Una red de conductos de roca tallada de casi tres milenios de antigüedad desenterrada en Jerusalén ha desconcertado a los arqueólogos, dada la falta de hallazgos bíblicos comparables o de vínculos evidentes con un antiguo templo y palacio judíos que se alzaban en las inmediaciones.
Los canales, que llegan hasta las rodillas y datan de hace 2.800 años, se encuentran a las afueras de la ciudad vieja amurallada de Jerusalén. Se encuentran en dos grupos, descubiertos con una separación de 10 metros.
Según la Autoridad de Antigüedades de Israel, las pruebas forenses realizadas en los canales no hallaron sangre, lo que descarta que sirvieran para sacrificar animales en banquetes o en sacrificios religiosos.
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Los conductos tampoco parecen haber trazado un flujo en una sola dirección ni haber desembocado en ninguna cuenca, lo que sugiere que no se utilizaron para evacuar aguas residuales o pluviales, añadió la autoridad, cuyo socio en la investigación es la Universidad de Tel Aviv.
"Observamos la instalación y nos dimos cuenta de que habíamos tropezado con algo único", declaró en un comunicado conjunto el arqueólogo Yiftah Shalev, que calificó el descubrimiento de "misterio".
Los canales podrían haber sido utilizados para preparar un producto "relacionado con la economía del templo o palacio", dijo el arqueólogo Yuval Gadot en el comunicado.
"La producción de lino, por ejemplo, requiere remojar el lino durante mucho tiempo para ablandarlo. Otra posibilidad es que los canales contuvieran dátiles que se dejaban fuera para que el sol los calentara y produjeran silan (miel de dátil)", explicó Gadot.
El hallazgo, que forma parte del Parque Nacional Ciudad de David de Israel, se expondrá al público la próxima semana, según el comunicado.
(Redacción: Dan Williams; Edición: Sharon Singleton; editado en español por Tomás Cobos)