Una buena salsa de tomate es el acompañante ideal para la pasta. Para lograr un sabor exquisito, es importante seleccionar los ingredientes cuidadosamente y prestar atención al proceso de preparación. Pero lo que pocas conocen saben es que existe un ingrediente que ayuda a equilibrar el pH de la preparación y sacarle la acidez.
La receta tradicional de la salsa de tomate incluye cebolla y ajíes trozados en cubitos, se agrega la parte líquida de la receta, se cocina a fuego lento y se añaden especias y condimentos. Para finalizar, se agrega sal y pimienta al gusto.
Sin embargo, en algunos casos, la salsa de tomate puede quedar con cierto grado de acidez, lo que le da un sabor agrio. Una práctica común es agregar azúcar o sal para neutralizar la acidez, pero esto solo camba el sabor y no reduce la acidez.
Es por eso que los expertos gastronómicos recomienda usar bicarbonato de sodio para contrarrestar la acidez. Es muy fácil de usar, solo hay que añadir una cucharadita de bicarbonato de sodio a la salsa de tomate.
Al mezclarlo, se disolverá y equilibrará el pH, devolviendo la salsa a su estado normal. Si aún se siente un sabor levemente ácido, se puede agregar un poco más de bicarbonato para combatir la acidez. El bicarbonato de sodio no solo desactivará la acidez, sino que también realzará el sabor de los condimentos.
Otro truco para combatir la acidez de la salsa es usando zanahorias. Se pelan, rallan o cortan en pequeñas ruedas y se agregan a la salsa. Hay que tener en cuenta que las zanahorias pueden tardar unos minutos más en ablandarse.
Otra opción es agregar leche o crema para alivianar el pH de la salsa. Esto también le dará un cuerpo especial, cambiando su color de rojo a rosa. En este caso, es importante reforzar la sal, la pimienta y los condimentos para evitar que el sabor sea insulso y olvidable.
Salsa de tomate casera: los pasos a seguir para que te quede deliciosa
La salsa de tomate es una de las preparaciones más populares en la Argentina y en cualquier parte del mundo. Por eso, vale la pena conocer todo acerca de una de las recetas de cocina más comunes en las mesas de muchas personas en la actualidad, desde hace bastante tiempo.
Aunque el tomate sea originario de América, la historia de su salsa nació en España y luego se extendió rápidamente hacia Italia, Francia y otros países a comienzos del siglo XVII. Se puede utilizar para acompañar o condimentar muchas comidas, como por ejemplo la pizza, las milanesas u otras carnes y las pastas.
Cómo hacer salsa de tomate
Los ingredientes
- 600 gramos de tomates tipo pera maduros.
- Media cebolla grande o una chica.
- 2 dientes de ajo.
- Sal.
- Pimienta negra.
- Orégano (o cualquier hierba aromática o mezcla de varias).
- Aceite de oliva virgen extra.
MÁS INFO
El paso a paso de la preparación (una hora)
- Lavar los tomates y hacer una cruz con un cuchillo en la parte superior de cada uno.
- Hervirlos en agua por un rato o al microondas, tapándolos con un papel film y calentando a la máxima potencia por unos 3 minutos (dependiendo del tipo de tomate y madurez), haciendo tandas de 1 minuto.
- Dejar templar los tomates y sacarles la piel, que a esa altura ya saldrá con facilidad.
- Picar una cebolla y dos dientes de ajo.
- Sofreír la cebolla y el ajo con el aceite de oliva virgen extra a fuego bajo, hasta que la cebolla esté pochada. Si así se desea, añadir alguna verdura.
- Cuando la cebolla esté transparente, añadir los tomates trozados.
- Salpimentar y agregar las hierbas aromáticas, frescas o secas.
- Rehogar a fuego bajo durante todo el proceso por unos 40 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se queme ni se pegue a la sartén.
- Pasar el sofrito a una batidora y triturar a la máxima potencia.
- Volver a poner la salsa en la sartén y cocinarla por unos 5 minutos más.
- En el caso de que la sal quede muy ácida, sumarle una pizca de azúcar opcionalmente. Se puede pasarla por un colador chino.
- Pasar la salsa final a algún recipiente adecuado y meterla en la heladera por al menos dos horas.