San Andrés de Giles y Luján, opciones para escapar el fin de semana y degustar delicias bonaerenses

28 de julio, 2022 | 11.51

Los municipios de San Andrés de Giles y Luján ofrecen una propuesta para una escapada de fin de semana que incluye oferta gastronómica, con delicias autóctonas bonaerenses, y paisaje rural, informó hoy la subsecretaría de Turismo de la provincia de Buenos Aires.

El aroma a asado, las pastas con sabor a receta de la abuela, las picadas artesanales y los postres caseros de tradición familiar, son los deleites de los restaurantes en los pueblos rurales de la Provincia.

Es el caso de la pequeña localidad de Cucullú, en el partido de San Andrés de Giles, unida al paso de la vías del tren, a la vida agropecuaria y a los hornos de ladrillo que se instalaron en la década del cuarenta.

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En 1847 Juan Simón e Isidro Cucullú, dos hermanos españoles arribaron a esta región de la provincia de Buenos Aires con una casa de comercio que prosperó y les permitió adquirir extensiones de tierra que los convirtieron en los fundadores del pago.

En pleno auge local, Jorge Gallo, inmigrante italiano de la región de Piamonte, abrió el almacén de ramos generales que se transformó en el epicentro de la vida del pueblo, que “se fundó en 1880, dos años antes de la construcción de la estación de Cucullú”, relató Rodolfo Gallo.

En 2018, Rodolfo recuperó el negocio familiar y reabrió las puertas de Casa Gallo, un espacio que conserva el espíritu fraternal del poblado y la buena mano para la cocina.

“Elaboramos un plato del día: guisado de cordero que rota todos los fines semana. También tenemos bife de chorizo con papas fritas o ensalada, y huevo frito; bondiola al verdeo; picadas con tapeo, y pastas como ñoquis, canelones o ravioles”, detalló.

Casa Gallo también es una suerte de museo que narra momentos de la vida de Cucullú, con un patio donde se emplaza el primer molino que dio agua a las cuatro casas y a la escuela local, y en una de las salas se encuentra el motor a explosión que proveía luz al pueblo durante tres o cuatros horas en la noche y aún posee el horno a leña.

“Trabajamos con reservas, sin turnos, si una persona llega a las 12.30 y se quiere quedar hasta la 17 puede hacerlo”, afirmó Rodolfo.

En esa línea, el pueblo de Cortines, ubicado a 10 kilómetros de la ciudad de Luján, nació en 1888 en torno del tren que transportaba la producción agropecuaria hacia los centros urbanos.

Hoy conjuga la tranquilidad de sus calles con la gastronomía rural, que tienta a los visitantes de las grandes ciudades.

Don Obayca es un restaurante de campo con preparaciones artesanales como empanadas fritas, fiambres y quesos, escabeches, pastas caseras, carnes, postres, y coronar un delicioso almuerzo con el exquisito limoncello.

El lugar abre sus puertas los fines de semana: sábados, mediodía y noche; domingos y feriados, solo mediodía.

También un circuito de sabores imperdibles funciona en el Pueblo Turístico Carlos Keen, ícono del turismo rural bonaerense, donde todos los fines de semana una importante cantidad de personas recorren sus calles de tierra, el predio de la estación, la feria de emprendedores y sus típicos bodegones con exquisiteces caseras.

El Nene de Keen es uno de los tantos establecimientos que ofrecen almuerzos o meriendas, proponiendo un menú fijo y libre, y con opciones para comensales vegetarianos y celíacos.

La recepción incluye focaccia y pan casero con tomates confitados; luego vienen la entrada con una tabla de fiambres, el plato caliente con diferentes tipos de pastas, parrilla, ensaladas y papas fritas; y los postres entre manjares como flan casero, budín de pan, queso y dulce, helado y arroz con leche. A las 16 ofrecen llega la merienda y sus tortas fritas crujientes acompañadas por una infusión.

Con información de Télam