Muchas personas eligen empezar sus mañanas con un café que les de la energía necesaria para enfrentarse a su rutina. Casi siempre, por la facilidad para prepararlo, se elige el café soluble, pero en realidad es mejor consumir café en grano. ¿Por qué y cuáles son sus beneficios?
Por qué es mejor consumir café en grano: beneficios y propiedades
El café en grano es capaz de aportar una gran cantidad de nutrientes como el magnesio, el fósforo, el sodio y el potasio. Este último tiene protagonismo en la materia prima del café, dado que su valor medio es de 49 mg, incluso superior a la cafeína, con lo cual, si se consumiera el café de grano descafeinado se obtendrían aún mayores beneficios de este producto. Mientras que el magnesio ayuda a fortalecer los huesos al mejorar la asimilación del calcio.
El café en grano también sirve como un regulador arterial y muscular, y logra influir en el correcto funcionamiento cerebral. Gracias a su composición, este tipo de café también ayuda a adquirir una serie de nutrientes que reducen la oxidación de nuestras células e incluso puede servir para proteger el hígado.
En ese sentido, los estudios de Harvard revelan que consumir café de grano puede traer múltiples beneficios para la salud como, por ejemplo, mejorar la función cerebral y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Además, el café de grano contiene antioxidantes que protegen los vasos sanguíneos del cerebro, estabilizando la barrera hematoencefálica. También se ha asociado con la reducción del riesgo de diabetes tipo 2.
Por otro lado, la presencia de vitaminas del grupo B en el café en grano facilita la obtención de energía de los alimentos, la generación de glóbulos rojos, el mantenimiento y la protección del sistema nervioso y cardiovascular, ayudando a disminuir el riesgo de sufrir un infarto. También, este tipo de café puede ser un antidepresivo natural y un aliado si lo que buscas es adelgazar.
Qué tipos de granos de café hay
Pareciera que todo el café es igual, sin embargo, en su origen se divide en dos tipos distintos de grano. A partir de estas variedades se van generando otras versiones que dan paso a todos los aromas y sabores que conocemos actualmente. La primera de ellas es la Arábica, que se considera como la cepa original y constituye un 75% de la producción total de café en el mundo. La segunda, la Robusta, su origen se remonta a Asia.
- Arábica: esta cepa de café contiene una menor concentración de cafeína que su contraparte. Se siembra en zonas que pueden oscilar entre los 500 y los 2400 metros de altitud. Los granos de arábica aportan una bebida mucho más aromática que no ataca al paladar. Esto lo hace también un excelente digestivo, procurando la salud y bienestar del cuerpo. En esta especie se distingue una mayor concentración de aceites y azúcares naturales. Esto altera el sabor del café, generando una experiencia mucho más dulce y afrutada que en el caso del café de cepa robusta. Debido a sus características, los granos de arábica son los más cotizados por los expertos, siendo la elección favorita de quienes lo consumen de forma regular.
- Robusta: la cepa robusta ofrece un café con una concentración mucho mayor de cafeína que la arábica. Debido a las condiciones climáticas involucradas en su cosecha, es un grano con menos propiedades digestivas. Además, este tipo de café tiene un sabor amargo más marcado y presenta un aroma mucho más sutil. La bebida resultante de esta infusión tiene mucho más cuerpo y puede ser ligeramente irritante debido a su mayor acidez. Esta especie ofrece mayores facilidades de cultivo, pues es más resistente a plagas e insectos. Eso también la hace mucho más económica a la venta. Se caracteriza por necesitar una menor altitud para crecer adecuadamente. El café robusta brinda un golpe mayor de energía, lo que lo hace más conveniente cuando se trata de una bebida concentrada como el expreso.