Un pequeño pueblo que parece salido del centro de Europa es el destino ideal para una escapada de fin de semana en familia durante las vacaciones de invierno. Reconocida por ser el único pueblo peatonal de la Argentina, La Cumbrecita es un paraíso que combina un entorno privilegiado, puntos icónicos y turismo de aventura.
A tan solo 118 kilómetros de Córdoba, entre bosques de pino, calles de ripio y aire libre de contaminación, La Cumbrecita es uno de los destinos más populares de las sierras cordobesas.
La entrada al pueblo es a través del Puente de Ingreso. Se trata del primero de los muchos puentes de madera que construyó Helmut Cabjolsky, uno de los pioneros de este poblado.
El recorrido está lleno de perlas por descubrir: desde bosques de pinos, cascadas y cursos de aguas cristalinas hasta añosos bosques plagados de senderos y típicas construcciones alpinas a ambos lados el camino.
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Los amantes de la comida también se sentirán muy felices, ya que podrán visitar algunos de los restaurantes para deleitarse con platos típicos alemanes como goulash con spatzle, salchichas alemanas o tortas caseras.
Otra de las atracciones es recorrer algunos puntos icónicos como las casas de los primeros habitantes del lugar, la capilla histórica y la fuente del pueblo. Además, el paseo puede terminar con una taza de té y una porción de torta en la casa de Tante Liesbeth, una antigua ama de llaves del lugar.
Es importante tener en cuenta que en La Cumbrecita no hay bancos, tampoco cajeros automáticos, y mucho menos una estación de servicio para proveer combustible, por lo que se recomienda prever dichas necesidades.
Qué hacer en La Cumbrecita
Al ser un Pueblo Peatonal, la mayoría de los recorridos en La Cumbrecita implican una caminata. Por lo que los amantes del trekking quedarán encantados con sus diferentes senderos.
- La Capilla: fue diseñada por Helmut Cabjolsky, uno de los pioneros de La Cumbrecita, y se construyó en 1967, con materiales de la zona y con el fin de que permanezca abierta a todos los credos.
- La Olla: uno de los lugares predilectos durante los días de verano. En el bosque de coníferas, un salto de agua que acaricia la ladera de la sierra y cae, formando una pileta natural.
- Camino del bosque: sin rayos solares, heladas y con presencia de vertientes naturales, el bosque se transformó en un ecosistema húmedo donde comenzaron a prosperar otras especies.
- Bosquecito bajo: desde la primavera se colma de helechos y otras plantas, en la base de este pequeño valle, diferentes árboles cambian de color con el paso de las estaciones.
- Río del medio: viene bajando desde muy alto en las Sierras Grandes, atraviesa La Cumbrecita y en su paso lo despierta todo.
- La Cascada: la naturaleza se manifiesta en todo su esplendor. un rinconcito ideal para descansar, conversar y contemplar la expresión natural de las sierras cordobesas.
- La Pampita: así, inmenso y sin vegetación, sólo el cielo y la montaña. Así era el paisaje que los pioneros del pueblo encontraron.
- Calle Oscura: los primeros pinos en La Cumbrecita salen desde este rincón. Túneles de árboles y una de las primeras construcciones en el pueblo.
- La Fuerte: Helmut Cabjolsky construyó en madera una fuente coronada por una campana, como regalo a su padre, el fundador de La Cumbrecita.
- Cerro Wank: la mejor vista del valle, para apreciar desde las alturas el pueblo y las sierras grandes que lo rodea.
Cómo llegar a La Cumbrecita
- En auto. Se debe tomar la RP 5 o la RP 109 y recorrer 122 kilómetros.
- En colectivo. Se realiza en dos tramos: primero, Córdoba-Villa General Belgrano y luego Villa General Belgrano- La Cumbrecita. En total lleva unas tres horas.
La Cumbrecita es un pueblo peatonal, quien llega a pasar el día debe dejar su vehículo en los estacionamientos previstos por la comuna. Al ingreso del pueblo, los informantes turísticos locales le indicarán donde dejar su automóvil, y deberá abonar un monto estipulado según ordenanza vigente (no es así para quienes se alojarán allí, pues pueden ingresar con el vehículo hasta su hotel o cabañas).