Comerse los mocos es una acción que es considerada como desagradable o incluso asquerosa, pero lo más curioso de la situación es que para la ciencia hacerlo puede ser bastante beneficioso para tu cuerpo. En la misma línea, el campo de la psicología asocia esta conducta con un trastorno. Cuáles son sus significados.
Lo que tenés que saber acerca de comerse los mocos
Sin duda, este es un hábito muy común y en muchos casos se hace de manera instintiva. Teniendo presente esta situación, varios estudios han demostrado que es beneficioso para el sistema inmune y para la salud bucal, en cambio en el plano psicológico se relacionaría con episodios de ansiedad.
Qué dice la ciencia
El National Center for Biotechnology Information sostiene que las personas deberían tocarse la nariz más seguido y también influir en que sus hijos lo hagan. Esto se debe a que este tipo de secreciones que se generan en esta parte del cuerpo contienen mucinas salivales que pueden formar una barrera efectiva ante las bacterias que provocan las caries.
En esta misma línea, la mucosa que se encuentra dentro de este órgano contiene una defensa muy efectiva en contra de agentes que puedan provocar alguna infección respiratoria. En este contexto, las investigaciones pertinentes agregan que hurgarse la nariz ratifica una sintonía en el cuerpo de cada individuo.
Por tal razón, el hecho de ingerirlos puede contribuir en reforzar el sistema inmunitario. De este modo, cuando estas bacterias llegan al intestino pueden tener un funcionamiento similar al que tiene una medicina.
La postura de la rama psicológica respecto a esta situación que es considerada como desagradable
Este concepto, entre tanto, es visto por este campo como un trastorno conductual. En este sentido se considera como negativo a nivel social, ya que podría tener un efecto nocivo para la salud, ya sea del adulto o del niño justo cuando tiene una interacción en público.
El hecho de sacarse los mocos según la psicología se vincula con estados de ansiedad o incluso intranquilidad a una situación particular que vive cada individuo. Lo más llamativo es que este hecho se convierte rápidamente en un hábito y en muchos casos se pueden apreciar a las personas realizar estas acciones en lugares un poco más apartados.
Se debe agregar que esta acción puede convertirse en un trastorno, ya que un individuo no puede controlar la frecuencia y de este modo podría verse afectado en su vida laboral o incluso en sus vínculos amistosos.