La familia imperial de Japón atraviesa un duro momento tras la triste noticia de la muerte de Mii, el gato que formó parte de la familia desde el 2010. Esta pérdida afecta especialmente a la princesa Aiko, quien cuidó del felino desde que era una niña.
La mascota tenía un importancia trascendental en la familia real y llegó a tener presencia en los contados retratos oficiales que comparte la Agencia Imperial. La muerte del gato se produjo el pasado 3 de agosto, pero la triste noticia se conoció recién este martes.
"Están muy tristes. La princesa Aiko, en particular, ha cuidado (a Mii) desde que era una niña”, explica un vocero de la Casa Imperial a la prensa nipona que reportó la solemnidad de la muerte del gato del emperador explicando que toda la familia, los emperadores (Naruhito y Masako) y la princesa, estuvieron presentes cuando el gato “realizó tranquilo su último viaje”.
Mii fue uno de los cuatro gatitos rescatados en Tokio en el 2010 y recibió su nombre de la princesa Aiko, que actualmente tiene 22 años. Desafortunadamente, Mii se enfermó hace tres meses y, a pesar de recibir tratamiento veterinario, nada se pudo hacer por él debido a su avanzada edad.
“Mii fue uno de los cuatro gatitos rescatados junto con su madre en la finca Akasaka en el barrio Minato de Tokio alrededor de mayo de 2010”, consignó la prensa japonesa. Según Asahi, la familia imperial se quedó con la madre y uno de los gatos, mientras los otros tres fueron entregados a amigas de la princesa Aiko.
El pasado abril, durante la fiesta de primavera que se celebró en el palacio de Akasaka, en Tokio, uno de los temas de conversación que tuvieron los emperadores con el artista contemporáneo Tadanori Yokoo, que publicó un libro de retratos de su propio gato, fue precisamente el "gato imperial". La emperatriz Masako, tal y como se muestra en las fotografías de ese día, abrió el bolso para enseñarle al artista fotos de Mii. Ahora la Familia Imperial se queda con la única compañía de Yuri, el perro que también fue rescatado de la calle y al que también le dieron un sitio en los retratos familiares.
Conmoción en la realeza: por qué Japón se puede quedar sin emperadores
La monarquía japonesa, una de las más antiguas y tradicionales del mundo, enfrenta una crisis sin precedentes. Las estrictas leyes de sucesión y la escasez de príncipes herederos pusieron en peligro la continuidad de la dinastía. Este artículo explorará las razones detrás de esta situación, el impacto de las leyes vigentes y las posibles soluciones que se debaten en Japón.
La Casa Imperial de Japón, conocida por su tradición y longevidad, se rige por normas estrictas que determinan quién puede heredar el trono del Crisantemo. Según la legislación establecida en 1947, las mujeres de la familia imperial pierden su estatus real si contraen matrimonio con plebeyos. Este precepto ha reducido considerablemente el número de miembros de la familia imperial, como ocurrió con la princesa Mako. Mako renunció a su título y posición en la Casa Imperial para casarse con Kei Komuro, un plebeyo que conoció en la universidad. La ley, que busca preservar la pureza de la línea sucesoria, ha resultado en la salida de varias princesas de la familia imperial.
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Además de las normas que obligan a las princesas a abandonar la familia imperial, la Casa Imperial enfrenta otra amenaza: la falta de príncipes herederos. La ley sálica, que permite solo a los descendientes varones del emperador acceder al trono, ha exacerbado este problema. En las últimas décadas, la monarquía japonesa ha visto nacer muy pocos hijos varones. Actualmente, de los 17 miembros de la familia imperial, solo cuatro son hombres que pueden heredar el trono, incluido el joven príncipe Hisahito, de apenas 17 años. Esta escasez de herederos varones pone en duda la continuidad de la dinastía y la estabilidad futura del trono.
La crisis actual generó un debate significativo en Japón sobre la posibilidad de permitir a las mujeres heredar el trono. Hasta el momento, la legislación japonesa no contempla que una mujer pueda convertirse en emperatriz, a pesar de la creciente presión pública y política para considerar esta opción. La sociedad japonesa, aunque tradicional en muchos aspectos, está empezando a cuestionar la viabilidad de mantener las reglas de sucesión actuales frente a la evidente falta de príncipes varones. Este debate refleja un conflicto entre la tradición y la necesidad de adaptación a los tiempos modernos.
El futuro de la monarquía japonesa: ¿Cambio o extinción?
La continuidad de la monarquía japonesa está en un punto crítico. Si no se modifica la legislación actual, el riesgo de quedarse sin emperadores es real. La modernización de las leyes de sucesión, que incluiría la posibilidad de que las mujeres accedan al trono, podría ser una solución viable. Sin embargo, la resistencia a cambiar las tradiciones profundamente arraigadas presenta un desafío significativo. La Casa Imperial y el gobierno japonés enfrentan la tarea de equilibrar el respeto por la historia con la necesidad de asegurar la estabilidad y la supervivencia de la monarquía en el futuro.