Juan Manuel Blanes, el pintor de la Patria, nos dejó un legado invaluable al plasmar en sus lienzos momentos cruciales de la historia argentina. Una de sus obras maestras, que se destaca en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, captura con maestría la tragedia de la epidemia de fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871.
Un pintor autodidacta que inmortalizó la historia
Conocido como "el pintor de la Patria", Juan Manuel Blanes fue un autodidacta persistente que finalmente recibió una beca del gobierno para formarse en Europa. Su obra se ha convertido en un testimonio visual de momentos cruciales en la historia argentina, y su técnica representativa del academicismo europeo ha dejado un impacto duradero. Blanes no solo pintaba gauchos y batallas, sino que también se sumergía en eventos y personajes clave que definieron la identidad del país.
Inmortalizando a los treinta y tres orientales
En una de sus obras más notables, Blanes inmortalizó a los Treinta y Tres Orientales, garantizando que sus nombres no fueran solo palabras vacías, sino rostros en la memoria colectiva. Sin embargo, otra de sus obras emblemáticas se centra en un episodio más sombrío: la epidemia de fiebre amarilla de 1871 en Buenos Aires.
La pintura que desnuda la tragedia
La obra en cuestión, basada en el parte policial del Comisario Lisandro Suárez, narra la historia de Ana Brisitiani, una mujer italiana que encontró su trágico fin el 17 de marzo de 1871 en un conventillo de la calle Balcarce. En la escena, un niño yace junto a su madre sin vida, mientras médicos, entre ellos el abogado Dr. Roque Pérez y el médico Dr. Manuel Argerich, observan con asombro y conmoción. La luz que se filtra desde la calle se concentra en el punto focal, revelando el dramatismo de la situación. Blanes, a través de su arte, se convierte en un reportero de su tiempo, capturando la crudeza de la realidad.
La fiebre amarilla de 1871 en Buenos Aires
La epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871 ocurrió en un contexto de crecimiento nacional e inmigración europea. La Guerra de la Triple Alianza había concluido, y los soldados heridos regresaban a la ciudad. Aunque la enfermedad ya se conocía en Brasil, este brote marcó un antes y un después en la historia de Buenos Aires. El sistema sanitario, aún en recuperación de la epidemia de cólera tres años antes, colapsó ante la magnitud y letalidad de la fiebre amarilla.
Pánico y desesperación en las calles
El terror se apoderó de la ciudad. Muchos intentaron huir, culpando a los inmigrantes de traer la enfermedad. La fiebre amarilla se propagó rápidamente, causando la muerte de aproximadamente el 8% de la población de Buenos Aires en pocas semanas. La situación se volvió catastrófica, dejando cicatrices imborrables en la memoria colectiva de la ciudad.
Un reportaje visual de Juan Manuel Blanes
Blanes, con su obra maestra sobre la fiebre amarilla, no solo pintó una escena, sino que documentó la desesperación y el sufrimiento de una ciudad bajo asedio. Su capacidad para capturar la esencia de la tragedia convierte su pintura en una herramienta invaluable para entender la historia y la realidad de aquel momento.