La empresa de vehículos eléctricos fundada por Elon Musk, Tesla, siempre pregonó combatir el cambio climático y reducir la huella de carbono global, sin embargo, una serie de denuncias de exempleados está poniendo en duda el verdadero compromiso de la compañía con la sostenibilidad.
Los testimonios, recopilados en un reportaje realizado por The Wall Street Journal, apuntan a una gestión deficiente de los residuos tóxicos, la emisión de contaminantes peligrosos y una serie de prácticas que, según los denunciantes, buscan evadir las regulaciones ambientales. Esto, a pesar de que Tesla se presenta como un modelo de innovación ecológica en la industria automotriz.
Las acusaciones surgieron principalmente desde las plantas de Tesla en Austin, Texas, y Fremont, California, en Estados Unidos, dos de las instalaciones más cruciales para la producción de vehículos eléctricos de la marca.
Según los informes, la planta de Austin, que juega un papel clave en los ambiciosos planes de expansión de la empresa, es el epicentro de varios incidentes ambientales graves. Entre las denuncias se encuentran fallas en la gestión de residuos peligrosos, emisiones de gases tóxicos e incluso la manipulación de las condiciones internas para evadir inspecciones ambientales.
En este sentido, un exempleado de Tesla en Austin reveló que, en momentos de alta demanda de producción, la empresa no resolvió adecuadamente los problemas técnicos en sus hornos de fundición, lo que permitió la fuga de gases peligrosos durante varios meses.
Además, se mencionó que las temperaturas dentro de la planta llegaron a superar los 38°C, lo que agravó las condiciones de trabajo y pudo haber empeorado la liberación de contaminantes al ambiente.
Estas acusaciones no son aisladas. En la planta de Fremont, Tesla enfrenta múltiples advertencias por violaciones a las normativas de contaminación del aire, convirtiéndose en una de las instalaciones con más sanciones en California. Si bien las autoridades locales no tomaron medidas severas, la acumulación de denuncias sugiere que la empresa podría estar adoptando prácticas sistemáticas para minimizar los costos de cumplimiento ambiental.
¿Encubrimiento?
Lo más alarmante de las acusaciones es que, según algunos ex trabajadores, Tesla presionaba a sus empleados para ocultar los problemas medioambientales ante las autoridades.
Se les habría pedido modificar los registros de las emisiones de los hornos y evitar que las irregularidades fueran detectadas durante las inspecciones. Esta falta de transparencia en el manejo de los problemas podría tener consecuencias legales graves para la compañía y para Musk.
La imagen pública de Elon Musk, conocida por su liderazgo en la creación de Tesla y la promoción de un futuro más verde con los autos eléctricos, se ve seriamente cuestionada por estos informes. Mientras la empresa sigue con sus planes de producción de 20 millones de vehículos eléctricos hacia 2030, el compromiso con la sostenibilidad parece quedar en lo dicho.
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