28 de abril, 2020 | 21.16

Un joven fue detenido por el femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte

Se trata de un sospechoso de 23 años que fue imputado por delitos de abuso sexual con acceso carnal y homicidio calificado por violencia de género.

Setenta y dos horas después de que fuera encontrado el cadáver de la turista porteña Cecilia Basaldúa en cercanías del basural municipal de Capilla del Monte, durante la hora de la siesta de hoy fue detenido un sospechoso de 23 años de edad, quien fue imputado por los delitos de abuso sexual con acceso carnal y homicidio calificado por violencia de género, criminis causae.

Fuentes de la investigación confiaron a El Destape que el sospechoso, identificado como Lucas Bustos, confesó el asesinato de Cecilia Basaldúa. El acusado alquila caballos  a turistas y vive en una tapera cerca del basural donde el sábado fue encontrado el cadáver de la turista asesinada. Extraoficialmente se supo que en su teléfono había fotos de la joven con uno de sus caballos.

La fiscal Paula Kelm había confirmado el domingo, tras el hallazgo del cadáver, al costado del arroyo El Durazno, que se trató de una muerte violenta y El Destape anticipó que la víctima había sufrido un ataque sexual. “No tengo ningún detenido, estamos investigando, acaba de cambiar el escenario de una desaparición a un homicidio”, señaló la funcionaria judicial cuando este medio le consultó sobre las sospechas sobre Mario Gabriel Mainardi, el hombre que había dejado alojarse en el patio de su casa a Cecilia Basaldúa.

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Una mujer de la zona había declarado como testigo, dijo que había visto a la joven porteña con su mochila y que le había dado un vaso con agua. Esa testigo afirmó a los investigadores que Mainardi no estaba con Cecilia.

La joven turista desapareció el domingo 5 de abril pasado. Había llegado a Capilla del Monte, una localidad serrana ubicada al pie del cerro Uritorco y a 92 kilómetros al noroeste de esta Capital, a mediados de marzo pasado, poco antes de que se declarara la cuarentena preventiva y obligatoria por el Covid-19. Ni bien llegó se alojó en unas cabañitas a orillas del río Calabalumba, en la base del cerro. A los pocos días, Cecilia se mudó al pueblo e instaló su carpa en el patio de la casa de Mario Mainardi. El sábado 4 de abril fue la última vez que los Basaldúa tuvieron novedades de Cecilia, cuando se comunicó con sus padres y les contó que había conseguido alojarse con su carpa en esta casa.

La chica había llegado desde Buenos Aires y pensaba quedarse en las sierras cordobesas a escribir un libro, donde describiría un viaje por Latinoamérica que le llevó los últimos cinco años de su vida.

En diciembre pasado había regresado al país: sus papás la habían ido a buscar hasta Jujuy: “Regresar es como volver a abrir ese libro que hace mucho habías leído. El texto se ve diferente, aunque las letras sean las mismas, porque es uno quien cambió. El último jalón fue el más emotivo de todos: mis padres fueron hasta La Quiaca (Norte Argentino) a buscarme, en medio de abrazos y lágrimas. Quería explorar allá afuera y escapar de la monotonía. Pero entonces la diversidad, el cambio y los desafíos se volvieron parte de mi vida, y el mundo no sólo me mostró quién era él, sino quién soy yo. Y cuanto más lejos iba, más cerca de mí estaba. La vida intensa del ir más allá, fue en realidad un viajar hacia dentro”, posteó Cecilia en las redes sociales tras su regreso a Argentina.

Había pasado las fiestas de fin de año en la casa de sus padres, en el barrio porteño de Núñez. Allí fue que decidió viajar a Córdoba, y eligió el cerro Uritorco para inspirarse.

Pero el domingo 5 de abril, en plena cuarentena, Cecilia desapareció. El miércoles siguiente, Mario Mainardi, el hombre que le prestaba su patio y la dejaba utilizar la cocina y el baño de su casa, denunció la desaparición de la chica: el hombre les dijo a los policías cordobeses que la joven tuvo un brote psicótico y que se había ido al cerro. En la casa del hombre quedaron el teléfono, la computadora y el paño con pulseras que Cecilia vendía para vivir.

Durante la búsqueda, los baquianos encontraron la mochila de la mujer, en la zona de Los Tres Puentes, cerca del cerro Uritorco. Pero el cadáver apareció dos semanas después, a unos cinco kilómetros de distancia, cruzando la Ruta Nacional 38, a un kilómetro del basural y cerca del arroyo El Durazno. Los investigadores sospechan que la mochila de la mujer fue plantada donde la encontraron para desviar la búsqueda hacia el cerro y demorar el hallazgo del cuerpo.

El lunes, el padre de Cecilia, Daniel Basaldúa, le apuntó por el crimen a Mario Mainardi: “Mi hija fue asesinada. Es lo que pensábamos nosotros. Ella era un ángel y estos hijos de su madre la mataron. Hay un señor que debe que debe dar muchas explicaciones. Él la echó, no sé qué problema hubo, y después no se encontró más mi hija. Él me avisó a los tres días, hubo tres días que creo que es donde deben haber pasado todas estas cosas. Lo único que puedo decir es que ella a esta gente la conoció acá, no tenía un trato, fueron dos semanas. No hubo otro vínculo, yo conozco a mi hija, sé lo que era”.

Durante la búsqueda de Cecilia, el detenido por el asesinato, había posteado en las redes sociales su reclamo por la aparición de la turista porteña.

A principios de febrero de este año, también en Capilla del Monte desapareció Mariela Natali, una turista santafesina de 44 años de edad. Había desaparecido el 4 de febrero, cuando salió a hacer ejercicios. Vivía en la ciudad de San Lorenzo y había viajado a Capilla del Monte a visitar a sus tíos. Su cuerpo fue encontrado dos semanas después en un arroyo. No tenía signos de violencia y el fiscal Raúl Ramírez cerró el caso. En las próximas horas podría decidirse reabrir la investigación.