelgan uno al lado del otro en la espaciosa sala. Precisamente, Ao en guaraní significa tela, ropa, abrigo, afirma.
"Son sudarios, como un registro fantasmagórico", dice el artista que viene trabajando sobre las hierbas medicinales y sus usos en una geografía extensa que une Paraguay con Argentina, Brasil y Uruguay, pero desde una mirada que abarca lo cultural del territorio atlántico, sobre el que investiga: "es un territorio cultural, no uno político, que atraviesa estos límites geopolíticos -de Argentina y Paraguay- donde crecen estás hierbas, algo que está muy arraigada en nuestra cultura", expresa.
A partir de una investigación sobre los árboles endémicos de las cercanías de una Asunción en cuyas veredas se cortan los árboles para que no molesten, ensucien o se caigan sobre los coches, identifica las especies recomendados para plantar en las veredas. Especies como el Pindó, el Jacarandá o el Palo borracho -muy presente en la cosmovisión indígena del Chaco-, son sus modelos para retomar la dimensión cultural que no se agota en la problemática del medioambiente.
La idea de abrigo de los textiles -desde la palabra Ao que teje este diálogo de obras- se presenta en las frazadas intervenidas por Centurión con sus pequeñas historias del afecto, como define la curadora, o las mantas de Cardozo con "Piré", que significa piel en guaraní.
Para Colombino, esta muestra permite acercar desde el arte a ambos países con las "pequeñas historias compartidas a nivel micro (político, doméstico), con historias que se parecen, a pesar de que extrañamente existe una distancia muy grande en otros sentidos". Entonces, "más allá de conocer obras de artistas del Paraguay, hay cosas que pueden pulsar, ya sea por reflejo o sensibilidad".
En esta muestra un total de 16 trabajos producidos entre 1993 y 2022 recuperan las prácticas textiles de diez artistas que comparten una geografía común que atraviesa fronteras políticas y se instala desde las tradiciones y políticas ejercidas históricamente sobre ciertas regiones americanas, con la conquista española y la evangelización cristiana.
Se exponen trabajos de Benítez, Félix Cardozo, Casarino, Feliciano Centurión, Arnaldo Cristaldo, Ricardo Migliorisi, Osvaldo Salerno y Sánchez, y de las argentinas Millán y Karina Yaluk.
La muestra se inaugura el jueves a las 19 con el conversatorio entre Colombino y Damián Cabrera con la moderación de María Amalia García, una hora antes.
En sintonía con este diálogo entre lo contemporáneo y lo tradicional, "Tejer las piedras" se presenta con un conversatorio entre la artista peruana Ana Teresa Barboza y la curadora de la muestra Verónica Rossi, el viernes a las 18.
Barboza (Lima, 1981) tiene con esta exposición, ubicada en la luminosa sala del subsuelo del museo, su primera muestra individual en la Argentina, centrada en las obras que desarrolla desde 2016 en que pasó del trabajo del bordado y la mirada sobre su cuerpo a los tapices y sus diferentes geografías que confecciona capa sobre capa distintos paisajes.
En los tapices, incluida la de sitio específico "Quebradas que forman redes" creada especialmente para la triple altura del Malba, el tiempo y los materiales de la labor artesanal se entretejen con el territorio y sus comunidades. Y allí reside la relevancia del trabajo de investigación y creación de la artista, que vuelve su mirada sobre un arte artesanal y materialidades específicas al que revitaliza con su mirada y del que se nutre para obra e investigación.
La muestra reúne 14 obras de producción reciente de la artista -algunas las trabaja en equipo- donde se condensan elementos recurrentes en su trayectoria. La artista se expresa a través de técnicas de bordado, tapiz y cestería en diferentes formatos, desde grandes instalaciones a pequeños tapices y fotografías intervenidas; y algunas de estas fotografías son el punto de partida de algunos de sus tapices como los tres que plasman el paisaje de los humedales de la costa peruana.
Con información de Télam