Enrique Fischer, más conocido como “Pipo Pescador”, rehízo su vida en Eberbach, Alemania, país al que decidió mudarse siete años atrás. Hoy en día y a sus 75 años vive en una casa de cuatro pisos con su hija Carmela, su yerno y su nieto. En diálogo La Nación en una entrevista exclusiva, contó detalles sobre su nueva vida en Europa, por qué eligió ese destino, cómo se maneja con el idioma y cómo pasa sus días en un país en el que nadie sabe su nombre.
El motivo por el que “Pipo” decidió emigrar no tuvo que ver con su carrera sino con sus lazos familiares. “La primera razón por la que dejé Buenos Aires fue porque allá estaba muy solo. Mi hija y su familia ya se habían instalado en Alemania y yo solía quedarme con ellos dos meses, tres meses… La segunda razón fue porque yo me perdí la niñez de mi hija Carmela, me perdí la niñez de mi nieta Guillermina y no quería perderme la infancia de mi nieto Lucas, de 11 años”, explicó.
Por otro lado, sintió que era momento de ponerle una pausa a la exposición su carrera de actor y músico trajo consigo. “Acá yo soy el señor argentino de la casa blanca y grande, soy el abuelo de Lucas. Nadie sabe que soy ‘Pipo Pescador’. Acá ‘Pipo el famoso’ no existe”, continuó.
Sin embargo, reconoció que al llegar pasó por un episodio depresivo. “Me fui con llanto y aquí tuve un año de depresión muy fuerte. No es fácil. Pero una vez que logré sentirme como en casa, ¡qué divino!”, reflexionó. En cuanto al idioma, se maneja con el inglés y en su casa se habla español para que su nieto mantenga el idioma. Por otro lado, el alemán no le fue una complicación ya que su padre era alemán y aprendió algo durante su niñez.
Actualmente, los días de “Pipo” están llenos de actividades placenteras que forman parte de su rutina: caminar 4 kilómetros por el bosque con su perro, escuchar música, cocinar, leer y juntarse con su yerno a tocar tangos y milongas. “Yo toco el piano y él, la guitarra. Vamos a Múnich, a Berlín y hacemos música en vivo en las milongas para que los alemanes bailen”, relató.
Los comienzos de “Pipo” Pescador y sus días de infancia en Entre Ríos
“Pipo” se crió en Entre Ríos recorriendo estancias con su papá. “Tuve una niñez muy mágica. También algo triste porque se burlaban mucho de mí porque tocaba el piano y no jugaba al fútbol. Era el diferente, el mariquita. No patear la pelota se pagaba caro en los años 40, pero ya perdoné”, expresó.
Sus comienzos en el mundo de la actuación se dieron a partir de su primer trabajo: animador de cumpleaños infantiles. Poco a poco, fue escalando en ese mundo hasta convertirse en uno de los precursores del teatro infantil. “Pipo” iba con su acordeón a las fiestas y entetenía a los nenes del jardín de infantes El Globo Rojo. Un día, uno de los padres de los niños lo contactó con el auditorio Río del Plata y por primera vez trabajó como actor en una obra de teatro. “Era a la gorra y fue un éxito. A los pocos días me llamaron de Canal 13 y no paré más”, cerró.