Ante la falta de actualización del índice de precios que difunde INDEC, un informe privado mostró que el dato de inflación estaría, al menos, 10 puntos por arriba del que arrojó la medición oficial. “Mientras que el IPC aumentó 186,0% entre noviembre de 2023 y febrero de este año, el cálculo con el IPC reponderado arroja un 197,2%”, explicaron. En relación, la estimación realizada por el centro CIFRA -CTA calculó que con el "nuevo" índice de precios el poder adquisitivo salarial cayó 9% en un año (4 puntos más que siguiendo el indicador oficial). En perspectiva histórica, el salario quedó 23% por detrás de diciembre de 2017.
Tener en cuenta lo anterior no es menor de cara a un primer trimestre del 2025 atravesado por la intención del gobierno de Javier Milei de imponer un tope a los aumentos paritarios bajo amenaza implícita de no homologar los acuerdos, sumado a la sostenida destrucción de fuentes de trabajo y el impacto del atraso cambiario en la canasta básica (el ingreso mínimo cayó 33% en dólares, erosionando el poder adquisitivo de las familias argentinas). De hecho, según datos del Indicador Predictivo del Empleo (IPE) que elabora el centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) "el estancamiento de estos meses podría cambiar a valores negativos. Es decir, se empezarían a perder los pocos puestos de trabajo recuperados".
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Para los economistas de CIFRA, aproximarse a una estimación del IPC que considere los últimos datos disponibles sobre consumo de los hogares es clave “cuando han pasado más de dos décadas de realizada la Encuesta de Gastos de los Hogares (ENGHo) que hoy emplea el Indec, y el gasto ha modificado su composición” sobre todo porque de lo contrario se está “subestimando el aumento de algunos servicios que tienen un bajo peso relativo en el índice oficial -como los de las tarifas de servicios públicos, el transporte y las comunicaciones- y cuyo precio se incrementó sustantivamente por encima del promedio en los últimos meses”. Por ejemplo, mientras que el IPC-INDEC creció entre noviembre de 2023 y febrero de 2025 un 186%, el conjunto de precios vinculados a Vivienda, agua, electricidad y gas lo hizo en 327,7% y los precios de Transporte en 222,4%.
Cuánto perdieron las familias
Si bien en la segunda mitad del 2024 los salarios tuvieron una gradual mejora en su poder de compra a partir de la desaceleración de la inflación (en un marco de apreciación cambiaria y ajuste fiscal) lo cierto es que el balance después del primer año del gobierno libertario indica que no lograron recuperar todo lo perdido tras el fuerte golpe de la devaluación del inicio de gestión (pérdida en torno al 15%) por lo que cerraron el año con un deterioro del poder adquisitivo del 5% frente a noviembre 2023, según cifras oficiales.
Sin embargo, este impacto para nada menor en los ingresos de la población y que se suma a un magro derrotero sostenido, al menos, en los últimos ocho años, es aún peor si se contrasta los salarios registrados (INDEC) con un cálculo actualizado del Índice de Precios al Consumidor (IPC), indicador que mide mensualmente la variación en los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los hogares argentinos. Es decir, si se tienen en cuenta los cambios en el consumo de las familias en estos últimos veinte años, que hoy no están representados en la canasta de bienes y servicios que se toma oficialmente para medir la inflación.
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Al respecto, desde el centro CIFRA-CTA explicaron que la canasta de bienes y servicios que toma actualmente el organismo estadístico nacional fue realizada en 2004/05 por lo que “se estaría subestimando el aumento de algunos servicios que tienen un bajo peso relativo en el índice oficial -como los de las tarifas de servicios públicos, el transporte y las comunicaciones- y cuyo precio se incrementó sustantivamente por encima del promedio en los últimos meses”. Por ejemplo, mientras que el IPC creció entre noviembre de 2023 y febrero de 2025 un 186%, el conjunto de precios vinculados a Vivienda, agua, electricidad y gas lo hizo en 327,7% y los precios de Transporte en 222,4%.
Considerando lo anterior los economistas Mariana González, Nicolás Bonofiglio y Leandro Bona presentaron un “IPC reponderado” a partir de tomar las variaciones de precios de cada una de las 12 divisiones en las que se clasifica el IPC y ponderarlas según el peso que se les asigna en la última Encuesta de Gastos de los Hogares (ENGHo 2017/18) en lugar de la de 2004/05. Según explicaron, se trata de una aproximación ya que no se reemplaza totalmente la canasta de consumo sino que es una modificación del peso que se da a las distintas divisiones.
Los resultados son contundentes: mientras que el IPC- INDEC aumentó 186% entre noviembre de 2023 y febrero de este año, el cálculo con el “IPC reponderado” arroja una suba del 197,2%.
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Ahora bien, el interrogante inmediato tiene que ver con ¿cuál fue pérdida real de los ingresos de las familias? Según el informe, considerando el “nuevo” IPC, los salarios reales registrados se ubicaron, en promedio, en diciembre de 2024 casi 9% por debajo del nivel de noviembre de 2023 (4 puntos más que lo que indica la medición ofcicial). En perspectiva histórica, el valor es aún más reducido: como resultado de la fuerte caída salarial del final del gobierno de Mauricio Macri, este salario resulta 22,7% menor que en diciembre de 2017.
Asimismo, remarcaron las diferencias entre los sectores público y privado ya que “mientras que este último perdió 3% de su poder adquisitivo entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024, en el caso del sector público la reducción alcanza al 18,4%”. Si se considera la suma real de las remuneraciones de esos 13 meses, los trabajadores perdieron el equivalente a 1,3 salarios que escala a 1,6 si se hace el cálculo con el “IPC reponderado”. Dada la mayor caída de los salarios públicos, en ese caso la pérdida acumulada equivale a perder 2,6 salarios completos.
En este contexto los investigadores agregaron como punto no menor que frente al deterioro salarial de los hogares, las familias se vieron obligadas a recurrir a “endeudamiento, desahorro o directamente restricción de consumo”.
Otros ingresos en crisis
A la crisis en el poder de compra de los ingresos salariales se sumó también el deterioro en otras fuentes de ingresos para los trabajadores y sus familias.
Tal el caos de las jubilaciones y pensiones, sobre las que recayó gran parte del ajuste del gasto público. “En el mes en curso, el monto real que perciben quienes cobran el haber mínimo es 7,2% inferior al de noviembre de 2023 y más de 25% inferior respecto de diciembre de 2017”, señalaron desde CIFRA.
Por su lado, los programas sociales se enfrentan a las caídas más pronunciadas, dado que el ex Potenciar Trabajo se desvinculó del monto del salario mínimo y se dejó congelado desde inicios de 2024 en la suma de $ 78.000. Así, “perdió más del 65% de su poder adquisitivo” en igual periodo de tiempo. Finalmente, la falta de actualización del Programa Alimentar desde mediados del año pasado también implicó un deterioro importante en esta prestación, “entre 13% y 16% según el índice que se utilice para su cálculo”, agregaron. Sólo la Asignación Universal por Hijo tuvo una recomposición en esos meses.