El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró el miércoles inaugurados los Juegos Paralímpicos tras una gloriosa ceremonia en la que los competidores fueron animados por alegres voluntarios y espectadores.
El evento en los Campos Elíseos y la Plaza de la Concordia fue el primer acto paralímpico que se celebra fuera de un estadio.
La seguridad era estricta, con unos 15.000 agentes de las fuerzas del orden en el lugar, pero se respiraba una ligera sensación veraniega mientras el sol se ponía lentamente en la capital francesa.
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"Queridos atletas, bienvenidos al país del amor y de la revolución. Tengan por seguro que esta noche no habrá asalto a la Bastilla ni guillotina, porque esta noche comienza la revolución más hermosa: la revolución paralímpica", dijo en su discurso Tony Estanguet, presidente de París 2024.
"Es una dulce revolución que nos cambiará profundamente a todos", agregó.
El espectáculo comenzó al pie del obelisco de la Plaza de la Concordia con el músico, compositor y productor canadiense Chilly Gonzales al piano.
Artistas con discapacidades gritaron una cuenta regresiva y la cantante francesa Christine and the Queens ofreció una interpretación pop de "Je ne regrette rien" de Édith Piaf.
El acto, dirigido por el coreógrafo sueco Alexander Ekman y en el que participaron 500 artistas, se denominó "Paradoja, de la discordia a la concordia", en una referencia apenas velada a la Plaza de la Concordia, donde finalizó la ceremonia con todas las entradas agotadas ante más de 50.000 espectadores.
El desfile de los atletas de 168 delegaciones partió del fondo de los Campos Elíseos en un ambiente festivo, con voluntarios animando y bailando.
Cuando los franceses, que cerraban el desfile, llegaron a la plaza, sonó por los altavoces el tema de Amelie, de Yann Tiersen, antes de que la multitud coreara "Allez Les Bleus" con la centelleante Torre Eiffel de fondo.
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos del mes pasado se celebró bajo una lluvia torrencial que no consiguió apagar el entusiasmo de los espectadores a orillas del Sena. No hubo ningún fallo de seguridad, aunque también suscitó polémica un cuadro que parecía parodiar "La última cena" de Leonardo da Vinci.
Con información de Reuters