El boom del aire acondicionado llegó para quedarse, y es un aliado indispensable en los meses de verano cuando las temperaturas alcanzaron su punto máximo. La comodidad e incluso la seguridad al viajar en un automóvil se ven afectadas por la efectividad de este sistema, así que es crucial conocer algunos consejos para maximizar su rendimiento.
Al ingresar a un vehículo expuesto al sol o en un día especialmente caluroso, es común cometer el error de encender el aire acondicionado al máximo de inmediato. Sin embargo, este impulso puede causar un sobre esfuerzo en el sistema y aumentar el consumo de combustible. Una alternativa más eficiente es bajar las ventanas durante unos minutos para permitir que el aire caliente salga y se genere una corriente de aire exterior. Incluso mencionaron la "técnica japonesa" que consiste en abrir y cerrar la puerta del conductor mientras se baja la ventanilla del pasajero para acelerar el enfriamiento del interior.
Una vez realizada esta ventilación inicial, activar el modo de recirculación permitirá que el sistema de aire acondicionado funcione más rápido al no tener que enfriar aire nuevo. Sin embargo, el siguiente error común es establecer una temperatura demasiado baja de inmediato en un intento de enfriar el habitáculo rápidamente. Expertos recomiendan mantener la temperatura entre 21 y 23 grados, ajustándola según el número de pasajeros presentes. Incluso sugieren apagar el aire acondicionado cuando no es necesario para evitar sobrecargar el sistema.
Otro consejo poco conocido pero de sentido común se refiere a la posición de las salidas de aire. En lugar de apuntarlas hacia el centro o hacia los ocupantes, dirigirlas hacia arriba permitirá una distribución homogénea del aire frío en el interior. Finalmente, al terminar un viaje, es preferible apagar el aire acondicionado unos minutos antes de apagar el motor del automóvil. Esto no solo protege la vida útil de la batería, sino que también evita la acumulación de humedad en los conductos de ventilación, previniendo así problemas y gastos innecesarios.
Mantener los filtros del aire acondicionado limpios es fundamental para garantizar un flujo de aire adecuado y una refrigeración eficiente. Sustituir periódicamente el filtro de polen es clave para evitar obstrucciones que afecten el rendimiento del sistema. También se recomienda una revisión profesional del sistema de aire acondicionado cada dos o tres años para asegurar su correcto funcionamiento, incluyendo la limpieza de conductos y el compresor, lo que sin duda contribuirá a maximizar la vida útil del mismo.