Una investigación de Nature confirmó que la raza no tiene incidencia en la personalidad del perro, al comparar el comportamiento y la ascendencia de más de 180 mil canes. El estudio arrojó que su carácter depende más bien del entorno.
Según el artículo, solo el 9 por ciento de las diferencias de personalidad entre los perros estaban relacionadas con su raza. En cuanto a los rasgos físicos, los investigadores notaron que el 80 por ciento se debe a su genética, pero no sucede lo mismo con el comportamiento.
Además, fue muy baja la conexión entre la raza y la probabilidad de que un perro muestre un comportamiento agresivo, lo que podría afectar directamente en el modo en que la sociedad se relaciona con las razas de perros consideradas "peligrosas".
"Cuando adoptas un perro en función de su raza, obtienes un perro que se ve de cierta manera", dice la coautora del estudio Elinor Karlsson, bióloga computacional de la Universidad de Massachusetts en Worcester. "Pero en lo que respecta al comportamiento, es como la suerte en un sorteo", aclaró.
El equipo de investigación propone en sus conclusiones reconocer la diversidad del animal para su descubrimiento genético y propone como novedad la consulta a un sitio web interactivo con los datos que arrojó el estudio. "Cada perro es un individuo", enfatizan.
En ese sentido, uno de los comportamientos que más predijo la genética fue la capacidad de responder a las indicaciones de los humanos. Sin embargo, esto variaba significativamente entre los distintos perros.
“No nos referimos tanto a la capacidad de adiestramiento en sí, como a la motivación para cumplir las órdenes. Los perros dóciles están motivados internamente, es decir, deseosos de complacer a la gente. Por el contrario, los que son más independientes pueden estar más motivados externamente (mediante golosinas o juguetes), necesitan que tú hagas que valga la pena para ellos. Ambos son rasgos que se pueden entrenar, pero los canes más autónomos pueden necesitar mayores refuerzos positivos”, explicó a SINC Kathleen Morrill, otra de las investigadoras que lideró el estudio.
Al mismo tiempo, los expertos resaltan que las razas no son más que un invento moderno, dado que los seres humanos intentaron moldear la apariencia de los perros desde que estos evolucionaron a partir de los lobos, hace más de 10 mil años. Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo estos esfuerzos se centraron en la capacidad de trabajo y no en la personalidad del perro.
Cómo fue el estudio
Los científicos utilizaron estudios de asociación del genoma completo para buscar variaciones genéticas comunes que pudieran predecir rasgos de comportamiento en 2.155 perros de raza pura y mixta. Después, combinaron estos datos con 18.385 encuestas a propietarios de mascotas del Arca de Darwin, una base de datos de código abierto sobre rasgos y comportamientos caninos declarados por los dueños.
Hasta ahora, la genética del comportamiento en los perros se había centrado en las razas modernas, subgrupos aislados con características físicas y, supuestamente, conductuales distintivas. En el estudio, los datos de comportamiento se analizaron en función de las razas declaradas por los propietarios y de las ascendencias raciales detectadas genéticamente.