La llegada de Meghan Markle a la familia real británica generó mucha controversia debido a su profesión como actriz. Sin embargo, ella no es la única actriz que ha formado parte de la realeza. A lo largo de la historia, otras mujeres provenientes del mundo del cine también establecieron su lugar en las casas reales.
Uno de los ejemplos más famosos es el de Grace Kelly, protagonista de películas como "La ventana indiscreta" y "Para atrapar al ladrón". En 1956, Kelly abandonó su exitosa carrera en Hollywood para casarse con el príncipe Rainiero III de Mónaco, convirtiéndose así en la Princesa Consorte de Mónaco.
Otra actriz que dejó su huella en la realeza es A. J. Langer, conocida por su papel en las series de televisión "My So-Called Life" y "Practice Private". En 2004 contrajo matrimonio con el abogado Charles Courtnay, quien ostentaba el título nobiliario de Conde de Devon. A partir de ese momento, Allison se convirtió en Lady Courtenay y formó parte de la nobleza.
Rita Hayworth, la icónica actriz cuyo verdadero nombre era Margarita Carmen Cansino, también experimentó un matrimonio real. En 1949, contrajo matrimonio con el príncipe Alí Khan y se convirtió en princesa. Sin embargo, su relación fue breve y terminaron separándose luego de unos años. Juntos tuvieron una hija llamada Yasmin Aga Khan.
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Por último, tenemos a Jamie Lee Curtis, reconocida por su participación en películas como "Halloween" y "Un viernes de locos". En 1984, contrajo matrimonio con Christopher Guest, quien heredó el título de barón Haden-Guest del condado de Essex en Inglaterra en 1986. Aunque Jamie Lee Curtis no es una princesa, su matrimonio la sitúa en la realeza como esposa de un barón.
Por qué Harry y Meghan cambiaron los nombres de sus hijos
El príncipe Harry y Meghan Markle son objeto de atención constante desde que decidieron alejarse de la realeza británica. En 2024, la pareja sorprendió al público al anunciar que sus hijos, Archie y Lilibet, ya no llevarían el apellido Mountbatten-Windsor, sino que adoptarían otro. Este cambio generó curiosidad y especulaciones sobre los motivos detrás de esta decisión.
Cuando nació el primer hijo del príncipe Harry y Meghan Markle en mayo de 2019, la pareja optó por un nombre que combinaba tradición y un toque personal. Así, su primogénito fue llamado Archie Harrison Mountbatten-Windsor. Este apellido, compuesto, es tradicional en los descendientes que no ostentan un título real directo. En ese momento, tanto Harry como Meghan seguían siendo miembros activos de la familia real británica, aunque ya empezaban a surgir tensiones respecto a su rol dentro de la monarquía.
Con el tiempo, la situación de la pareja cambió drásticamente, especialmente después de su decisión de renunciar a sus deberes reales en 2020. A medida que se distanciaban de la Casa Real, sus decisiones familiares, incluyendo el nombre de sus hijos, comenzaron a reflejar su nueva independencia y situación.
La llegada de Lilibet y la transición de la familia Sussex
En junio de 2021, nació la segunda hija de Harry y Meghan, Lilibet Diana. Este nombre fue un tributo directo a la reina Isabel II, cuyo apodo familiar era "Lilibet", y también a la madre del príncipe Harry, la princesa Diana. Al igual que Archie, su apellido fue inicialmente Mountbatten-Windsor. Sin embargo, tras la coronación del rey Carlos III, los niños de Harry y Meghan recibieron nuevos títulos, siendo nombrados príncipe y princesa de Sussex.
Con este cambio en la línea de sucesión y los títulos reales, el apellido Mountbatten-Windsor ya no parecía adecuado para reflejar su nueva posición en la familia real y su conexión con sus padres. Así, en 2024, los duques de Sussex decidieron que Archie y Lilibet adoptaran oficialmente el apellido Sussex, consolidando su identidad familiar bajo este nombre.
¿Por qué decidieron cambiar los nombres de sus hijos?
La decisión de adoptar el apellido Sussex coincide con el hecho de que, en el último año, tanto los niños como Harry y Meghan utilizaron este apellido en sus actividades y proyectos. La adopción oficial de este nombre parece consolidar esta práctica y al mismo tiempo desvincular a la familia de la monarquía, al menos en términos prácticos y mediáticos.
Los nombres de Archie y Lilibet también tiene lugar en un contexto relevante: la coronación de su abuelo, el rey Carlos III. Cuando Carlos ascendió al trono, los hijos de Harry y Meghan pasaron a ocupar un lugar más alto en la línea de sucesión, lo que les otorgó los títulos de príncipe y princesa. Este cambio en su estatus también influyó en la decisión de sus padres de adoptar el apellido Sussex, ya que refuerza la conexión con su herencia real, a pesar de su distancia física y personal de la monarquía.