Ernestina, un asombroso pueblo fantasma a menos de 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se destaca por mantener la arquitectura y fachada de sus edificios más emblemáticos a pesar del paso del tiempo. Este antiguo asentamiento, fundado oficialmente en 1896, ideal para una escapada de fin de semana, vivió su época dorada gracias al auge del tren y alcanzó a albergar 1.800 habitantes y llegó a ser conocido como el pueblo de la realeza. Sin embargo, con el declive del transporte ferroviario, quedó en el olvido.
En la actualidad, Ernestina volvió a cobrar relevancia como un destino turístico de gran interés. Su avenida principal, la San Martín, sorprende a los visitantes con su aspecto señorial, típico de barrios de las grandes ciudades. Con sus altas palmeras, una fuente vistosa y edificios históricos bien conservados, este pueblo casi fantasma ofrece un viaje en el tiempo a quienes se aventuran a recorrerlo.
En 1935 pasó por allí el entonces Príncipe de Gales, luego rey del Reino Unido Eduardo VIII (el abuelo de la reina Isabel II) de camino a su destino: la estancia Huetel. Desde entonces, Ernestina comenzó a ser llamado el pueblo de la realeza. Aunque no existen certezas de que el monarca allá caminado por sus calles.
De hecho, hay quienes aseguran que nunca bajó del tren. "Sí es cierto que bajó en Huetel, la estación que estaba dentro de la estancia, desde donde mandó una foto en la que, montado en un caballo, saludaba al Dr. Keen, que era dueño de estas tierras. Pero en realidad nunca bajó en Ernestina”, aseguró don Terrizzano, en diálogo con Clarín.
Ernestina ofrece diversas atracciones para los amantes de la historia y la arquitectura. Su rica historia y su impresionante arquitectura siguen cautivando a los visitantes que buscan una escapada tranquila cargada de cultura y naturaleza. Se considera que el pueblo Ernestina nació en 1896, porque fue la fecha en la que llegó el primer tren a la estación. Y se llamó así en honor a Ernestina Gándara Casares de Keen, esposa del fundador, Enrique Keen.
Qué hacer en Ernestina
- Recorrer la avenida San Martín: un boulevard de dos cuadras con un aspecto señorial, adornado con palmeras centenarias y una fuente central.
- Visitar el Teatro Argentino: un edificio emblemático que refleja la época de esplendor del pueblo.
- Recorrer la iglesia neogótica: inaugurada en 1912, es un ejemplo sobresaliente de arquitectura religiosa.
- Conocer el antiguo colegio Enrique Keen: con sus enormes patios y arcadas de ingreso.
- Descubrir la historia del "asfalto real": restos del pavimento colocado para la supuesta visita del Príncipe de Gales en 1925, lo cual generó que se hiciera esa obra.
- Fotografiar las antiguas fachadas y los naranjos que adornan las veredas.
- Visitar la antigua estación de tren: punto de partida del desarrollo del pueblo.
Cómo llegar a Ernestina
Para llegar a este fascinante lugar desde Buenos Aires, se debe tomar la autopista Ezeiza-Cañuelas y luego continuar por la ruta 205 hasta llegar a la ruta provincial 30. Una vez en el paraje Forastieri, se debe tomar un camino de tierra a la derecha y recorrer aproximadamente 8 kilómetros. En caso de lluvia, es recomendable continuar 10 kilómetros más hasta encontrar la RP 40 a la derecha. El trayecto total es de aproximadamente 177 kilómetros, lo que permite realizar un viaje cómodo de dos horas y media desde la capital.