Hubo revuelo en la provincia sanjuanina por una “salida especial” de un femicida; no cualquiera, sino el autor del crimen más aberrante que tuvo la provincia. Miguel Ángel Palma Acosta mató a su esposa, y madre de sus dos hijos, de 166 puñaladas y se convirtió en el hecho más atroz, hace 10 años.
Lo hizo con la premeditación del caso, en compañía de su amante Rosa Videla y de la cuñada de Rosa, Noelia Corvalán. A Cristina la llevaron engañada, la masacraron y la dejaron tirada en un baldío de Pocito, el 7 de julio de 2012. Su crimen fue difícil de resolver en principio hasta que, finalmente, hallaron pruebas para incriminar a los tres involucrados.
La Justicia, en aquel momento, fue dura con ellos y les aplicó la máxima pena: reclusión perpetua y el impedimento de salida. Esta medida judicial fue puesta en dudas este jueves en San Juan, luego de que un llamado al celular del papá de Cristina confirmara lo que tanto sospechaban: Miguel Palma había tenido acceso a una visita especial en casa de sus padres, en su domicilio de Villa Krause. La razón que la Justicia tuvo para aceptar el pedido de Palma, que era reiterativo cada mes, fue a partir de una recomendación explícita del Área Social del Organismo Técnico Criminológico.
En el escrito presentado ante la jueza Lidia Reverendo, figura que Miguel Palma manifiesta su necesidad de concurrir al domicilio porque varios miembros de su familia padecen diferentes problemas de salud. “Anormalidades de la marcha y movilidad artritis seropositiva, con dolores físicos constantes y fibromialgia y glaucoma”, son algunas de las patologías que presenta la madre de Miguel Palma.
Por lo cual, una de las profesionales del Servicio Penitenciario se acercó previamente al domicilio para constatar esta situación. Las hermanas de Palma de 36 y 23 años fueron diagnosticadas, la primera con el Síndrome de Turner, mientras que la más joven presenta trastorno depresivo recurrente y artritis reumatoide juvenil.
Sobre esto, el mismo Miguel Palma elevó una carta de puño y letra a la jueza de Ejecución Penal, para solicitarle que le permitiera una vez por mes visitar a sus familiares. "Mi papá tiene 4 vértebras de la columna presionadas", argumenta el femicida en su escrito.
Finalmente, el 2 de mayo la Justicia de Ejecución Penal resolvió brindarle la posibilidad de permiso especial a Miguel Palma. Este no se efectúa cómo las salidas transitorias frecuentemente sino más bien se puede otorgar cada tanto.
“Estás salidas excepcionales se pueden realizar cada tanto. distinto a las salidas transitorias que las tienen dos veces por semana todos los meses. Lo que le dieron a Miguel Palma es una salida extraordinaria para que tenga un vínculo familiar porque así lo aseguran los pactos internacionales", explicó el defensor oficial, Carlos Reiloba, quien defiende a Rosa Videla, la mujer acusada también por el crimen. Asimismo, el abogado expresó que este recurso se puede otorgar en el caso de que un familiar está atravesando sus últimos momentos.
Al respecto de esta situación, la familia de Cristina Olivares, los allegados y los padres que componen el grupo de víctimas del dolor por femicidio, se expresaron en repudio contra la justicia sanjuanina por la medida judicial impuesta este jueves. “Es mentira que los padres están enfermos. Nosotros lo vemos al padre de Palma ir hacia la finca, siempre”, reveló Sandra, la mamá de Cristina, quien se ha hecho cargo de sus dos hijos desde la muerte de su hija. “Estamos furiosos, esto es muy injusto”, lamentó.
El femicidio más atroz
El crimen de Cristina Olivares fue realmente atroz. Considerado uno de los homicidios con más saña de la historia de San Juan, Cristina Olivares vivió momentos horrorosos con una lenta agonía que duró más de 30 minutos.
Su rostro recibió más de 25 puñaladas y el resto fueron repartidas por el cuerpo; el cual dejaron abandonado los asesinos en Calle 7 entre Vidart y Lemos en Pocito. Fue al día siguiente de su muerte, el domingo 8 de julio de 2012, cuando la hallaron sin vida, semidesnuda y desangrada.
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Cuando los investigadores analizaron el cuerpo de Cristina descubrieron algo aberrante: tenía 166 puñaladas según lo determinó el forense en la autopsia judicial. Lo que llamó la atención fue que no había tanta sangre en el lugar como para presumir que esa fue la escena del crimen. Es por eso que se cree desde aquel entonces que a Cristina Olivares la mataron en otro lugar, para luego arrojar sus restos a la vera del camino.
Los imputados por el hecho fueron Rosa Videla, quién era la enemiga número uno de Cristina desde hacía muchos años porque estaba enamorada de su marido Miguel, y su prima Noelia Corvalán, quien la ayudó a matarla, ya que entraron ADN suyo en el arma homicida. A quién luego le imputaron el femicidio de Cristina fue a Miguel Palma, marido de la víctima, con quién tenía dos hijos menores.
Costó mucho ubicarlo en un primer momento en la escena del crimen, pero siempre se sospechó que él instigó el asesinato frío y calculado de la joven. El 6 de diciembre de 2014 los tres imputados por el hecho recibieron la máxima pena: Reclusión Perpetua por Homicidio Triplemente Agravado, con la promesa de la justicia de que no saldrían nunca más.