En determinados hogares la intensidad de los focos de luz es un elemento central tanto en la decoración como en el armado de diferentes espacios de ocio o de trabajo. La presencia de una luz cálida o la brillantez de la fría no es algo que pasa desapercibido, y que puede generar consecuencias en nuestra concentración. Además de afectar al consumo de electricidad.
Desde hace un tiempo, comenzó un proceso de renovación de las bombillas que iluminan las habitaciones de la casa, debido a que se popularizó la utilización de las leds. Un objeto que dispone de mayor rendimiento, menor consumo y de una gama de colores que pueden decorar los lugares de acuerdo a las preferencias de las personas.
"Le llamamos luz fría a la que está más caliente y cálida a la que está más fría. Clarísimo, una idea genial", manifestó un usuario, exponiendo la diferencia de tonos de un velador con cada una de estas bombillas. Es más que notable cómo cambia la iluminación del ambiente, algo que puede provocar ciertas consecuencias en el organismo.
Aquellas que disponen de un tono más amarillento se encuentran vinculadas con espacios que son para disfrutar. "Emite una tonalidad tenue y suave, similar a una bombilla incandescente, actualmente en desuso, o una luz halógena tradicional. Es ideal para iluminación interior de forma moderada, haciendo que se convierta en un lugar confortable, especialmente destinado para el relax y el descanso", expresan desde Eglo, empresa que se dedica a la venta de muebles, veladores, lámparas y demás objetos de decoración hogareña.
Mientras que los focos que presentan una iluminación fría pueden ser ubicados con facilidad en contextos donde se requiere un determinado grado de concentración. Esto va desde aprender en el colegio, desarrollar tareas en el trabajo, cocinar y atender pacientes en un hospital. Por otro lado, los tonos blancos generan que haya una alteración en la percepción de los colores naturales de los objetos. Se recomienda usar lámparas de no tanta intensidad.
¿Mito o verdad? Por qué no hay que dejar el cargado del celular enchufado si no se usa
Uno de los tantos comentarios que circula en las redes sociales es que dejar un cargador enchufado por más que no se lo use no es seguro, debido a que nunca se sabe cuándo podría entrar en corte y provocar un incendio en el hogar. La recomendación es desconectarlo y que solo se aplique cuando se necesario cargar el celular.
Sin embargo, los profesionales que manipulan la electricidad señalan dos cuestiones que derriban este mito. El primero es que la energía no se condensa si no hay registro de un dispositivo de carga, por ende no va a explotar. Mientras que el segundo comentario expone que si el cargador se calienta cuando no lo estamos usando es porque se trata de uno que posee un desperfecto y la recomendación es desecharlo.
También hay una creencia de que los cargadores sin uso están consumiendo electricidad que luego impactará en la boleta de luz que llegará a fin de mes. "Normalmente, la cantidad de energía que usa un cargador cuando no está cargando un teléfono es inferior a los 0.2W por hora, pero para fines prácticos podemos decir que la medida máxima será esta, pues ningún cargador de teléfono consumirá más de esta cantidad", exponen desde el blog de Uno Cero.