La navegación a vela suma adeptos como uno de los atractivos de Bariloche para el invierno

06 de mayo, 2022 | 14.47

La navegación en velero es una de las atracciones que San Carlos de Bariloche ofrecerá en su próxima temporada invernal, donde, según las autoridades de Turismo, estiman una cifra superior al 90 por ciento de ocupación hotelera (más de 38.000 plazas), con turistas provenientes de todo el país, sobre todo del exterior, en particular de Brasil a partir de los vuelos directos anunciados por Aerolíneas Argentinas.

La conectividad aérea de Bariloche se ha visto incrementada sustancialmente por los intertramos dispuestos por la línea de bandera, por la llegada de las compañías low cost, y también por los vuelos directos programados con el exterior, lo que, dijo a Télam el secretario de Turismo, Gastón Burlón, augura una temporada auspiciosa.

Y como para consolidar esta presunción, días atrás una anticipada nevada cubrió de blanco los cerros circundantes, entre ellos el Catedral, ícono de la temporada de esquí, permitiendo que por un fin de semana lugareños y ocasionales turistas pudieron deslizarse por sus laderas bastante tiempo antes de la apertura oficial de las pistas.

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Pero la nieve no es el único atractivo que Bariloche presenta para quienes lleguen este invierno ya que entre las muchas opciones hay una que ha ido ganando terreno en los últimos tiempos: la navegación en velero por el lago Nahuel Huapi.

Si bien los paseos en barco por el lago son una de las atracciones frecuentes, la navegación a vela va sumando adeptos y cada vez son más quienes se vuelcan a disfrutar de esta magnífica experiencia, a la que tuvo acceso un equipo de Télam.

El lago se encontraba en un período de bajante, por lo que las embarcaciones se encontraban a varios metros del muelle, aguas adentro, y para llegar hasta ellas fue necesario abordar una lancha que llevó al equipo hasta el Facundo, un velero de 40 pies de eslora, fabricado en el país en 1986, modelo Black 40, diseñado por German Frers.

Juan Manuel Pulleiro es el ayudante del capitán de la embarcación y el encargado de ubicar en la cubierta a los pasajeros de la misma a los fines de disfrutar del paso sin riesgos, en tanto Billy Marín, su capitán, aborda el timón y enfila, utilizando los motores del barco, hacia el centro del lago.

"Generalmente usamos el motor, que posee unos 25 caballos de fuerza, para movernos cuando estamos un poco ajustados con los horarios o para acercarnos a la costa, pero tratamos que la mayor parte del tiempo la navegación sea a pura vela, porque la experiencia es inigualable", explicó Juan Manuel mientras acomoda las cuerdas que sostienen el velamen.

Una vez que el velero está en "aguas abiertas", Pulleiro despliega la vela Génova, que es la que se encuentra más adelante en la proa.

"Con esta vela es suficiente como para navegar a una buena velocidad y sin problemas", explicó mientras toma el timón al tiempo que Billy Marín se adentra en el interior del barco para preparar una picada que se degustará más tarde.

Cuando el motor se detiene y la vela se infla, todo cambia. El silencio invade el ambiente y solo se escucha el rumor del viento contra la vela y el mástil y el golpeteo del agua contra el casco del velero, mientras alrededor, los ojos se llenan del azul intenso del lago y el paisaje, maravilloso de por sí, se potencia con los picos blancos de los cerros circundantes.

A lo lejos se puede ver la Isla Victoria, más acá la Huemul, también la visibilidad alcanza para divisar a la ciudad de Bariloche, el Cerro Otto y la pared posterior del Cerro Catedral.

"Navegar en velero no es riesgoso, pero hay que estar muy atento a los cambios del viento, a los imprevistos y, sobre todo, cuando buscamos acercarnos a la costa porque de las grandes profundidades del centro del lago, hay sectores en los cuales se puede encallar", detalló el capitán.

"La idea es que la gente disfrute y conozca la montaña, la ciudad y el entorno de Bariloche desde el agua", subrayó.

Los paseos salen tres veces al día y pueden ser compartidos. En el caso del Facundo su capacidad máxima es de 10 personas, más los dos tripulantes y los grupos pueden ser armados con personas que no se conocen entre sí o privados.

Hay diversas opciones, una de ellas es al Puerto Venado e Islas de los Víveres, donde paseo comienza en Puerto Petunia, ubicado a 13.5 Km de Bariloche. Desde allí se navega por el Brazo Campanario, bordeando la península San Pedro pasando por Puerto Bueno, una bahía de aguas tranquilas y transparentes.

En este tramo también se puede observar Bahía Serena, Isla Huemul, Isla de las Gallinas e Isla de las Gaviotas, y teniendo en cuenta las condiciones climáticas, el viaje continúa por el Lago Nahuel Huapi, dirigiéndose hacia la Isla de los Víveres y Puerto Venado en la Costa de Neuquén.

Otra opción es la de la Isla Victoria, en la que saliendo también de Puerto Petunia, se navega por el Brazo Campanario, bordeando la península San Pedro pasando por Puerto Bueno, una bahía de aguas tranquilas y transparentes.

Luego se continúa por la parte Norte de la Península de San Pedro donde se pueden observar los grandes paredones de piedra.

Pasando la península, se aprecia la magnitud del Monte Tronador con sus nieves eternas y los cerros aledaños, y ya en la parte Sur de la Isla Victoria, se sigue navegando hasta llegar a Piedras Blancas, un remanso de arenas blancas y aguas transparentes.

Las excursiones pueden durar desde 3 horas, a un día completo, según las preferencias de los navegantes.

Con información de Télam